Sensación de bajo riesgo, falta de tiempo u oportunidad, no darle prioridad o directamente rechazar la vacuna animados incluso por teorías negacionistas. Son solo algunas de las respuestas al ¿por qué no te vacunas contra la covid? Del grupo de los treintañeros, el más voluminoso entre los 466.000 valencianos que el Gobierno tiene en el punto de mira —son los que más «fallan», según reconoció ayer la consellera Ana Barceló— y a los que está apelando, desde todos los ángulos, para intentar que se vacunen y ayudar a cortar las cadenas de transmisión del coronavirus, que están en aumento.
La última iniciativa de la Generalitat Valenciana para intentar que el repunte de casos de las últimas semanas no tome cuerpo en una sexta ola está, en gran parte, dirigido a ellos: pedir el certificado covid «en sitios cerrados y donde sea difícil mantener la mascarilla y la distancia», en velada alusión a los locales de ocio y de hostelería. O depende de pruebas negativas pagadas de tu bolsillo o transiges a vacunarte para poder acceder.
Es en este grupo de edad donde las buenas cifras de cobertura vacunal que hay en la C. Valenciana flaquean. De más mayores a más jóvenes, la curva de protección baja del 90 % a partir del grupo de 40 años pero marca el pico mínimo en el de personas de 30. De los más de 648.000 valencianos en la treintena están vacunados el 77 %, lo que deja una gran bolsa de casi 149.000 personas de esta edad sin inmunizar completamente. Incluso los veinteañeros tienen hoy por hoy mejores cifras: están protegidos el 80 % y en los adolescentes están inmunizados el 85,1%.
Según reconoció la consellera de Sanidad, Ana Barceló, son los que más «fallan» aunque se desconocían los motivos. Aun así, desde el Consell tienen claro que son el grupo a perseguir dando por hecho que son, precisamente, los que «más socializan, más interactúan y más movilidad tienen» y por tanto, más pueden transmitir el virus.
Barceló volvió a pedirles su implicación para frenar la pandemia aunque desde el Consell ya tienen claro que el mensaje no va a llegar a más de 52.000 valencianos, los que ya han dicho activamente que rechazan vacunarse «y que no quieren recibir más mensajes» de la Generalitat Valenciana invitándoles a hacerlo. Para el resto, el Consell va a seguir poniendo puntos de vacunación en sitios de gran afluencia de gente como en la calle Xàtiva para el Black Friday, según recordó ayer la consellera.
El precedente de Galicia
Barceló volvió ayer a reunirse con el president Ximo Puig para seguir perfilando cómo abordar el certificado covid en más sectores. Por ahora, la pelota está en el tejado de los servicios jurídicos que tienen la encomienda de diseñar una norma que pase el filtro previo del Tribunal Superior de Justicia, barrera que no ha pasado en otras autonomías.
Ahora que más regiones están, como la valenciana, fiando la evolución de la sexta ola a esta nueva medida, desde algunos gobiernos autonómicos se pide que haya un paraguas legal de ámbito estatal, cuestión que no sería necesaria según las declaraciones realizadas ayer por la ministra de Sanidad, Carolina Darias, quien recordó que el Tribunal Supremo ya se pronunció a favor de la norma impulsada en Galicia y que esa jurisprudencia podría ser invocada ahora para desarrollar normas parecidas en otras zonas.
De seguir la senda de esta resolución del Alto Tribunal, el certificado covid no podría autorizarse de forma general tal como está implantado en otros países como Francia sino que sería acotado a ámbitos territoriales concretos, en un espacio limitado y, sobre todo, atendiendo a la situación epidemiológica. Precisamente desde la patronal de la hostelería valenciana apostaban por este modelo y no por el francés que mantiene el certificado siempre, independientemente de la circulación del virus.
