«Me encuentro perfectamente. Yo lo que quiero es volver a trabajar ahora que hay menos covid. Pero no me dejan». Es la queja de María, nombre ficticio para preservar su identidad, una celadora del departamento de salud de La Fe que lleva diez meses de baja «obligada» y no tiene fecha aún para volver a su puesto de trabajo pese a que se encuentra «perfectamente».

El motivo es que es una de las profesionales consideradas por Riesgos Laborales como «vulnerables» a la infección por coronavirus al presentar un problema médico de base y que la Conselleria de Sanidad decidió enviar a casa cuando la «gran ola» de enero estaba gestándose. La Administración se cubría así las espaldas para evitarles estar expuestos al virus trabajando en primera línea ya que el contagio, en su caso, hubiera podido ser mortal.

La decisión, en su momento, «tenía sentido aunque yo no estuve de acuerdo», asegura María pero ahora, diez meses más tarde, tanto ella como cerca de cien compañeros más que tuvieron que dejar su puesto de trabajo en La Fe por ser considerados personal «vulnerable» no tienen fecha para el reingreso pese a que lo están demandando activamente.

La situación de la pandemia, además, ha variado radicalmente y, al menos en la capital valenciana ya se está en un nivel de incidencia considerado de «nueva normalidad», además de que el 88,9 % de la población susceptible de ser vacunada ya está inmunizada.

María ya se ha puesto en contacto con sus superiores y con Riesgos Laborales en varias ocasiones pero, por ahora, se niegan a darle el alta «y mientras yo me subo por las paredes porque estoy perfectamente. Cuando se tienen ganas de trabajar y se está bien, se pasa mal estando en casa», añade.

«Trabajé todo 2020»

Por la misma situación está pasando Julio (nombre también ficticio) otro celador con un problema médico de base que no le impedía desempeñar su trabajo, incluso durante la primera ola de marzo de 2020. Llegado enero de 2021, sin embargo, esta patología que nunca le ha dado problemas le hizo candidato, como María, a ser mandado a casa «por su propia seguridad». «En la primera ola y en todas las que hubo durante 2020 yo estuve en el trabajo dando el callo como el que más y entrando en UCI y en el resto de servicios ‘sucios’ poniéndome el equipo EPI pero llegó enero y me mandaron a casa», relata Julio.

Sus jefes directos lo mandaron a Riesgos Laborales, que le dieron la baja por ser personal vulnerable y así sigue 10 meses después, vacunado y pidiendo con llamadas y correos electrónicos poder volver a trabajar. «Desde marzo, tras vacunarme, estoy intentando volver pero nadie me contesta. La baja me la renuevan automáticamente pero yo lo que quiero es trabajar», insiste a este diario desde su casa, en la que mata el tiempo como puede. «Cuando se está malo, está bien estar en casa, pero cuando uno se encuentra bien...», se queja.

Desde el sindicato USO consideran que en el área de salud de La Fe puede haber un centenar de trabajadores en esta situación, «Con la incidencia alta y todo el hospital lleno de covid, tenía sentido pero ahora se les debería de reubicar», pide Francisco López, delegado sindical en La Fe. Uno de los tapones para la vuelta de estos trabajadores parece estar, según apunta López, en esta redistribución de áreas. «Se les tiene que asignas áreas seguras no covid», apunta. Al mismo tiempo, la responsabilidad de revisar su situación pasa por Riesgos Laborales, «pero no se está haciendo todavía».