La sexta ola se ralentiza, lo que no significa que haya menos contagios. Al revés. En la última semana la Comunitat Valenciana ha batido el récord de casos positivos de covid de toda la pandemia. En total, 103.681 nuevas infecciones notificadas en los cinco días en los que la Conselleria de Sanidad facilita datos. Sin embargo, la curva comienza a tener una pendiente menos inclinada hacia arriba y el pico parece a la vista.

El crecimiento en la evolución de los contagios se ha frenado. Ya no se incrementan a un ritmo tan rápido como lo hacían anteriormente, empujados por la irrupción de ómicron y el aumento de los contactos sociales que han traído las fiestas navideñas, celebradas sin más restricciones que el pasaporte covid o recomendaciones de autocuidado.

Así, si entre el 3 al 7 de enero el crecimiento de la incidencia acumulada fue del 32 %, al pasar de 1.600 casos por 100.000 habitantes a los 2.112 con los que cerró la semana, en los siguientes siete días el aumento fue del 17 % al escalar hasta los 2.875 puntos, duplicando el anterior punto máximo de contagios que se alcanzó en la tercera ola, en enero, cuando la curva se empezó a doblar tras rozar los 1.500 casos.

En este sentido, si en la anterior semana se observaba un crecimiento diario de la tasa de contagios del 7 % de media respecto al día anterior, en esta ha menguado hasta el 4 %. Esto es, en la primera semana del año cada día aumentaba la incidencia acumulada un 7 % de media, mientras que en la última lo hacía un 4 %. Hay más casos, pero su aumento es a un ritmo más lento, desacelera, como si de un coche que sube cuesta arriba se tratara.

Este es el primer paso antes de doblegar la curva y que el número global de contagios empiece a disminuir día a día. Ese pico lo ven próximo los expertos que aconsejan a la Generalitat. Es el cálculo que manejan desde hace días y que modelos matemáticos como el de la Universidad Miguel Hernández de Elx corroboran. En este caso, apuntan a que el pico se podría alcanzar la próxima semana.

En el descenso de los casos no influirá como ocurrió en anteriores oleadas del virus las medidas de restricción. En la tercera ola de hace justo un año se clausuró la hostelería, se limitaron las reuniones sociales a núcleos de convivencia y se implantó un toque de queda a las 10 de la noche. Los casi 1.500 casos por 100.000 habitantes que se alcanzó llevó consigo la saturación de los hospitales con casi 4.800 personas ingresadas de las que más de 650 requerían cuidados intensivos.

La situación es diferente en estos momentos gracias a la vacunación que permite que, con el doble de incidencia acumulada según datos oficiales —hay muchos test de antígenos en domicilios que no se llegan a notificar— los hospitales tengan una presión asistencial de menos de una tercera parte a la de hace 12 meses tanto en planta como en UCI con casi 1.500 ingresados de los que 189 están en críticos.

Dudas sobre el descenso

Una vez se alcance el pico de la curva tocará observar el descenso sobre el que existen varias dudas. El año pasado en tan solo un mes la incidencia cayó desde los casi 1.500 puntos hasta salir del riesgo medio. Si bien en aquella ocasión estaban las restricciones comentadas. Ahora, el gran aliado será la inmunización, tanto a partir de la dosis de refuerzo que se está administrando y la natural generada tras el paso de la infección. El modelo matemático de la Miguel Hernández alumbra un escenario optimista con una bajada tan drástica como lo fue la pendiente de subida.