«El corredor mediterráneo es mucho más que un AVE. Es un proyecto que engloba Cercanías, media, larga distancia y mercancías. Necesitamos mas inversión en infraestructuras ferroviarias. ¿Pero qué infraestructura? La que resuelve más de un problema. Si resuelve dos o tres es necesaria, si solo resuelve sólo uno es menos necesaria», aseguró ayer Josep Vicent Boira, comisionado del Gobierno para el corredor mediterráneo. Boira participó en la mesa redonda «Rodalies vs grans Projectes», organizada por el Centre de Documentació Europea-Fundació General Universitat de València con motivo del año europeu del ferrocarril, bajo el lema «Comboi Europa».

Aunque este maridaje entre los grandes proyectos de infraestructuras y las Cercanías no siempre ha sido beneficioso para el transporte que usan 16 millones de personas al año en el núcleo de València frente a los 2,6 millones del AVE València-Madrid. Como recordó José Enrique Cortina, gerente de Cercanías de Renfe en la Comunitat Valenciana, «las Cercanías están incrustadas en la red convencional y cualquier mejora les afecta». Como sucedió con la llegada del AVE y la supresión de la línea C4 a Aldaia o las obras del tercer carril entre València y Castelló que han hecho perder a las Cercanías de València 11.000 usuarios: de los 55.000 viajeros diarios (antes de la pandemia) a los 44.000 actuales.

Protesta «Mocadors al vent»

Ayer precisamente las entidades Usuàries del tren valencià y Indignats amb Renfe lanzaron la campaña «Mocador al vent» para agitar pañuelos en señal de protesta pacífica en las estaciones cuando se produzcan cancelaciones o retrasos.

Una situación que se pretende revertir con las obras de mejora en la red convencional, la unificación tarifaria que comenzará a aplicarse en enero y el incremento del número de maquinistas para evitar la supresión de trenes. Una situación que también mejoraría el proyecto del túnel pasante para la alta velocidad y las Cercanías, que acaba de sacar el Ministerio de Transportes a información pública. «Será una oportunidad brutal para conectar la periferia con las universidades y el centro de València. Y cabrán más trenes que ahora no podemos poner porque tenemos limitaciones en la explotación», aseguró el gerente de Cercanías en la Comunitat Valenciana.

También defendió las bondades del proyecto la directora general de Obras Públicas, de la Conselleria de Política Territorial, Roser Obrer, quien aseguró que el Pla de Mobilitat Metropolità (Pemome) de València «prevé reducciones del tiempo de viaje de veinte minutos si se mejora la infraestructura», como está previsto en el proyecto en información pública. «Un estudiante de la UPV de les Alqueries ahorraría veinte minutos en el desplazamiento a la universidad si se mejora la capacidad de la infraestructura». Obrer también anunció que en 2022 la Conselleria de Política Territorial hará público un estudio que redacta en estos momentos para analizar cómo puede potenciar la Generalitat el tráfico de mercancías.

Tomás Ruiz, de la Escuela de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos de la UPV, también abogó por garantizar «pequeños elementos que pueden contribuir a aumentar el uso del transporte público junto a las grandes obras: la accesibilidad de las estaciones, itinerarios peatonales bien diseñados y protegidos, aparcamientos vigilados que favorezcan el intercambio e incrementar alimentadores de viajeros mediante líneas de autobús que acerquen los viajeros a las estaciones, o carreteras coordinadas con las paradas para dar una imagen común de toda el área de transporte de València».

«¿Es posible el corredor mediterráneo sin afección a la huerta?», se preguntó desde el público durante el debate posterior a las intervenciones de los cuatro ponentes. «Sí es posible con una de las opciones que salva la huerta protegida y que se ha superpuesto en el Plan de Acción Territorial de l’Horta para evitar la afección a la huerta más valiosa, demás de otras medidas de integración paisajística. Aunque el impacto de una línea de ferrocarril es de 7 m2 por pasajero frente a una carretera que necesita 100 m2. La diferencia es abismal».