«El Pacto Verde Europeo necesita un Estado emprendedor y una Administración potente». La reflexión la compartieron el viernes pasado la europarlamentaria socialista Inmaculada Rodríguez Piñero, el vicepresidente segundo del Consell Héctor Illueca y el secretario general de UGT del País Valencià, Ismael Sáez. De una hoja de ruta bien definida, y mejor ejecutada, dependerá la eficiente gestión de los más de 140.000 millones de euros destinados a España procedentes del Mecanismo de Resiliencia y Recuperación. Una herramienta de la Unión Europea para facilitar la salida de la crisis originada por la pandemia, pero ligada a retos ambientales, modernización industrial y avances digitales.

Los tres ponentes debatieron sobre la necesaria transformación del sistema productivo valenciano, y poder cumplir así con los objetivos de descarbonización que marca la Unión Europea. Una transición ecológica que Rodríguez Piñero recordaba ha de ser «justa». Venía a responder así a la pregunta que lanzaba el periodista y moderador Julio Monreal sobre la obligada elección entre desarrollo o sostenibilidad. «No hay que elegir, tenemos que conseguir que todo sea compatible y ser capaces además de crear empleos de calidad sin dejar a nadie ni a ningún territorio atrás», remarcaba la política socialista.

En ese tránsito hacia la neutralidad climática, fijada para 2050, el papel de los distintos gobiernos será clave. Héctor Ilueca se mostraba rotundo al asegurar que la Generalitat Valenciana «está preparada y lo va a estar más en el futuro». Eso sí, en su opinión hay que superar ya algunos dogmas que la actual pandemia ha demostrado que son falsos. «Todos hemos aprendido que la Administración ha de ser robusta y tener buena musculatura, porque si no está bien dimensionada no podremos gestionar los fondos europeos», señalaba.

Illueca echaba la vista atrás para recordar la etapa de gobiernos del Partido Popular, donde la reducción de personal y medios en áreas tan sensibles como territorio y medio ambiente aún siguen pasando factura. Y Pedía «desterrar maniqueismos sobre lo mala que es la gestión pública y lo buena que es la privada». Punto en el que abogaba por avanzar en la colaboración entre empresas y administraciones «que revierta en beneficio de los ciudadanos, huyendo de la dilapidación de lo público».

El papel de los ayuntamientos

La coordinación con los ayuntamientos a la hora de redistribuir la partida de los Next Generation fue otra de las premisas en la que coincidieron los participantes en la jornada, organizada por Levante-EMV en la sede del sindicato y con la colaboración de la fundación Pascual Tomás.

Angustia y malestar social

Ismael Sáez aprovechaba el foro para reclamar a los representantes políticos recursos con los que afrontar la transición ecológica.Hacia especial énfasis en el impacto que sufrirán determinados sectores, como el del automóvil o la minería, para los que incluso se requerirán decretos de reconversión. «Este tipo de situaciones generan angustia y malestar social», comentaba. El papel del Estado, defendía, es «determinante» en contextos de crisis como el actual. «Lo hemos visto con los ERTE», manifestaba Sáez.

Uno de los capítulos que suscitó mayor debate fue el de las fortalezas y debilidades del sistema productivo valenciano. Illueca fue muy claro al señalar que el cambio de modelo «no es un problema técnico, sino político y eso es algo conflictivo». «El movimiento sindical va a ser fundamental», avanzaba, especialmente en escenarios abocados a «la lucha de clases», como previsiblemente será el de la transición verde.

Diversificar y transformar

Confesándose fiel seguidor de Andrés García Reche, al igual que Ismael Sáez, el conseller de Vivienda apostaba por «la diversificación de las estructuras productivas y hacer las cosas distintas a como se hacían». «Los sectores tradicionales tienen que seguir siéndolo, pero transformándose para hacer las cosas de otra forma», desgranaba. Y ponía como ejemplos el turismo o la construcción. «Ahora son emisores pero con un cambio de modelo pueden reducir de forma importante las emisiones de carbono», expresaba. «Hay que conectar la innovación con el tejido productivo», señalaba Illueca.

Sáez, mientras, ponía el dedo en la llaga al remarcar la necesidad de «competir con reglas comunes para todos en todos los países, algo que evitaría por ejemplo la deslocalización de empresas». Hacia puntos con normativas laborales más laxas o con políticas fiscales más beneficiosas. Además, aprovechaba para reclamar a Illueca un mayor nivel de ejecución presupuestaria y de cumplimiento de los compromisos adquiridos. Momento en el que Rodríguez Piñero anunciaba que el Parlamento Europeo había dado su visto bueno a la propuesta para crear un marco común que garantice unos salarios mínimos dignos en la UE. «Ha salido adelante con los votos en contra del PP y de VOX», recalcaba.

Una duda recurrente es si los fondos europeos solo alcanzarán a grandes corporaciones, a lo que Illueca respondió que por parte del ejecutivo valenciano «se están simplificando los trámites administrativos para que todo el mundo pueda tener acceso». El objetivo, resaltaba, es dar participación también a los interlocutores sociales. «Se está avanzando en esa línea para que las Pymes puedan aprovechar y modernizarse», desgranaba. Otro reto, no menor, es conectar los planes de estudios de las universidades pero también la Formación Profesional con el tejido productivo, incorporando la innovación.

Julio Monreal, Inmaculada Rodríguez Piñero, Héctor Illueca e Ismael Sáez. Fernando Bustamante

Oportunidades laborales

Los cambios a los que obliga la emergencia climática comportarán la destrucción de trabajos ligados a los combustibles fósiles, pero generarán nuevos yacimientos. Rodríguez Piñero recordaba que las estimaciones hablan de 884.000 empleos verdes, ligados a la digitalización y el respeto al medio ambiente. «Lo importante es que esas oportunidades se creen aquí», espetaba Sáez.

Para Rodríguez Piñero una de las opciones es la del campo del reciclaje. «Nosotros no tenemos minerales raros, que son necesarios para los microchips, pero podemos reciclar y hay ahí una oportunidad enorme,», animaba. Illueca apostaba por avanzar en la mejora del estado del bienestar, como la atención a la dependencia o la familia. Sáez conminaba a «invertir de forma útil con mayor formación».«Los grandes avances los han hecho los países con recursos públicos», concluía.

El público asiste a la jornada de debate Fernando Bustamante

Del liderazgo de la UEcon las vacunas, al impulso para modernizar la economía

Inmaculada Rodríguez Piñero habla con orgullo del papel que ha jugado la Unión Europea en la crisis sanitaria. En el capítulo de las vacunas, gestionadas en «tiempo récord» en su opinión, pero también al aparcar las políticas de austericidio que se aplicó en la crisis de 2008. El Pacto Verde Europeo, en su opinión, es el instrumento de una Europa solidaria, aunque pide flexibilidad para transformar el tejido productivo sin perder empleo.

Para la europarlamentaria socialista Europa ha de virar hacia un mayor federalismo, pero defendía ante el público presente en la sede de UGT la lucha que está abanderando por la descarbonización.Una batalla algo estéril, apuntaba, si no se suman los países más contaminantes del mundo. Tras la expectación levantada por la última cumbre del clima, confesaba cierta decepción, aunque se agarraba al dato positivo de que China y la India, pese a los plazos más largos para reducir emisiones, no abandonaran de entrada. «Que sigan ya es positivo, y Estados Unidos lo ha entendido porque Europa sola no hace nada», remarcaba convencida.

Héctor Illueca e Ismael Sáez, por contra, no se mostraban tan optimistas con los resultados alcanzados en Glasgow. «Los grandes lobbies siempre ganan con el tema de los combustibles fósiles», lanzaba el vicepresidente segundo del Consell. Sáez, además, se preguntaba cuál era la naturaleza jurídica de tales cumbres del clima. El secretario general de UGT apelaba a que el Pacto Verde Europeo «sea eficiente para la transición». «Me gustaría que saliera adelante y que su impulso sirviera para modernizar la economía», señalaba. Sáez cerraba el acto con un deseo compartido, que el mundo que las nuevas generaciones anhelan siga ahí en el futuro.