La construcción de un nuevo túnel de Metrovalencia entre el tramo Bailén y Alameda, donde se concentra casi toda la circulación subterránea, duplicará la capacidad actual de la línea. La obra, que el Consell licitará en breve, podría estar finalizada en 2030 con una parada adicional cerca del Ayuntamiento de València. La infraestructura, una de las «más ambiciosas e importantes» del Botànic, es uno de los pilares del Plan de Movilidad Metropolitana de València anunciado ayer por Arcadi España, conseller de Política Territorial, Obras Públicas y Movilidad.

La estación de Alameda pasará a ser, pues, el punto de interconexión de líneas. La directora general de Obras Públicas, Transporte y Movilidad Sostenible, Roser Obrer, avanzaba que la construcción «no será sencilla por lo que deberá abordarse en varias fases». El centro de València suma a los problemas de tráfico el hecho de tener un subsuelo plagado de restos arqueológicos, de ahí que Obrer admitiera que se trata de «una zona muy sensible». «Sabemos todas esas dificultades, pero es una cuestión necesaria e inaplazable», enfatizaba.

La inversión ascenderá a unos 400 millones de euros, que se financiarán con los fondos europeos para la reconstrucción, tal como desgranaba España. «Este plan es un proyecto creíble y viable que nos situará entre las grandes urbes en movilidad sostenible», incidía. «Se aprovechará, además, para remodelar también las estaciones de Bailén-Alameda», recordaba Obrer.

Conexión en l’Horta

El documento estratégico presentado vía telemática a los responsables municipales del área metropolitana propone la extensión de la línea de Riba-roja hasta su llegada de nuevo al centro urbano de la localidad de Camp de Túria. La ampliación de la red de FGV conectará también los municipios de Xirivella, Alaquàs y Aldaia, además del Barrio del Cristo con el servicio de metro.

Entre los anuncios, España confirmó que en febrero se recuperará «de forma progresiva» el servicio nocturno de Metrovalencia suspendido por la pandemia. «Luego iremos viendo si se aumenta», apuntó. El conseller remarcaba la importancia «de volver a la normalidad a pesar de las turbulencias que estamos sufriendo». «Es esencial y tiene que volver a prestarse sobre todo por los jóvenes y el resto de personas que puedan utilizarlo», señaló.

El conseller reiteraba que con la entrada de 2022 se aplicará ya la integración tarifaria que engloba en un único billete Metrovalencia, Metrobus, EMT y Renfe para «impulsar un transporte eficiente, competitivo y sencillo». Al tiempo que reiteró que habrá una simplificación zonal y una bajada de precios de hasta un 55 %.

Dentro de las obras del Corredor mediterráneo, el PMoME apuesta por la ejecución del túnel pasante y la nueva plataforma ferroviaria entre València y Castelló, así como por la construcción de la estación Parc Central. La nueva estructura permitiría una gran estación intermodal metro-Cercanías en Aragó, con nuevas paradas de tren en esta última y en Universitats. «Una auténtica revolución», según España, por las ventajas para los estudiantes. «Todo este plan permitirá recuperar el espíritu metropolitano», desgranaba también Obrer.

Hasta el centro comercial

La gran novedad es una parada en el centro comercial de Bonaire, que ahondaría en ese objetivo de reducir el uso del vehículo privado tal como insistía María Pérez, secretaria autonómica de Obras Públicas y Movilidad. Pérez explicaba que todas las futuras actuaciones tienen su justificación en el estudio previo sobre la forma de moverse de los ciudadanos y sus necesidades. Un análisis que revela que incluso para distancias de apenas dos kilómetros un 25 % de personas opta por subirse al vehículo privado.

El objetivo no es otro que avanzar hacia un mayor uso del transporte público y de la bicicleta hasta aumentar en 220.000 el número de usuarios que se pasan a modos sostenibles de desplazarse. El área metropolitana registra casi cinco millones de movimientos diarios. El 80 % de los viajes superiores a diez kilómetros continúan realizándose en coche particular. Algo que provoca que una parte importante de las 850.000 entradas y salidas de la ciudad de València no sean sostenibles.

El coste de las actuaciones previstas se ha cifrado en unos 1.750 millones de euros hasta 2035, con un presupuesto de 72,5 millones en nuevas dotaciones y sistemas que fomenten el uso de la bicicleta. A los 400 millones que se destinarán en implantar el transporte metroTram, se suman otros 880 en infraestructuras. El año que viene se redactarán también los proyectos de la L11, L12 y el llamado bucle marítimo.

Otro de los frentes, no menor, es el fomento de los ejes ciclopeatonales claros y directos con València ciudad. En ese sentido se pretende llegar hasta los 1.047 kilómetros de vías interconectadas y un sistema metropolitano de bicicleta pública para al menos 41 pueblos. Algo que pasa por conseguir un sistema de anclaje único o al menos polivalente porque el gran temor continúa siendo el robo, expresaba Roser Obrer.

Críticas del Partido Popular

El Partido Popular en el Ayuntamiento de València tachaba ayer de «poco ambicioso» el plan de la Generalitat. «Echamos en falta la finalización de la L10 Natzaret-estación del Norte-Pont de Fusta y Tossal del Rei», reclamaba el edil Carlos Mundina refiriéndose a una línea de metro que el gobierno de Alberto Fabra paralizó en 2011 por falta de financiación. Fue el Botànic quien retomó la finalización de una infraestructura que en enero empezará con las primeras pruebas. Mundina criticaba a Compromís y PSPV «por querer reducir a la mitad los carriles de la avenida Ausiàs March».