En un artículo de una revista científica se afirma que la percepción del calor varía según las expectativas de la población y las previsiones meteorológicas. Así si la previsión meteorológica era de ola de calor y ésta no se producía, dado que la población pensaba que haría mucho calor se vestía con una cantidad de ropa inferior a la que llevaría con la misma temperatura si no se hubiera producido esta previsión meteorológica errónea. Esto nos remite al artículo “La percepción del clima en las ciudades” publicado en 1990 en la Revista de Climatología de la Universidad de Barcelona, ​​por el climatólogo y profesor de Geografía, Javier Martín Vide. En este artículo se concluye que la percepción que tiene la gente del clima no corresponde exactamente con los datos climáticos reales, sino con su percepción subjetiva y sus expectativas. Así, Martín Vide realizó diferentes encuestas a sus alumnos, familiares y amigos de éstos, que es una muestra pequeña de la población de Barcelona, ​​pero bastante representativa. En estas encuestas preguntaba a la población cuál era el día de la semana en que llovía con más frecuencia. La mayoría de las personas (60% de la muestra) que respondían a la encuesta decían que cuando llovía más era durante el fin de semana, en concreto el sábado, y en segundo lugar el domingo, cuando en realidad el análisis estadístico de los datos climáticos de Barcelona demuestran que su distribución es equitativa, llueve con una frecuencia similar los distintos días de la semana. Sólo el 7,9% de las personas encuestadas decían que llovía lo mismo en todos los días. La explicación de esta anomalía de la percepción climática es que la población realiza más actividades al aire libre durante el fin de semana, cuando desean que haga buen tiempo, para poder realizarlas, mientras que en los días laborables no hay estas expectativas, puesto que la gente trabaja o estudia en lugares cerrados y no tienen la misma sensibilización del tiempo en estos días en comparación con el fin de semana.