En mi última columna ya advertí que iba a hablar de volcanes y lo voy a cumplir, más o menos. No soy geólogo, soy geógrafo y mi conocimiento sobre ellos como sobre los terremotos es más genérico. No obstante, el tema de los riesgos naturales y el del tratamiento que reciben en los medios me fascina, para bien y para mal. Llevo años poniendo a mis alumnos del máster de Planificación y Gestión de Riesgos Naturales, en la asignatura Riesgos Naturales y Mass Media, un magnífico reportaje del programa de TVE “El Escarabajo verde” titulado “Cuando la ciencia amenaza" . En ese reportaje del año 2012 el vulcanólogo español Juan Carlos Carracedo desmonta punto por punto la teoría catastrofista de un colega británico, aparecida en un programa de la BBC. En esa teoría Bill Mcguire, que se hace llamar Disaster Man, defiende que una erupción precisamente en Cumbre Vieja puede provocar un hundimiento de una buena parte de la isla dando lugar a su vez a un enorme tsunami que arrase buena parte de la costa este de América, con especial incidencia, y no es casual, en Estados Unidos. Con lo sucedido en los últimos días algunos han resucitado esta teoría y recomiendo ver ese programa para tener las ideas más claras. En este contexto los medios han hecho un despliegue sin precedentes, aunque la erupción, relativamente anunciada, les pilló por sorpresa y las primeras imágenes fueron escasas. El carroñerismo ha sido total y ha sido pábulo para soltar todo tipo de noticias sin fundamento con la base muy científica de “según nos cuenta un vecino”. Para algunos era necesario poner en jaque a las fuerzas de seguridad quemándose o intoxicándose para demostrar que se habían acercado más que nadie. Algunos medios han aprovechado incluso parta hacer una previsión de terremotos de grado 6 en la mitad sur de la Comunidad Valenciana, confundiendo una previsión territorial (estamos en esa zona en una zona sísmica relativamente activa y eso puede pasar, pero no sabemos cuándo) con una previsión en tiempo real como las meteorológicas.