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Los escasos avances en Glasgow dejarán más gasto y frenarán las renovables

Greenpeace alerta de que la «tibieza» de los acuerdos alcanzados en la Cumbre del Clima tendrá efectos económicos y sociales a medio plazo

Activistas de Greenpeace se movilizaron en la Ciutat de les Arts contra los acuerdos de Glasgow. | GREENPEACE

Tras dos semanas de intensas negociaciones, y una prórroga plagada de tensión, la Cumbre del Clima de Glasgow (COP26) finalizó el sábado con el reconocimiento de que los gobiernos están fallando colectivamente y que hasta ahora no han hecho lo suficiente para reducir sus emisiones.

También termina con la promesa de que a partir de 2022 volverán con políticas climáticas más ambiciosas y con la conclusión de que hay que aumentar los planes de recorte de emisiones de gases de efecto invernadero y reducir gradualmente el carbón y las subvenciones «ineficientes». Sin embargo, no han cerrado la puerta a que continúen las centrales de carbón con sistemas de captura y almacenaje de CO₂.

«Una vez más, ha faltado acción y ha faltado ambición», resumía ayer en València el coordinador de movilización de Greenpeace, Fernando Fernández. «Que los acuerdos a los que se ha llegado en Glasgow sean tan limitados nos lleva a peores consecuencias económicas y sociales, también para los valencianos», añadía el presidente de Greenpeace en España, el valenciano David Sandoval, quien ve complicado establecer consecuencias directas a corto plazo de los «tibios» acuerdos alcanzados en Glasgow sobre el medioambiente en la Comunitat Valenciana. «Pero sí podemos prever consecuencias económicas y sociales a medio plazo que afectarán a los valencianos».

Una consecuencia de no ser más ambiciosos en políticas contra el cambio climático será, según Sandoval, el gasto creciente por parte del Estado en reponer las playas del litoral valenciano tras los temporales cada vez más frecuentes. «Es un efecto muy palpable de que si no vas revertiendo el camino del cambio climático los gastos que tendremos que hacer en determinadas cuestiones como esa van a ser mayores».

Otro efecto más o menos directo de la COP26 sobre la economía valenciana tiene que ver con el futuro de las energías renovables y la no dependencia de las energías fósiles o el carbón.

Antes de Glasgow, la industria del petróleo, carbón y gas recibía casi seis billones de dólares anuales en subvenciones. En los últimos tres años, los países de G20 han invertido el doble de millones (200.000) en estas industrias altamente contaminantes que en energías renovables. Los acuerdos firmados en la Cumbre del Clima suponen un tímido cambio en esta tendencia, pues a partir de 2022 se desviarán alrededor de 15.000 millones de dólares al año de los combustibles fósiles a las energías limpias.

Algo es algo pero, como apunta el responsable de Greenpeace, no es un gran cambio. «La apuesta por las energías renovables beneficia a la Comunitat Valenciana, pero la necesaria transición ecológica y energética se aplaza demasiado en el tiempo -advierte Sandoval-. El esfuerzo que no hagamos ahora se va a multiplicar en las generaciones siguientes, les vamos a dejar unos deberes difícilmente asumibles».

Transformar el «bla, bla bla»

Coincidiendo con la finalización de la COP26, Greenpeace y el Instituto Internacional de Acción No-Violenta realizaron ayer un campamento en València para transmitir que «ante la emergencia ecológica no se puede dejar pasar ni un día sin actuar».

Tras formarse durante todo el fin de semana, más de 50 activistas desplegaron ayer varias pancartas en la Ciutat de les Arts y en el Puerto para mostrar «que el cambio climático no se frena con palabras, sino con hechos». Estos campamentos forman parte de la semana de acción global internacional impulsada por el Acuerdo de Glasgow, que llama a la ciudadanía a realizar acciones directas no violentas frente a las empresas e industrias responsables del cambio climático.

«Ahora vuelven las movilizaciones con mayor urgencia reclamando justicia social y ambiental. Se espera un 2022 agitado para que el ‘bla, bla bla’ se transforme en la acción real que necesitamos», manifestó Fernando Fernández. «Nosotros sí que nos mojamos y vosotros no. COP 26», recogía una de las pancartas mostradas en València.

El coordinador de movilización de Greenpeace en València, destacó que en 2019 se vivió «el despertar climático con movilizaciones por todo el planeta reclamando justicia ambiental», pero la pandemia «lo frenó todo, menos el cambio climático».

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