Rubén es padre de gemelos. El pasado 24 de noviembre recibió un aviso del colegio: un compañero de sus hijos había dado positivo en covid. Desde ese momento, siguiendo con las indicaciones de las autoridades sanitarias, empezaba para los niños una cuarentena de 10 días. «Como soy autónomo, pude estar con ellos en casa desde el miércoles que recibimos la noticia. Pero mi mujer es maestra y los primeros días tuvo que ir a trabajar con toda la cautela y precaución del mundo», cuenta Rubén. El 29 de noviembre les hicieron una PCR a cada uno y a las 48 horas recibieron el peor resultado: eran positivos los dos niños.

¿Quién se queda en casa con los menores en esta situación? Este es el problema al que se han enfrentado muchos de los padres y madres que tienen a sus hijos confinados por haber contraído el virus o por ser contacto estrecho con algún infectado. Porque esta sexta ola de coronavirus está incidiendo especialmente en los niños, concretamente en los que tienen menos de 11 años, cuya vacunación no había empezado hasta esta semana.

Según los datos ofrecidos por Sanidad actualizados el pasado viernes, la incidencia acumulada a 14 días de casos entre los niños y niñas en la citada franja de edad se ha disparado hasta los 878 positivos por 100.000 habitantes, muy por encima de la media autonómica de 563,36. Además, es, con diferencia, la más alta de todos los grupos de edad. De hecho, es más del doble de la cifra registrada en los valencianos que tienen entre 12 y 19 años con un total de 416 casos por 100.000 habitantes.

Los centros educativos están haciendo un gran esfuerzo para contener la pandemia y, de hecho, según el último balance publicado por la Conselleria de Educación sobre la incidencia de la covid en los colegios, el 99,3 % de los grupos han seguido las clases presenciales sin ninguna incidencia en la segunda semana de diciembre. No obstante, permanecieron confinados un total de 291 grupos de 163 centros educativos. De estos, 127 aulas de 61 colegios iniciaron el aislamiento en los últimos 7 días; el resto se mantenía del balance anterior.

Difícil conciliación

El protocolo de Sanidad establece que las personas vacunadas con pauta completa o que hayan presentado una infección por covid en los 180 días anteriores están exentos de la cuarentena si son contacto estrecho con un positivo. Con esto, nada les impide ir a trabajar. Sin embargo, los menores de 11 años no están vacunados o solamente han recibido una dosis y, al pertenecer a un «grupo burbuja», si hay un positivo en su aula deben cumplir con esos 10 días de aislamiento. Una situación que genera incertidumbre entre los padres y madres.

«Pregunté si nos iban a dar la baja, pero me dijeron que no, que fuéramos a trabajar y que intentáramos aislarnos socialmente. Mi mujer no se puede aislar de sus alumnos. Yo estoy en una asesoría y hago visitas, recibo gente», cuenta Rubén.

En este caso, el valenciano, al ser autónomo, pudo teletrabajar, y a su pareja le dieron permiso para quedarse en casa, pero reconoce que la conciliación es nula. «Los niños comían en una mesa a parte, íbamos con mascarillas FFP2 por casa y cada uno dormía en una habitación», explica Rubén. Con esta prudencia, esperaron al día 9 de diciembre para recibir el resultado negativo tanto de él como de su mujer. «¿Y si nosotros hubiésemos tenido el virus, nuestros hijos se quedan confinados también? ¿Quién los llevaba al colegio entonces?», se pregunta Rubén, quien reconoce que el protocolo que existe actualmente «no se ajusta a la realidad social».

Por su parte, Jaime recibió un mensaje el pasado fin de semana por parte del colegio de su hija de 8 años: había un positivo en la clase y Sanidad confirmaba el confinamiento del aula. Aunque confiesa que lo más difícil ha sido tener que compaginar el cuidado de la pequeña con su jornada laboral. «Por suerte, llevo teletrabajando desde que empezó la pandemia. Pero reconozco que ha sido un caos tener que teletrabajar y estar pendiente de los deberes que le mandaban a mi hija desde el colegio», precisa Jaime.

Miedo al contagio

Algunos padres y madres tienen que dejarlos con los abuelos, asumiendo el riesgo que eso conlleva para ellos. La hija de Paco, de 9 años, tuvo que quedarse confinada 10 días en casa de sus abuelos al ser también contacto estrecho con un positivo en el aula. «Somos conscientes del peligro, pero mis padres están los dos vacunados con pauta completa. El problema es que si dejas de trabajar te lo descuentan de la nómina, no puedes coger una baja por este motivo. Es muy difícil tener a todo el mundo contento, pero para los padres y madres que somos trabajadores la situación en estos casos es complicada», argumenta Paco.

En ocasiones, también se están comprando test de antígenos en la farmacia. «Mi hija de 11 años está confinada por un positivo en su clase. Muchos padres nos hemos decidido a comprar el test de antígenos. La mía no tenía síntomas y ha dado negativo, pero otros sí que han salido positivos», relata Amparo. No obstante, independientemente del resultado, el protocolo dice que hay que esperar a tener el negativo con PCR y cumplir con los 10 días de cuarentena.

Esfuerzo en los colegios

En todos los casos, la actuación por parte de los centros educativos está siendo rápida. «Desde el colegio han estado muy atentos desde el principio. Los profesores les han puesto ejercicios y esquemas para que estudien y no pierdan el ritmo que llevaban», reconoce Jaime.

«Estoy contenta por parte de los tutores que no les han dejado retrasarse con la materia por la situación», afirma Raquel, madre de una niña de 8 años que también ha tenido que estar confinada 10 días en casa. «La maestra ha estado en contacto con nosotros, nos ha mandado tareas y le hemos ido enviando fotografías de todo por correo», añade Raquel.

Rubén, Paco y Amparo también valoran ese esfuerzo por parte de los centros educativos para que los menores afronten la situación lo mejor posible. «La tutora nos llamó y estuvo pendiente de los niños y de si tenían síntomas», explica Rubén. A pesar de esto, si no cambian las indicaciones de Sanidad, la conclusión para él es clara: «no existe la conciliación y el protocolo no toca la realidad».

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