No hay más adictos al juego que antes de la pandemia, pero sí «más personas que antes coqueteando con el juego sin que verdaderamente haya una percepción del riesgo real».

Así lo cree el director técnico de la Federación Española de Jugadores de Azar Rehabilitados (Fejar), Juan José Lamas, en la IV Convención Nacional de la Confederación de Alcohólicos, Adictos en Rehabilitación y Familiares de España, CAARFE, que se reúne este fin de semana en San Juan, en la provincia de Alicante.

Lamas advierte de que «el peligro es la normalización de las casas de apuestas como espacio de ocio, sobre todo entre los más jóvenes, que las usan como lugar de reunión», y considera evidente que «hay una carencia de alternativas de ocio».

En su charla, Lamas ponía de relieve que el perfil actual de persona con adicción al juego ha cambiado mucho respecto a hace quince años: «Antes nos encontrábamos a un hombre adicto a las máquinas tragaperras y de una edad media de unos 45 años. Ahora encontramos también a un hombre, pero adicto a las apuestas deportivas online, muchos de ellos universitarios, y de una edad media de unos 30 años».

En este sentido, desvela que un 33% de las personas con adicción son mujeres. «Sin embargo —añade—, el doble estigma social que sufren por no cumplir con los mandatos de género establecidos socialmente, hace que solo un 10% de ellas llegue realmente a tratamiento».

El presidente de Caarfe, Ángel Jiménez hacía hincapié en la prevención, para combatir la adicción al juego. «La nueva regulación es necesaria y buena pero son primeros pasos, para evitar problemas en un futuro, la prevención es fundamental», incide. María Ángeles Gómez, representantes de las familias de afectados, recordaba que también sufren este proceso, tanto en la adicción como en la posterior rehabilitación.