Levante-EMV

Levante-EMV

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Solo una aprobada en el primer examen del Botànic para la inspección tributaria

La agencia valenciana necesita triplicar personal para cumplir sus objetivos

Sonia Díaz, Vicent Soler, Clara Ferrando y Eduardo Roca, el día de presentación de la ATV. | M.MONTESINOS

La Agencia Tributaria Valenciana (ATV), el organismo autónomo encargado de gestionar los impuestos propios y cedidos y luchar contra el fraude fiscal, está teniendo dificultades para reforzar su plantilla de inspectores tributarios. Se trata de un cuerpo altamente cualificado que es clave para desarrollar las funciones de un ente que el febrero de 2022 cumplirá formalmente dos años de vida, pero que está muy lejos de encontrarse a pleno rendimiento.

La agencia, que sustituyó al Instituto de Administración Tributaria creado por el ultimo Consell del PP, nació con la vocación de caminar hacia la plena autonomía financiera, lo que implica poder gestionar e inspeccionar los tributos propios sin ayuda externa y, llegado el momento, impulsar nuevos tributos o ganar autonomía en la gestión de los ya existentes.

Sin embargo, una de las principales dificultades con la que se está encontrando es la incorporación de nuevo personal inspector. De hecho, la primera oposición de la era botánica convocada por la Generalitat para cubrir nueve plazas de este cuerpo (cinco por el turno libre y cuatro para promoción interna) lleva camino de ser un fiasco.

Según ha sabido este diario, solo una aspirante ha superado la primera de las cinco pruebas que integran esta oposición para el turno libre, por lo que en el mejor de los casos por esta vía solo se cubrirá uno de los puestos vacantes. Cabe apuntar que las oposiciones al cuerpo de la inspección de tributos de la Generalitat son, junto con las de la Abogacía y de la Intervención, de las más duras de la Administración valenciana y, además, su cobertura es muy complicada.

Desde que se creó el cuerpo de la inspección de tributos solo se han convocado cinco ofertas de empleo público. La anterior a la que está en marcha (correspondiente a la oferta de 2018) se remonta a 2011, es decir, hace diez años. En esa oposición, las cuatro plazas ofertadas fueron cubiertas, pero aquello fue una excepción, ya que los restantes procesos selectivos han culminado con un porcentaje de personas aprobadas insuficiente para cubrir las plazas ofertadas.

De ahí que paliar la merma de la plantilla se ha convertido en uno de los principales retos que tiene la AVT encima de la mesa. En la actualidad, el cuerpo de inspectores en activo está integrado por 22 personas, una cifra insuficiente para el funcionamiento óptimo de este organismo autónomo.

Fuentes de la AVT admiten que para desarrollar todo su potencial al menos se necesitaría triplicar el cuerpo. Así, por ejemplo, se necesitan manos cualificadas para prescindir de la externalización del trabajo recaudatorio de las oficinas liquidadoras o de la propia Agencia Tributaria Española. Y también, reconocen fuentes del cuerpo, para afrontar la gestión de nuevos tributos propios, como, por ejemplo, los impuestos medioambientales, el que grava las viviendas vacías o, en caso de llegar, la futura tasa turística.

Varios son los factores que explican la dificultad de estas oposiciones, aunque el principal tiene que ver con la falta de motivación. Cabe apuntar que se trata de oposiciones muy difíciles (cinco pruebas con un temario interminable), cuyo fin es un trabajo de mucha responsabilidad y mal retribuido, sobre todo si se compara con lo que se gana en el cuerpo tributario estatal (con una oposición similar) o, incluso, en un puesto del grupo A1 de Administración General de la Generalitat cuyo acceso es mucho más sencillo. La conclusión es que quienes tiene vocación optan por una plaza para la Administración del Estado donde existe el componente salarial de la productividad.

Fuentes de la ATV admiten cierta decepción por el resultado de las oposiciones, pero apuntan a las circunstancias complicadas de la pandemia en las que se ha desarrollado la oferta y al hecho de las pruebas no se han acompasado con las del Estado.

Búsqueda en la universidad

La razón es sencilla. Dado que son oposiciones muy similares en el temario, muchos aspirantes prueban suerte en ambas administraciones. Otra de las rémoras es que el propio organismo está en proceso de consolidación, de ahí que la ATV que dirige Sonia Díaz esté haciendo un trabajo pedagógico en las universidades donde se encuentra el caladero de futuros profesionales.

Las mismas fuentes apuntan también que a diferencia de otras épocas ahora sí habrá continuidad en las oposiciones para el cuerpo de la inspección. Así, para la oferta de 2021 hay previstas doce plazas más. Además, subrayan que aún queda por resolverse el acceso a las cuatro plazas por la vía de la promoción interna, a la que se han apuntado una veintena de subinspectores (A2).

Este personal, ya con plaza A2, no tiene que superar los dos primeros exámenes y optan directamente a la tercera prueba. Aún así, aprobar es complicado. Cabe apuntar, además, que las plazas de promoción interna no cubiertas se acumulan a las de turno libre, pero no al contrario, según se recoge en las propias convocatorias.

Compartir el artículo

stats