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PLAN INTEGRAL DEL GOBIERNO

La segunda gran ofensiva contra el tabaco

El Gobierno ultima el borrador que prohibirá fumar en terrazas y vehículos privados, y también subirá el precio de las cajetillas

La segunda gran ofensiva contra el tabaco

El Plan Integral contra el Tabaquismo que prepara el Ministerio de Sanidad tendrá un impacto positivo en la salud de los valencianos, según los expertos consultados por este periódico. Los precedentes avalan un descenso de número de fumadores gracias a las nuevas medidas restrictivas que se aplicarán entre 2022 y 2025.

La Ley del Tabaco aprobada en 2011, que prohibió fumar en bares y restaurantes, así como en el resto de espacios cerrados, provocó un brusco descenso en el número de consumidores de tabaco. A saber: del 29,1 % de fumadores, entre habituales y ocasiones, de 2010, se pasó al 22,1 % en 2016, de los que sólo el 19,5 fumaba de forma regular. Aquella legislación demostró que las medidas agresivas, sin medias tintas, como las que se preparan ahora, son las únicas que funcionan . En 1991, en la Comunitat Valeciana fumaba el 48’7 % de la población, mientras que en 2016 ‘sólo’ el 22,1 %.

El Plan Integral contra el Tabaquismo ataca en cuatro frentes: prohíbe fumar en vehículos particulares y en las terrazas de los bares, establece una subida progresiva del precio, obliga al empaquetado genérico de las marcas de tabaco y equipara, por ley, los cigarrillos electrónicos a los de humo.

En la Comunitat Valenciana mueren al año unas 6.000 personas a causa del tabaquismo activo, unas 60.000 en España. Un 13,4% de las muertes que se producen en nuestra autonomía están causadas por el humo de los cigarros, que mata a 500 valencianos al mes, sin contar los fallecimientos por tabaquismo pasivo, que registran 6.300 muertes al año en toda España. Fumar es el causante del 30 % de los fallecimientos por cáncer en la Comunitat, causante del 90 % de los tumores de las vías respiratorias.

Las comunidades autonómas tenían de plazo hasta el miércoles pasado para presentar alegaciones. Desde la Sociedad Española de Medicina Familiar y Comunitaria de València se ha propuesto, entre otros asuntos, «duplicar al menos el precio de las cajetillas para equipararlo al de otros países de Europa, ya es una medida probadamente efectiva», asegura Joan Antoni Ribera, coordinador del grupo de tabaquismo de esta sociedad y médico de familia del Hospital La Fe. «También pedimos que se financien los tratamientos sustitutivos de nicotina y que se lance una campaña para frenar que los adolescentes empiecen a fumar. Lo que queremos es que se vea que no fumar es lo normal», añade. Los países más caros de Europa en lo que a fumar se refiere son Irlanda (12,81 euros la cajetilla), Francia (9,70 euros) y Finlandia (8,60 euros).

Desde la Sociedad Valenciana de Neumología, el coordinador del Grupo de Tabaquismo, Rubén Lera, respalda las medidas. «Tanto el etiquetado en blanco de los paquetes como la subida de precios va a repercutir en una disminución del número de fumadores. La prohibición de fumar en los vehículos está muy bien planteada, porque las partículas tóxicas se quedan en el habitáculo un tiempo», explica.

En esta futura ley, también irán incluidos los cigarrillos electrónicos. En concreto, el plan pondrá coto al avance de las nuevas formas de fumar equiparando por ley la publicidad, promoción y patrocinio de los nuevos sistemas de vapeo y cigarrillos electrónicos a la que rige sobre el tabaco convencional y regulando la venta y consumo de estos nuevos dispositivos y prohibiendo los aditivos con aromas. El plan contempla, también, otra medida que rompe con la comercialización tradicional del tabaco. «Se plantea adoptar medidas ya implementadas por otros países del entorno europeo, como el empaquetado genérico, que son avaladas por la experiencia y ampliamente solicitadas por las sociedades médico-científicas», continúa el texto. Un golpe duro a las marcas de tabaco con el que el Gobierno pretende restar atracción visual a los paquetes.

El largo borrador del plan, de más de un centenar de páginas y al que las comunidades autónomas podían presentar las alegaciones pertinentes antes del miércoles pasado, hace suyos los objetivos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) de conseguir una reducción relativa del 30% del consumo de tabaco en 2025, lo que en el caso concreto de España implicaría reducir la cifra de fumadores diarios al 18,4% de los españoles en 2025 frente al 19,8% actual. Objetivos que el propio plan considera «factibles siempre y cuando se pongan en marcha cuanto antes las medidas recogidas en este plan integral que supondrán la base de la política nacional sobre tabaquismo», afirma el documento.

Una de las medidas más duras es que por primera vez se plantea prohibir el consumo de tabaco en el interior de automóviles privados. La ley anterior lo hacía en vehículos públicos o industriales: ni taxis, ni VTC, ni autobuses, ni camiones. Pero en la práctica, un conductor cuando viaja solo en el vehículo puede fumar si no hay público en su interior. Ahora se va más lejos. Otra razón, más allá de la sanitaria, es que encender un cigarrillo también puede ser un motivo de distracción al volante. Es ahí, quizás, donde haya más margen para regular una ley que causa debate, teniendo en cuenta que el coche propio es un espacio privado. «Si voy solo en el coche, ¿por qué no voy a poder fumar? Aunque, por otra parte, sí es verdad que puede ser un elemento de distracción. Pero entonces que se prohiba llevar pantallas o beber agua mientras se conduce», afirma Alejandro López, un fumador ocasional de Mislata, que no comparte la idea de la cajetillas genéricas. «Las imágenes crudas de los últimos años, con tumores de garganta o moribundos en la cama del hospital, no disuaden. No creo que el tema visual influya mucho en alejar a la gente del tabaco», añade.

Mientras hay fumadores que están a favor de las restricciones para encontrar más motivos para dejar de fumar, otros están totalmente en contra. «Mientras no moleste a nadie, es un derecho como otro cualquiera. No pueden estigmatizarnos de esta manera, porque somos los que más impuestos pagamos», apostilla Manuel Izquierdo, un fumador de Paiporta de paquete diario.

Mientras, la pandemia ha suavizado, seguramente, la reacción de los hosteleros a la prohibición de fumar en las terrazas. «En otra situación, lo veríamos como un gran problema. Pero llevamos un año en el que la gente se ha habituado a levantarse para fumar», explica Jorge Macías, hostelero propietario de la cadena Tributos.

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