Compromís concretará este martes su primer cambio de liderazgo en las Corts desde que gobierna el Botànic. Pero con el proceso de relevo a punto de culminar han aflorado en los últimos días pulsos internos que estaban latentes. La forma en la que Més, el principal partido de Compromís, ha comunicado que su apuesta para sustituir a Fran Ferri es la diputada y secretaria general del antiguo Bloc en València ciudad, Papi Robles, ha causado malestar porque buena parte del grupo parlamentario ha conocido la decisión por la prensa.

Robles será la síndica porque Més es mayoritario dentro del grupo (diez diputados de 17), pero en Iniciativa del País Valencià, el socio en la coalición, insisten en que el relevo natural de Ferri es la síndica adjunta Aitana Mas. La posición en esta formación no ha cambiado desde el primer día, cuando el partido de la vicepresidenta, Mónica Oltra, ya movió ficha en defensa de Mas como perfil idóneo.

En Més, su corriente interna Bloc i País, ha exhibido abiertamente su malestar. Muestran su recelo porque consideran que su representante en el grupo, la tambien síndica adjunta Mònica Àlvaro, ha sido apartada del posible relevo de Ferri por la dirección de Més porque forma parte de una facción crítica con la ejecutiva que lideran Àgueda Micó y Vicent Marzà.

Fuentes de esta corriente aseguran que nadie se puede creer la razón del equilibrio territorial esgrimida por Més para decantarse por Robles y creen que lo único que ha pesado es que la diputada designada es de la estricta confianza de Micó y Marzà. Con todo, en Bloc i País aseguran que la propia Mònica Àlvaro apoyará a Robles en la reunión del martes.

Compromís llega así a un cambio inédito que está generando fricciones. Més entiende que el puesto le corresponde y de ahí el anuncio del viernes de que su propuesta es Robles. Una opción que no era el plan original.

Todo estuvo preparado para que el conseller Vicent Marzà asumiera el control del grupo y dejara la Conselleria de Educación. La dirección de Més y el propio Marzà tenían decidido que la vicepresidenta de la Diputación, Maria Josep Amigó, sería la nueva consellera. Pero sobre las Navidades a Marzà le entraron las dudas. Con la sexta ola desatada y la vuelta a los colegios con la vacunación de escolares pendiente, el propio Marzà dio un giro y cambió de posición al considerar que no era el mejor momento. Su hermético silencio desconcertó a los suyos. Marzà quería ser el síndic, pero la dimisión de Ferri le pilló a contrapié. El momento no acompañaba. Al final, saltar de la conselleria a las Corts acabó por generarle vértigo, opinan voces de la coalición. El día de Navidad el propio conseller contó que se fue a la montaña, un buen sitio para pensar. Según algunas voces, Oltra nunca vio con buenos ojos que Marzà dejara la conselleria, pero otras señalan que el conseller nunca llegó ni a plantearle a Oltra su posible salida y, por tanto, la lideresa de Compromís, tampoco le dio nunca su opinión.

Ya hacía tiempo que Marzà deslizaba que estaba cansado de la gestión y que prefería hacer política. Pero una cosa es decirlo internamente y otra subirse al tren cuando se ha dado la posibilidad. Marzà es el líder indiscutible entre los suyos, pero sale trastabillado de estas dos semanas en las que ha alimentado una burbuja que él mismo ha tenido que pinchar.