«Venía con un poco de miedo y temblando porque pensaba que me iba a hacer mucho daño y he llorado un poco... pero después es verdad que no pasa nada». Andrea, Claudia, Lucía y María, cuatro alumnas de 4º de Primaria, hacen piña y coinciden en que la experiencia es buena, por eso ríen ya con la primera dosis de la vacuna infantil de Pfizer en el cuerpo.

Con los nervios fuera, explican en el patio que las enfermeras — que han sido «muy simpáticas»—, «te cogen la ‘mollita’» del brazo y luego es «como una picadura de avispa». Ellas, del Colegio Santa María de València, han sido unas de las primeras escolares de la Comunitat Valenciana en inmunizarse.

Ayer, las Conselleries de Sanidad y Educación iniciaron una campaña de vacunación escolar «exprés» que hasta el 22 de diciembre pinchará a unos 150.000 niños y niñas de 4º, 5º y 6º de Primaria, además del alumnado de los colegios rurales agrupados (CRA) y los centros de Educación Especial. Solo en Primaria, son 6.927 grupos de los centros públicos y concertados, a los que habrá que sumar los de los colegios privados y los 44 de Educación Especial. En la primera jornada, la Generalitat informó de que se ha inmunizado «sin incidencias significativas» a 10.016 escolares de 159 centros.

Comienza la vacunación infantil en los colegios de la Comunitat Valenciana

Comienza la vacunación infantil en los colegios de la Comunitat Valenciana Arturo Iranzo

Cada colegio —después de haber recibido la autorización de las familias y haber notificado el número a Sanidad—, recibe en horario lectivo a los profesionales sanitarios, que son los encargados de administrar las dosis que traen consigo a los menores.

Antes, los directores tienen que habilitar espacios especiales por los que el alumnado —que puede ir acompañado de un familiar— hace cola, pasa para recibir el pinchazo, y espera unos minutos de reposo. En el caso del Colegio Santa María, la espera se realiza en el patio, la vacunación en una pequeña aula de idiomas y el descanso en el gimnasio contiguo, con sillas que simulan un «minivacunódromo». De hecho, cuentan con un recorrido señalizado en el patio, junto a la puerta lateral, por donde acceden las familias, menos numerosas conforme se avanza de nivel.

Durante la espera, los familiares —en su mayoría madres— explican que, una vez más, confían en los centros educativos. «Teníamos muchas ganas de que se vacunaran para que estuvieran protegidos, como todos. La organización del colegio es buena y nos han dicho que tienen todos los medios, así que encantada», opina María del Mar Hernández, una madre de 4º de Primaria que reconoce que su hija había llevado las horas previas «muy bien» porque «es muy ‘valentona’».

María Gómez, otra mamá del mismo curso, afirma que en el colegio «lo han explicado muy bien, les dieron una charla y lo tiene asumido», expone sobre su hija. «He venido para controlar; igual que acompañamos a los niños mayores de 12 años cuando se vacunaron, con los pequeños hay que estar ahí», argumenta.

Aunque algunas aún conservan ciertas dudas. «Estaba deseando vacunarse pero la que no tenía muchas ganas era yo porque son los primeros y me da un poco de miedo», reconoce Beatriz Sanfélix, con una hija de 5º de Primaria. Lo que sí cree es que, al ir en grupo, los niños «tienen menos miedo», aunque puntualiza: «Me ha parecido bien que lo hagan en el cole porque me van a dejar entrar, si no hubiese preferido el centro de salud».

Por su parte José Ramón Debón, padre de 6º, confiesa que esta «pequeña protección se esperaba con ganas». «Ahora toda la familia está vacunada», además de valorar que conforme se ha organizado el alumnado «no pierde clase».

Entre los familiares, también había abuelas, como Evelia Morales, a quien su nieta le pidió apoyo: «Tiene un poco de temor de los efectos secundarios y quería que estuviera con ella, así que he venido». Ciertamente, el alumnado de 4º era el que más se agarraba de la mano entre lloros por la vacuna, un temor que se convertía en comboi y aplausos en el caso de los más mayores de 5º y 6º.

Organización y eficacia

Desde del centro concertado la sensación también era buena, en pleno trajín. «Nos hemos puesto a disposición de Sanidad, porque prima el bien mayor, que es que el alumnado se vacune, lo que se ha hecho con mucha organización y disciplina, como estamos acostumbrados en los colegios», aseguraba ayer Vicenta Rodríguez, directora del colegio. Además, la también secretaria autonómica de Escuelas Católicas (Escacv) destacaba la «eficacia» y «estrecha colaboración» del personal sanitario que se trasladó a la escuela (dos enfermeras y una administrativa), que en poco más de dos horas inyectaron unas 150 dosis a seis clases, antes de ir a otros centros.

María, una niña de 4º, ve «mejor que sea en el ‘cole’ que en el hospital, que está lleno de covid». Además, las niñas opinan que «estar con amigas es un apoyo» y recuerdan cómo madres y abuelas ya les habían dicho que la vacuna era indolora.

Mientras se trabajaba en los centros ayer, el Tribunal Superior de Justicia valenciano (Tsjcv) desestimaba las medidas cautelarísimas solicitadas en dos recursos contra este proceso de vacunación.