Ya es 22 de septiembre. Es decir, queda inaugurado de manera oficial el otoño. Aunque para muchos —incluidos muchos especialistas— cierran el verano con el final de agosto, lo cierto es que este se extendió hasta ayer.

Eso sí, los otoños valencianos poco tienen que ver últimamente con la clásica imagen de hojas cayendo grácilmente de los árboles y temperaturas suaves en transición hacia el invierno. «Es cierto que en el otoño, con lo que estamos viendo estos días con lluvias intensas, los cambios de tiempo son cada vez más bruscos», declara a este periódico el miembro del Laboratorio de Climatología de la Universidad de Alicante, Samuel Biener. Según dice, se trata de una época «muy variable».

En los últimos días, hemos pasado de temperaturas que rozaron los 30 grados con cielos despejados a jornadas muy lluviosas a causa de varias DANA, un término que poco a poco sustituye al tradicional «gota fría». Esas Depresiones Aisladas en Niveles Altos son el resultado del choque de masas de aire frío en altura con aire caliente de la superficie. Cada vez estos fenómenos tienen más «ingredientes» para tornarse explosivos.

La gota fría, si bien es más fuerte en invierno, tiene ahora el potencial, junto a las borrascas, frentes fríos y temporales, de convertir a este otoño en uno más lluvioso de lo habitual en una comunidad como la valenciana. Así lo dice el meteorólogo Francisco Martín, desde Meteored. Desde esa entidad apuntan a que son las provincias de Valencia y Alicante las aspirantes a que la tercera estación de 2021 esté pasada por agua en sus territorios.

Un tipo evolucionado de DANA

«La zona del Mediterráneo español siempre ha tenido entre sus características las lluvias intensas en otoño, es parte de nuestro clima. Pero lo que ocurre es que, con ingredientes dopados por el calentamiento global, hace que las lluvias sean más torrenciales», asevera Martín.

«Llamamos DANA de última generación al sistema que utiliza una especie de supergasolinas para generar tormentas. También vale esto para las borrascas», asegura Martín. Una DANA, con los ingredientes adecuados —más humedad, aire más cálido e incluso masas de aire subtropicales que antes no eran capaces de atraer hacia sí—, puede ser «la cerilla» que da comienzo a fuertes tormentas. Estas DANA que han evolucionado desde la gota fría más tradicional son «primas hermanas pequeñas» de los huracanes. En un mundo cada vez más cálido, el aire es capaz de retener más humedad», comenta Martín. Y es que por cada 0,5 grados que se eleva la temperatura, la humedad crece un 10 %. El cambio climático deja en este aspecto un efecto palpable.

Respecto a las temperaturas, Samuel Biener considera que el calor se alarga más en los últimos años, «con noches tropicales hasta la segunda semana de septiembre». Eso es consecuencia también del aumento de la temperatura del mar. Biener incide en que, más que una tendencia más fría o más caluroso, lo que predominará este otoño serán «ondulaciones» como las de esta semana.