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Los mayores ganan a los bancos

La defensora del colectivo en València, Asunción Pérez, presenta cuatro propuestas a la banca mientras el Gobierno da un mes de plazo a las entidades para que ofrezcan medidas que garanticen un trato humano y limiten la brecha digital

Una mujer mayor saca dinero de un cajero ayer en la ciudad de València. | FRANCISCO CALABUIG

En cuestión de unos días, las personas mayores han conseguido un avance mayúsculo en su relación con los bancos, hasta el punto de que el Gobierno ha dado un mes de plazo a la banca para presentar unas medidas que aseguren un trato especial con ellos, que son los principales afectados por la brecha digital en la gestión de su dinero.

La noticia fue recibida con entusiasmo y lágrimas de emoción por Carlos Sanjuán, el médico valenciano que ha movido todo este asunto. Fue quien colgó la petición en la plataforma change.org, que ya está a punto de recoger 350.000 firmas, con la siguiente frase: «Tengo 78 años y me siento apartado por los bancos. Atención humana en las sucursales bancarias».

La felicidad de Carlos Sanjuán es la de todas las personas mayores, las principales víctimas de la digitilización bancaria y de su precarización de la atención presencial con el creciente cierre de oficinas. Urge la sensibilidad de las entidades financieras con quienes han quedado descabalgados de un mundo online. «Esto es necesario. No podemos seguir callados ante la falta de la mínima atención de quienes tienen nuestro dinero», explica Sanjuán.

La Defensora del Mayor de Valencia, Asunción Pérez Calot, lleva desde noviembre trabajando para conseguir lo mismo: que los bancos no dejen de atender presencialmente a los mayores y les faciliten las operaciones en un sistema de limitaciones para las personas entradas en edad. «Se aprobó en el pleno del consejo de personas mayores de València y ahora hemos presentado nuestras propuestas a los bancos, y así crear una relación y una red amigable con ellos», explica Asunción, que ha propuesto una red de banca amigable con los mayores.

Las reivindicaciones

Las propuestas que ya han recibido las principales entidades financieras de la Defensora del Mayor de València son cuatro. «La primera, que exista un horario especial para atendernos de forma presencial; dos, que todas las informaciones que aparecen en la app del banco y que son operaciones habituales, las podamos recibirlas en papel, y así en nuestros domicilios podamos consultar todas nuestras operaciones; tres, que se preocupan de dar nos una formación, unos cursos de manejo de banca digital desde la concejalía de envejecimiento activo y, cuatro, que todas las comisiones por retirada de dinero en ventanilla se nos sean notificadas».

La petición de los mayores de recibir un trato directo, como el de antaño, por parte de los bancos es una cuestión de humanidad. «Nosotros tenemos patologías asociadas a la edad: problemas de visión, párkinson, miedo a equivocarnos... La brecha digital es eso, y nos ha pillado de pleno. Nos tienen que admitir un periodo de transición para las personas mayores que no estamos educadas para esto. Que se dejen de exigencias como ‘cobrar recibos martes y jueves de tal a tal hora’, de si me cierran la ventanilla a las 10.30 y no llego o de citas previas para atención personal. Parece que haya que tener una ciencia infusa para poder hablar directamente con tu banco sobre tu dinero», explica Asunción, que recuerda que los bancos son entidades privadas y no están obligadas a negociar estas propuestas. «Pero València es una ciudad amigable con las personas mayores y eso obliga a todos a cumplir una serie de requisitos», recuerda.

Desde la Unió de Consumidors, su secretario, Vicente Inglada, critica la falta de sensibilidad de la banca con las personas mayores. «La banca debe tener en cuenta que sus productos son los ahorros de la ciudadanía, no dinero de los bancos. Nos están gestionando nuestros ahorros, y resulta la gente que más ahorrado es el colectivo al que peor están tratando. Hasta ahora no han tenido la obligación, y ahí entra la dejadez de la administración, de gestionar el trato con las personas que tienen dificultades para operar con su dinero», explica.

«El Banco de España habla de educación financiera y todo parece muy bonito, pero no es nada efectivo en la defensa de intereses de los ciudadanos. Exigimos que igual que tienen beneficios económicos, tengan empatía con el cliente. Entiendo que la gente se indigne», afirma Inglada. «Está muy bien que Nadia Calviño (vicepresidenta del Gobierno y ministra de Asuntos Económicos y Transformación Digital) diga que va a sentar a los agentes implicados, pero hay que sacar unas leyes que obliguen al trato presencial, a controlar las fusiones y que los beneficios de los bancos repercutan en calidad asistencial», concluye.

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