Levante-EMV

Levante-EMV

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Delitos de odio

"Hace falta más formación para evitar las paradas policiales por perfil racial"

Tomás Fernández Villazala, jefe de servicio de la Oficina para la Lucha contra los Delitos de Odio de Interior, explica que la sensibilización de los agentes es clave para combatir la infradenuncia

Tomás Hernández Villazala, durante la conferencia en la Universidad Católica de València.

«El 89 por ciento de las víctimas de delitos de odio en los últimos cinco años no denunciaron». Es una estadística de la Agencia de Derechos Fundamentales de la UE, calcada en España, y que Tomás Fernández Villazala, jefe de servicio de la Oficina para la Lucha contra los Delitos de Odio del Ministerio del Interior y capitán de la Guardia Civil, tiene entre ceja y ceja. 

Racismo, ideología, lgtbifobia, discriminación por sexo o género, por las prácticas religiosas, antigitanismo y aporofobia son las categorías (las más importantes) recogidas en el balance que Interior hace cada año desde 2013. Y en todos los informes se repite el mismo problema, el que Villazala tiene enfilado: la infradenuncia. 

Formación, formación y formación en delitos de odio. Es la receta que suministra la oficina a los cuerpos policiales con mucha insistencia desde 2019. «Para el acceso y el ascenso», no se administra en comprimidos, sino en charlas y cursos. «Y sobre todo sensibilización para que el personal sea consciente de estos problemas», insiste Villazala. Sensibilidad para que las actas se llenen como corresponde y no se caigan antes de que lleguen a la Fiscalía o al juzgado. Esa es la idea que más repitió en su conferencia en la Universidad Católica de València (UCV), en el marco de unas jornadas por el día de los Derechos Humanos. Tras su intervención contestó las preguntas de Levante-EMV. 

Villazala es consciente de lo que queda por avanzar en materia de delitos de odio, un fenómeno que «siempre ha ocurrido, pero no se ha puesto sobre la mesa hasta hace poco». En su intervención recordó varios aspectos, como que el odio es cualquier delito común al que se le añade la motivación generada por un prejuicio. Es la violencia (o incitación a ella) hacia los que pertenecen a colectivo por el simple hecho de serlo... o aparentarlo. Es decir «cuando se da una agresión lgtbifóbica los agresores no saben si el amigo que va en el grupo al que apalean es o no es del colectivo lgtbi, pero le agreden igual aunque no lo sea. Aunque no se pertenezca a este colectivo también se trata de un delito de odio», insiste. 

La existencia de paradas policiales por perfil racial son algo que «nos llega mucho desde las asociaciones», dice Villazala. Por eso «es una de las cuestiones en las que hay que trabajar muy duro». «Hace falta más formación para evitarlas y que se cumpla la ley de seguridad ciudadana», asegura. Para el especialista en delitos de odio «hay que intentar dar una mayor formación y sobre todo sensibilización en esta materia». 

También han sido muchas las asociaciones que han criticado la imposibilidad de poner una denuncia en comisaría para personas sin documentación, ya que en muchos casos los agentes acaban pidiéndoles la identificación y abriéndoles un expediente de expulsión. Ante esto, Villazala asegura que «se trata de una cuestión política y los cuerpos policiales se limitan a seguir la legislación». Aunque sí que apunta que «esta situación puede dar lugar a más infradenuncia». 

Foco en la aporofobia

Los delitos de odio de todo tipo no han parado de aumentar desde el año 2013, sobre todo el racismo, la lgtbifobia y por ideología. Pero esto no tiene por qué ser negativo, según recuerda Villazala, ya que implica que «muchas de las situaciones ahora están aflorando y se están denunciando», de hecho, en su conferencia recordó que muchas asociaciones europeas siguen los pasos de la oficina española para sacar a la luz estos delitos. «Nos piden consejo». 

Evolución de los delitos de odio en la Comunitat desde el año 2013 Levante EMV

Otras motivaciones que preocupan son la discriminación por razón de enfermedad "muy común en las personas con VIH pero no podemos ponerlo por protección de datos", e incluso, aunque suene exagerado, "la discriminación entre generaciones". "Hemos visto lesiones, gritos de 'viejo de mierda' patadas... No es que haya muchos, pero estamos observando estas circunstancias". También el antigitanismo, recientemente separado del racismo en las estadísticas ya que "tiene una idiosincrasia y unas motivaciones separadas".

Por este motivo preocupa una realidad enterrada y de muy difícil acceso: la aporofobia, u odio al pobre. Por su experiencia en la oficina, Villazala cuenta que «muchas personas sin hogar no saben ni que puedan denunciar, ven normal que les puedan pegar, o escupir... piensan que no son nada, están acostumbrados a esas situaciones y no lo comunican». Además, cuenta que «tampoco pueden ir a comisaría y dejar sus cosas solas, porque las pueden perder. Por eso estamos empezando a implementar las denuncias in situ, para que afloren estas situaciones». 

Porque la lucha contra los delitos de odio es eso, aflorar situaciones injustas que siempre han quedado cubiertas por un manto de silencio. Que se vean, que se conozcan, que sus autores tengan consecuencias. Como recordó Villazala «la lucha contra los delitos de odio es la lucha por cumplir los Derechos Humanos». 

Compartir el artículo

stats