«En la Comunitat Valenciana los volcanes están extintos, más que muertos». Así de rotundo se muestra Francisco García, catedrático de Geofísica y Prospecciones de la Universitat Politècnica de València. El territorio valenciano cuenta con tres puntos volcánicos en Picassent, Cofrentes y en las Illes Columbretes. «Todos ellos presentan un estado fósil», incide, para recordar que la geodinámica de La Palma y las islas Canarias «no tiene nada que ver» con el territorio valenciano.

«Aquí los tres volcanes están extintos» | FOTOS DE FERRAN MONTENEGRO

La primera erupción conocida en la Comunitat Valenciana tuvo lugar en un paraje próximo a Picassent, imperceptible al ojo humano incluso desde el aire. Desde hace unas décadas el enclave se reconvirtió en una nivelada y pulcra finca de cítricos. Es en el Valle de Cofrentes y en las islas Columbretes donde más visibles son los restos del vulcanismo valenciano, con «edades» que oscilan entre 8 millones y los 300.000 años que algunos estudios atribuyen al volcán de la Illa Grossa. Todos ellos se consideran extinguidos por los expertos.

Un volcán solo se considera activo si en los últimos 10.000 años registró alguna erupción. El Cerro de Agrás, de 500 metros de altitud, más conocido como El Volcán de Cofrentes, fue explotado en la década de los años ochenta por la cementera Asland, que provocó con sus extracciones la práctica desaparición del cono volcánico mientras unos pocos investigadores reclamaban sin éxito la protección del paraje.

Por la central nuclear

En 1975 se investigó la zona a fondo para validar el emplazamiento de la central nuclear de Cofrentes. Había que descartar una erupción que pusiera en peligro la instalación. Las muestras de Cofrentes fueron enviadas a la Universidad de Coimbra y a Kruger Enterprises, en Estados Unidos. Las «edades» obtenidas en los dos laboratorios, con muestras diferentes, es también distinta y oscilan entre un millón de años y 2,6 millones.

De Picassent no hubo datos hasta una edad reciente, aunque ahora puede afirmarse con cierta certeza que la última gran erupción del volcán fue en el Tortoniense medio, año arriba o abajo, hace 8 millones de años. De ahí que apenes queda el menor rastro de lo que debió de ser en su día un cono volcánico perfectamente delimitado.

En el Golfo de València «son frecuentes» las referencias a la existencia de rocas volcánicas que, sin embargo, solo afloran en Columbretes, en cuya Illa Grossa todavía se ve la figura del cráter. Según los investigadores, serían «los más jóvenes» entre los volcanes valencianos, aunque con una edad, también «venerable» de entre 300.000 y un millón de años.

Una vez abierto el cráter, como ha ocurrido en La Palma, los expertos destacan la importancia de poder determinar la cantidad de dióxido de azufre (SO2) en la columna de gases emitida desde el cráter. La medición se hace a partir de un sitio lejano al volcán con instrumentos como el Cospec (Correlation Spectrometrer) y que permitió anticipar la erupción del Eyjafjälla, en Islandia, cuyas cenizas paralizaron la navegación aérea europea en 2010.

El Cospec, con imitadores posteriores, fue diseñado en la década de los años setenta por el científico Millán Millán, ahora director emérito del Centro de Estudios Ambientales del Mediterráneo. Ayer apuntaba a Levante-EMV que desde el primer momento ofreció al observatorio volcánico de Tenerife los cinco dispositivos de que dispone el CEAM para facilitar las mediciones en la zona afectada. «Hay un centenar repartidos por observatorios fijos en todo el mundo», recordaba.

las huellas en cofrentes. Restos del cráter en el Cerro de Agràs, de 500 metros de altitud 1 Paraje donde en 1975 se realizaron prospecciones para el futuro emplazamiento de la central nuclear, cuyas torren se aprecian al fondo

2 Señalización del volcán F