Una cola en la puerta es estos días la señalización más habitual de un centro de salud. La sexta ola ha vuelto a llevarse por delante los muros de la atención primaria. Su presión, a diferencia de los ingresos hospitalarios que sí aparece reflejada en las cifras oficiales, se basa en la inabordable lista de tareas que se acumulan, las agendas cerradas ante nuevas citas o el retraso para cualquier tipo de seguimiento.

«No podemos más». La queja es compartida en el colectivo, pero le pone voz Eva Suárez, de la Sociedad Valenciana de Pediatría y portavoz del Foro de Médicos de Atención Primaria. Recuerda que las citas de agenda están cerradas hasta el 10 de enero y solo atienden urgencias. De estos, «el 90 % de lo que atendemos es covid», a lo que se añade la vacunación. Es el «triple» de trabajo con plantillas menguadas, vacaciones («tenemos derecho a descansar») y el agotamiento de seis sacudidas del virus en casi dos años.

A la carga de trabajo le pone cifra Víctor Pedrera, secretario general del Sindicato Médico de la Comunitat Valenciana CESM-CV, quien señala que hay en centros de salud con hasta 75 pacientes por médico cada día. Si una jornada de 8 horas son 480 minutos, 75 citas suponen una visita cada seis minutos que entre entrada y espera de cada consulta reduce el tiempo de atención por debajo de los cinco. De hecho, hay profesionales que lamentan tener consultas de dos o tres minutos.

«Esto provoca que las condiciones para la atención sean malas, con un estrés enorme entre los profesionales que ven que no pueden hacer bien su trabajo y el cabreo de los pacientes que muchas veces la pagan con nosotros», señala Pedrera.

Provoca, además, retrasos de hasta una semana entre extraer la muestra para una PCR y confirmar el positivo (en contactos estrechos solo se hace un test a la semana), demora de 12 días para pedir cita o que no haya seguimiento de otras patologías crónicas. «Son las otras víctimas de la pandemia, no se les ha podido hacer un seguimiento adecuado», señala por su parte Fernando García, responsable de CSIF Sanidad.

Entre los motivos que señalan los sindicatos está lo estructural y lo coyuntural, con explosión de casos de esta ola que concentra la mayor parte de la presión en la atención primaria, las plantillas mermadas por la falta de refuerzos y la situación vacacional. «No se había planificado y de ahí viene el desborde», critica Pedrera. «El sistema tiene una falta de plazas y de inversión evidente y la conselleria no ha presentado el plan que debía estar en diciembre», añade García.

Cuatro veces más necesidades

Desde la Sociedad Valenciana de Medicina Familiar y Comunitaria, su vicepresidente Javier Blanquer señala que la atención primaria está «hoy peor que hace un año, pero tres o cuatro veces peor que hace cinco». Habla así de que el sistema actualmente tiene «cuatro veces más necesidades» pero apenas ha habido mejoras en las plantillas. «Las soluciones tenían que haber venido antes, no acordarse de los centros de salud solo cuando hay colas», sentencia.

Por su parte, Eva Planas, responsable Sanidad de UGT PV, recuerda que el recorte de las plantillas es «una cuestión heredada de hace muchos años» a lo que se suma la «explosión de casos» de covid y el rastreo de contactos de las últimas semanas. «Antes había 10 contactos por cada positivo, ahora, puede haber hasta 50», lamenta al tiempo que señala que los síntomas se parecen a otras patologías respiratorias «que también se han de vigilar».

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