Ayer fue el día de los Santos Arcángeles Miguel, Rafael y Gabriel, y el tiempo transcurrió acorde a lo que dicta la tradición: soleado en gran parte de la Comunidad Valenciana y con temperaturas por encima del promedio, especialmente en las comarcas del interior. Esto ligó de maravilla con el saber popular, que atribuye un periodo de bonanza meteorológica a la celebración del día de San Miguel. Entre los bártulos que lleva su imagen, la balanza en una mano y la espada en la otra, se cuela la representación del diablo en una pira que podría ser perfectamente la causante de este calor pseudoestival -a nivel figurado, claro-. Las razones del ambiente templado van más allá del santoral y tienen una relación de azar con el calendario, aunque bien es cierto que en los últimos años encaja con la precisión de un reloj suizo. No hay razones científicas para establecer una relación entre el día de ayer y el mencionado repunte de temperaturas, pero algo debe haber en la casuística cuando nuestros ancestros empezaron a hilar refranes como “el verano de San Miguel faltará muy rara vez”, aunque bueno, también dejan margen a la incertidumbre. Estamos en unas fechas en las que el chorro polar, ese río atmosférico que separa el aire templado de las latitudes medias del frío de las altas, empieza a contonearse, disponiendo una sucesión de períodos frescos y húmedos con otros de carácter casi estival. Ese vaivén en ocasiones encaja a la perfección con la onomástica, primero hace calor por San Miguel y después San Francisco lo sacude hacia el día 4 de octubre, con un movimiento de cordón -el que fija su túnica a la cintura- digno de elogiar. Quedándonos en el plano de la cultura popular, el veranillo de estos días, también conocido como “del membrillo” por la recolecta de este fruto, pronto debería dar un vuelco para abrir paso a un tiempo más desapacible. Y eso es justo lo que va a ocurrir. Según nuestro modelo de referencia en Meteored (tiempo.com), entre el domingo y el lunes un frente frío barrerá gran parte de la península de oeste a este, trayendo lluvias a muchas regiones e incluso quizás nieve a la cordillera pirenaica. Va a ser un “cordonazo de San Francisco” de manual. Después parece que las temperaturas volverán a recuperarse unos días, quién sabe si hasta Santa Teresa (15 de octubre) cuando dicen que “las nubes traen agua a las presas”. Si es que, tantos satélites para qué.