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Una aplicación para revolucionar las donaciones de alimentos

Se puede descargar desde cualquier móvil o regalar desde una de las máquinas instaladas en supermercados. La propuesta ha tenido buena acogida y ya está presente en seis provincias

Una persona dona en uno de los «totems» instalados en un supermercado. | LEVANTE-EMV

‘Nadie sin su ración diaria’ nació a raíz del trabajo final de grado de Killyan Zaragoza, un ingeniero de diseño industrial. El encargo consistía en diseñar un producto con un fin social y ambiental. El resultado fue un embrión; «le dimos una vuelta, detectamos las carencias que hay en el sector social y surgió la idea», explica Josevi Villaroig, el otro cofundador de esta aplicación que nace para dar un vuelco al modelo de funcionamiento de las donaciones de alimentos. De hecho, en menos de un año de vida ya colabora con seis bancos de toda España: Castelló, València, Alicante, Córdoba, Murcia y Zaragoza.

Se trata de una aplicación que se puede descargar con cualquier dispositivo móvil. Desde ahí, la persona puede donar a su banco de alimentos más cercano «en apenas 20 segundos» explica Villaroig. Además de la aplicación, esta empresa ha instalado «tótems» en varios supermercados de la C. Valenciana, es decir, máquinas con una pantalla táctil donde cualquier persona puede donar los alimentos que desee (en realidad se dona el importe de esos productos) a la entidad más cercana.

Los dos primeros tótems que pusieron, acompañados por un voluntario en varios supermercados de Castelló, tuvieron muy buena acogida y se recaudaron 100.000 euros en comida en pocos meses. El experimento fue tan bueno que poco tiempo después se pusieron en contacto con la Federación Española de Bancos de Alimentos y sus 54 sucursales, y a día de hoy han recibido propuestas de otros países. «Por el momento no nos lo planteamos, queremos empezar poco a poco asentando el modelo», cuenta Villarroig. La aplicación ha recibido el apoyo del Instituto Valenciano de Finanzas para su empujón definitivo.

La ambición de esta aplicación es revolucionar la manera de trabajar de los bancos de alimentos y entidades sociales. Cambiar las colas del hambre por tarjetas monedero. «Nos dimos cuenta que hay muchísimos procesos que se pueden digitalizar y hacer más eficientes», explica Villarroig. El proceso, en realidad, consiste en que el dinero donado recae directamente en el banco de alimentos más cercano, para que estos lo adjudiquen en forma de tarjetas que se pueden canjear en cualquier supermercado.

Un modelo más eficiente

Este proceso en el que ya se están implicando muchos bancos de alimentos guarda muchísimas ventajas, según explica Villarroig. En primer lugar «nos ahorramos muchos camiones llenos de comida hacia los bancos de alimentos, con todo lo que contaminan». Ahorra también en recursos humanos de voluntarios que hacen un trabajo evitable; «la realidad de los bancos de alimentos es que muchos voluntarios jubilados ejercen de mozo de almacén y cargan peso, si implantamos tarjetas monedero eso ya no sería necesario», añade. Por último, destaca que el proceso ahorra espacio para el banco de alimentos, y sobre todo les hace ser más rápidos.

Pero la idea no solo está pensada para las entidades, sino también para las personas. «Queremos eliminar ese estigma de tener que pasar a por tu comida a las colas del hambre, que muchas personas llevan con vergüenza. Es mucho mejor que las personas puedan ir a hacer la compra a un supermercado y llevarse lo que necesiten sin que nadie tenga por qué saber que no disponen de los recursos», cuenta Villarroig.

También se busca acabar con cierto desperdicio de comida y conseguir una mejor dieta. «Los bancos suelen entregar dotes predeterminados a todas las familias, sin importar sus necesidades, y son productos que a veces no se consumen. Nosotros apostamos por la tarjeta monedero para que estas personas también puedan adquirir productos frescos y variados. Que compren lo que necesiten», cuenta.

Suscripción a las donaciones

Desde la aplicación es posible «suscribirse» a tu banco de alimentos más cercano. «Hemos habilitado la opción de donar cantidades de forma periódica, la que cada persona prefiera», explica el cofundador.

Todas las donaciones, además, están trazadas y tienen un código único, con lo que permite al donante comprobar dónde está su aportación y ver dónde acaba «desde que sale de su bolsillo hasta que se convierte en una tarjeta monedero y en qué se emplea ese dinero», asegura.

«Es un cambio de paradigma muy importante, sobre todo porque muchas tareas en los bancos de alimentos se siguen haciendo a papel y boli, pero creemos que es necesario que empiecen a trabajar de manera digital porque tiene muchísimos beneficios y muchos ya se están implicando. Curiosamente la primera persona donante en uno de nuestros tótems fue una mujer de 83 años», explica Villarroig.

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