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Investigación

Denuncian ocho casos de malos tratos en cárceles y comisarías valencianas

Tras su visita a España, el organismo europeo denuncia los malos tratos policiales "para obligar a proporcionar información o confesar", o las deficiencias en los sistemas de vigilancia de las prisiones

Imagen de la cárcel de Picassent

"Un ciudadano extranjero con escaso nivel de español alegó que el 11 de junio de 2020 fue detenido por agentes de policía de paisano y que, una vez puesto en el suelo, le apuntaron con una pistola en la cabeza y recibió varios golpes de porra en el cuerpo. Afirmó que le pusieron en fila con otros ocho sospechosos y le hicieron arrodillarse frente a una pared [...] Tras un periodo de seis horas de estar arrodillados mientras estaba esposado, todos los sospechosos fueron trasladados a la comisaría de Zapadores de la Policía Nacional de València". Este es uno de los 8 casos de malos tratos en cárceles y comisarías valencianas que denuncia el Comité Europeo para la Prevención de la Tortura (CPT) del Consejo de Europa en su último informe.

La respuesta de Jefatura Superior de Policía en este caso fue que "en el momento de su ingreso en los calabozos el detenido no presentaba ningún menoscabo físico", pero que fue trasladado a los servicios sanitarios "al haberse autolesionado en el interior de su celda". Según el CPT -un organismo europeo de la UE y que reúne a 47 países, de los 8 casos denunciados, 6 se produjeron en centros policiales y 2 en la cárcel de Castellón II (Albocàsser). Este diario ha intentando ponerse en contacto con Policía Nacional pero ha rechazado hacer declaraciones.

El informe está realizado a raíz de una serie de visitas de los miembros el CPT a centros penitenciarios y comisarías españolas durante el año 2020. De él se extraen varias conclusiones como que en las comisarías "los malos tratos se infligían supuestamente como medio para obligar a los sospechosos a proporcionar información o a confesar determinados delitos o para castigarlos por el supuesto delito cometido". En el caso de las prisiones, el CPT celebra la reducción de la tasa global de la población reclusa, aunque apunta que "en todas las prisiones visitadas los presos se refirieron a una serie de funcionarios que buscaban provocar conflictos o que utilizaban cualquier pretexto para demostrar su poder sobre los reclusos". Algunos datos que lanza el informe son alarmantes como que, en Castellón II, "un tercio de los más de 75 presos entrevistados por la delegación del Comité alegaron haber sido maltratados, principalmente con bofetadas, pero también con patadas, puñetazos y golpes de porra".

Malos tratos en comisaría

El informe recoge 6 casos de malos tratos en centros policiales y comienza recalcando hechos como que "la delegación de CPT encontró varios objetos como palos y bates de béisbol tirados en zonas de detención o en las oficinas de las comisarías de Policía Nacional de Leganitos y Moratalaz en Madrid o de Castellón de la Plana". Destaca que la ventilación era ineficiente en la mayoría de centros visitados, en concreto en el complejo policial de Zapadores (València). En las celdas para menores, señala que "carecían de acceso a luz natural, tenían poca ventilación y no tenían timbre de llamada".

En Castellón II, "un tercio de los más de 75 presos entrevistados por la delegación del Comité alegaron haber sido maltratados, principalmente con bofetadas, pero también con patadas, puñetazos y golpes de porra"

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Entre los casos denunciados destaca el de una persona detenida en un parque de València el 26 de agosto de 2020. "Mientras estaba de pie con las manos en alto, un agente se le acercó por detrás y le golpeó con una porra en el lado derecho de la caja torácica, lo que le hijo caer al suelo. Posteriormente, fue esposado y trasladado a la comisaría de Zapadores. Al día siguiente, a las 16, quejándose de dolor, fue llevado al hospital donde una radiografía reveló una fractura de las costillas nº 6 y 9. En el informe médico no se indicaba la causa de la lesión, mientras que en el informe policial se indicaba que se había autolesionado". La respuesta de Jefatura indica que "el detenido cae al suelo golpeándose contra un banco del mobiliario urbano".

En su informe el organismo reclama "una acción concertada para abordar el problema de los malos tratos por parte de los agentes de la ley". Se pide además "un mensaje claro" por parte de Interior y los líderes policiales de que estos comportamientos son "ilegales y poco profesionales". El CPT igualmente reclama "la necesidad de llevar a cabo investigaciones eficaces sobre las denuncias de malos tratos".

Abusos en las prisiones

En las cárceles, donde se registraron dos casos en Castellón II, los enviados de CPT relatan que más de un tercio de los 75 reclusos entrevistados aseguraban haber sido maltratados. En concreto, aseguraron que "los funcionarios de prisiones les provocaban constantemente", dándoles palmadas en la cabeza o tocándoles el pene deliberadamente en los cacheos diarios. El informe alerta sobre la "ineficacia de las salvaguardias" y dice que "los sistemas de vigilancia presentan deficiencias críticas", además de que "no se puede confiar en la documentación elaborada por el personal penitenciario tras un incidente en el uso de la fuerza". Por otra parte denuncia que "los médicos de la prisión no realizan sus funciones de forma independiente cuando se trata de registrar y notificar las lesiones".

El informe relata el caso de un preso al que tras una discusión en el rellano de su celda "le esposaron las manos a la espalda. Posteriormente llegaron varios funcionarios de prisiones más y supuestamente lo sujetaron sobre el escritorio y le propinaron varias patadas y puñetazos en diversas partes del cuerpo y le sometieron a múltiples golpes de porra en las plantas de los pies". Los registros oficiales rezan que se aplicaron cuatro minutos de "fuerza mínima" para inmovilizar al preso y evitar que fuera "agresivo".

Se pide además "un mensaje claro" por parte de Interior y los líderes policiales de que estos comportamientos son "ilegales y poco profesionales

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El informe dedica también una parte a los celadores, especialmente los trabajadores de enfermería, que según denunciaron los presos entrevistados "nos pegan y nos gritan". Además los presos denunciaron que la medicación psicotrópica era repartida por los celadores y no por el médico, lo cual era una fuente de estrés para los pacientes por la "forma militarista" en la que se hacía. Por último, el documento habla del Hospital Psiquiátrico Penitenciario de Fontcalent, donde "se alegaron casos de malos tratos físicos, especialmente golpes con porras de goma e inmovilizaciones dolorosas e inadecuadas para contener a pacientes muy agitados".

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