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Empezar la universidad en segundo

Los alumnos que iniciaron una carrera en 2020 arrancan una etapa con la normalidad como elemento extraordinario

La estudiante universitaria Cristina Mora

La universidad no es una película de «American Pie». La experiencia no deja de ser excelente, pero nada se asemeja al cine de Hollywood. Aunque no todo debe ser una fiesta de «Project X» para merecer mucho la pena, y el paso por las aulas, ya siendo adultos, trae consigo unas vivencias muy potentes y reales, que, aunque poco tienen que ver con las «canalladas» de ese amigo que magnifica con añoro su paso por la facultad y lo amplifica conforme se va alejando del día que recogió el diploma, merecen muchísimo la pena: profundizar en el conocimiento que más entusiasma, conocer y conversar con referentes, hacer piña con gente con los mismos intereses o olvidarse de parte de todo esto en una cena de clase.

Quienes el año pasado acabaron el instituto para empezar la universidad se chocaron con un primer curso muy distinto a lo común. La pandemia convirtió la presencialidad en algo muy poco frecuente, con trabas en la comunicación, en la cercanía, en el desarrollo del estudiante y en la posibilidad de conocer a los compañeros.

Lo cuentan Cristina, Gabriel, Raquel y Ángel. Los cuatro son alumnos alicantinos de distintas universidades que se vieron envueltos en las anomalías de arrancar esta etapa de sus vidas tras la llegada del covid. Ahora ya están en segundo curso y las cosas empiezan a ser distintas.

Gabriel Gómez, estudiante de Medicina en la Universidad de Murcia, arrancó primero con la posibilidad de ir una semana presencial de cada dos, aunque con muchas restricciones. Entre ellas, las prácticas. «Al principio fueron todas online» a excepción de dos o tres, cuenta. «Que un estudiante de medicina no tuviera prácticas presenciales fue lo que más quejas trajo. Ver los músculos, las disecciones en fotos...», añade Gómez. Gabriel explica que, tras un pequeño alivio en la situación pandémica, en el segundo cuatrimestre subió el número de prácticas presenciales. «La primera vez que cogí una pipeta fue en junio, en la clase de fisiología», señala el estudiante. «Se lo dije al profesor y se quedó flipando, no entendía nada», explica el futuro médico, que por aquel entonces ya había superado los experimentos -online- de la asignatura de bioquímica.

«Todas las semanas pisábamos la universidad, pero como mucho para tres horas de clase y alguna práctica», relata Raquel Navas, estudiante de segundo de Odontología en la Universidad Católica San Antonio de Murcia (UCAM). «El campus estaba muy vacío, y vida allí poca, con la gente de tu grupo y poco más. A lo mejor si eras de estudiar en la biblioteca te relacionabas algo más, pero ya está», sostiene.

Navas recuerda su arranque universitario y hace referencia a no haber tenido ni una sola cena de clase «ni nada para conocernos entre todos». «De hecho, a día de hoy no conozco a toda la gente de mi clase y eso que somos 60», relata.

«Siendo sincero, la universidad de momento no está siendo como esperaba», se sincera Ángel Marín, que cursa Magisterio de Primaria en la Universidad de Alicante. «El año pasado la mayor parte de la formación fue a distancia, solo íbamos a clase una semana de cada tres», cuenta Marín. «Fuera de clase únicamente nos hemos juntado en pequeños grupos», afirma, «pero nunca todos».

«No ha sido como me lo imaginaba», dice también Cristina Mora, estudiante de Periodismo en la Universidad Miguel Hernández. «El covid ha hecho que todo sea muy raro y distinto, tanto a la hora de dar las asignaturas y aprender, como para relacionarte y pasarlo bien con los compañeros», apunta.

Todos estos alumnos ya están en su segundo año, y, aunque lo extraordinario es lo que marcan las agendas informativas, en esta ocasión la noticia es la vuelta a la normalidad. Las aulas recuperan su esencia en este 2021, la que se palpa, la que es cercana y la que pone nervioso cuando uno escucha su nombre junto a una pregunta para la que no tiene respuesta y tiene al profesor al lado. «Espero que este año todo sea más parecido a lo que era antes y que podamos vivir lo que es la experiencia de la universidad en su totalidad», señala Mora, que está «segura» de que «será un curso mucho mejor que el pasado». No hay duda de que esta generación, al menos en Alicante, lo va a tener mucho más complicado para magnificar «canalladas». Acercar las batallitas a «American Pie» estará solo a la altura de los más creativos.

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