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Un valenciano en La Palma: "Vivir a dos kilómetros del volcán no me deja dormir, es insoportable"

Las personas que han tenido que abandonar sus viviendas viven en una «situación tercermundista»

Vista de la erupción volcánica desde el chalé en el que vive el algemesinense Aurelio Ferrís en el municipio de El Paso, en La Palma. levante-emv

Aurelio Ferris es un vecino de Algemesí (la Ribera Alta) que vive desde hace veinte años en La Palma. Desde el domingo no consigue dormir. Reside a tan solo dos kilómetros del primer cráter que ha convertido aquellas tierras llenas de plataneros y arena volcánica en una zona catastrófica por los terribles estragos que provoca la erupción del volcán situado en la cordillera Cumbre Vieja, que no ha dejado de escupir lava y humo.

El vecino de Algemesí vive en la zona de El Paso. Desde allí ha relatado a Levante EMV cómo es vivir en estas horribles circunstancias: «Desde que empezó la erupción el domingo apenas consigo conciliar el sueño. Siempre estás sintiendo como la tierra se mueve, es realmente insoportable. La sensación que se experimenta es como si estuviera granizando todo el día. Cada vez hay más lava, más humo y más temblores», declara el valenciano, cansado por la situación.

Aurelio vive en un chalé muy cercano al punto donde se inició la erupción, pero de momento ha tenido mejor fortuna que otros de sus vecinos, puesto que tanto la lava como las ráfagas principales de humo se han dirigido hacia la otra parte de la isla. Aun así, la intranquilidad no cesa. «Estamos continuamente pendientes de si nos evacuarán o no. Tenemos la casa llena de arena negra procedente del volcán y el ambiente por momentos es irrespirable», comenta el de Algemesí.

El valenciano ve trágica la situación que se está viviendo en la isla. Cada día la lava arrasa con decenas de viviendas y de parcelas de cultivo, arruinando las cosechas y expulsando a los vecinos de sus casas, que se ven obligados a abandonarlas con apenas tiempo para llenar un par de maletas y coger los objetos personales más valioso. «Mi pareja y yo tenemos las maletas hechas por si en cualquier momento vienen las autoridades y nos piden que desalojemos el lugar», señala Aurelio.

Por el momento, tal como confirmaba en la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros la portavoz del Gobierno, Isabel Rodríguez, la lava ya ha arrasado con al menos 183 viviendas, y el número seguirá creciendo hasta que la lengua de fuego llegue al mar.

Más de 5.500 desalojados

Ahora, el problema no solo está en garantizar la seguridad de los habitantes que se puedan ver afectados por el camino de lava, si no también en dar cobijo a las más de 5.500 personas que se han visto obligadas a evacuar la zona por motivos de seguridad. El Ejecutivo canario ha ofrecido el cuartel militar de El Fuerte para refugiar aquellas personas que lo necesiten así como las instalaciones de un centro deportivo.

«Están en una situación tercermundista». Así resumía Aurelio lo que estaban viendo sus ojos al acercarse a las mediaciones de estos lugares provisionales de residencia de los desalojados. «Espero que pongan a disposición suya hoteles o sitios mejores, no pueden vivir así», afirma Aurelio entristecido por la situación.

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