La afirmación que encabeza este artículo proviene de la película “Interstellar”, del director Christopher Nolan. En ella, un equipo de astronautas viajaba, a través de un agujero de gusano, a un sistema planetario lejano, pero con grandes posibilidades de albergar un entorno favorable para la vida humana. Y, aunque el cine es cine, la inspiración para el mismo suele tener un gran paralelismo con lo que ocurre en la vida real. De hecho, el último informe de las agencias espaciales, habla de la necesidad de construir un nuevo telescopio de gran alcance que dejaría obsoleto el famoso Hubble. Con él los científicos pretenden avanzar notablemente en la investigación sobre los conocidos como exoplanetas. Mundos, en algunos casos, que poseen ciertos parecidos al nuestro en cuanto a condiciones favorables a la vida. Además también pretenden conocer mejor los misterios que rodean a los agujeros negros, así como otros fenómenos que habitan en el Cosmos del que formamos parte. Y es que, como decía el protagonista principal en la película, somos exploradores, no granjeros. Y solo a través de la investigación podremos conocer mejor qué nos rodea y, con suerte, encontrar grandes sorpresas más allá de las estrellas.