Por primera vez desde hace 20 años Inmaculada ha dejado de cuidar el frondoso jardín de su terraza. Su vida está parada porque hace poco se enteró, cuando fue a hacer una gestión al juzgado, que su casa había sido subastada y ahora es propiedad de un fondo extranjero. Fue la estocada final a la presión a la que estaba sometida desde hace años.

En 2015 llegó una carta a su buzón, pero pensó que «era publicidad». Tenía el nombre «Anticipa», y no sospechó nada porque seguía pagando su hipoteca a la extinta Catalunya Caixa, después absorbida por BBVA. Ni siquiera miró las siguientes cartas, hasta que en 2018 abrió una y tuvo que llamar a una abogada.

Anticipa es una gestora y filial del mayor fondo de inversión del mundo, Blackstone. Se encarga de gestionar enormes paquetes de créditos hipotecarios, comprados a un precio ventajoso. En la carta se informaba a Inmaculada de que su hipoteca entraba en un fondo de titulización (gestionado por Anticipa), al que ahora pagaría cada mes a través del BBVA.

«Estos fondos pueden tener decenas de miles de hipotecas. Se compran paquetes que son una auténtica barbaridad con inversiones mareantes, de cientos de millones de euros como poco», explica María José Alamar, abogada especializada en fondos buitre de Aliter Abogados. Alamar, además, critica que estos fondos de inversión "no pagan un solo euro en impuestos" para realizar estas operaciones.

Inmaculada Sánchez en su piso MAMontesinos

Sin respuesta

Desde que titulizaron su casa Inmaculada comenzó a tener problemas para hacer frente a su hipoteca porque el negocio de hostelería que tenía con su marido acabó hundiéndose y comenzó a ganarse la vida en otros trabajos. Pero los impagos no parecían traducirse en nada, ni el fondo ni el banco daban respuesta. «Antes conocía al director de mi banco, aquí a dos calles, y podía hablar con él. Pero cerraron esta oficina, y la otra de al lado y ya no podía hablar con nadie», lamenta. Con el fondo también ha intentado contactar, pero ha sido imposible.

Al recoger una notificación en el juzgado se enteró de que su vivienda fue subastada sin que ella tuviera conocimiento a otro fondo de inversión, que ha intentado desahuciarla para el día 21 de diciembre. Pero su abogado, Manuel Tarrazona, ha conseguido paralizarlo al menos dos meses a la espera de que se resuelva su solicitud de ley de segunda oportunidad, una especie de concurso de acreedores físico para que las personas puedan negociar las deudas pendientes.

En todo este baile de fondos que se pasaban su deuda de mano en mano, Inmaculada ha tenido poco que decir. Poco más que esperar nerviosa noticias de su abogada mientras no podía pagar, pero tampoco hablar con nadie para negociar su deuda. Aunque explica que recibía cartas manuscritas a boli con ofrecimientos de dinero para que dejara la casa y un número de teléfono en nombre del fondo.

Inmaculada tiene un respiro de dos meses. Su jardín, en el que vive su tortuga Asunción, sigue descuidado, porque todas sus fuerzas están en resolver la situación en la que hasta hace poco más de un mes no sabía que estaba metida.