Última sesión del tercer y accidentado juicio del caso Blasco que comenzó el 4 de marzo y se interrumpió hasta el 7 de junio por el infarto que sufrió el informático de la antigua Conselleria de Solidaridad procesado, Javier Murcia.

Un juicio sui generis en el que tres de los cuatro acusados han llegado a un acuerdo con la Fiscalía Anticorrupción para aceptar las penas y que se les apliquen diversas atenuantes. Unas conformidades que no han evitado la celebración de la vista. Y en el que tres de los letrados de las defensas que han pactado un acuerdo en las penas solicitan en el mismo alegato final la libre absolución de sus clientes.

Antes de que quedara visto para sentencia, Rafael Blasco, Agustina Sanjuan y Augusto Tauroni hicieron uso de su derecho a la última palabra. El cuarto acusado, el informático Javier Murcia, declinó asistir a las vistas por motivos de salud. Rafael Blasco declaró categórico al tribunal: «Soy inocente en este procedimiento en el que las acusaciones no han tenido ni la capacidad de que me sintiera molesto al pensar que se podía haber cometido algún error».

Blasco basó su defensa en que su nombre no aparece en ningún escrito, correo o expediente de los presuntos contratos amañados. «Ningún documento de los múltiples que hay en la documental (diligencias, expedientes o facturas) llevan una firma mía». Y recordó al tribunal de la sección tercera de la Audiencia de València que «un conseller no interviene en procedimientos administrativos, ni en casos de contratación».

Condiciones «lamentables»

El siete veces conseller con cuatro presidentes de la Generalitat también quiso justificar la conformidad alcanzada en 2018 en el anterior juicio. Un acuerdo que aceptó «en condiciones lamentables social, personal, familiar y económicas. Para que después la Fiscalía no las aceptara en un proceso en el que he sufrido un linchamiento mediático. Nadie es capaz de entender el sufrimiento que se tiene cuando se llevan 11 años con estas cosas y las secuelas que esto deja».

La larga instrucción, la cárcel y los embargos que han sufrido también ha hecho mella en la fiel escudera de Blasco y secretaria general en todas las conselleries por las que pasó, Agustina Sanjuan. «Desde el punto de vista humano ha sido un proceso agotador que ha durado once años, de los que cuatro los pasé en la cárcel, lo que ha sido tremendo a nivel familiar, personal, emocional y económico. Quiero y espero que sea el último acto de este tipo y descansar. Para poder olvidarme de todo lo que ha pasado y estar en paz conmigo misma y con la sociedad», aseveró.

El empresario Augusto César Tauroni, muy emocionado y al borde de las lágrimas, leyó un escrito en el que pedía «disculpas a mis padres, porque han sufrido y perdido casi todo su patrimonio y a la sociedad valenciana por la confianza dañada en la confianza pública». Tauroni aseguró haber «pagado con creces en este proceso que dura doce largos años largos, de los que seis los he pasado en la cárcel y donde he aprendido las cosas que son importantes en la vida: la familia y la libertad. Sé que cometí un error. No hay palabras suficientes para expresar aquí cuanto lo siento», aseguró al tribunal antes de que el juicio quedara visto para sentencia.