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El Mediterráneo sube 1,4 grados desde 1982 y dispara el riesgo de gota fría

Climatología señala que un mar más cálido puede provocar eventos extremos todo el año

Una tromba marina provocada por la gota fría de agosto, en la playa de Benidorm. | DAVID REVENGA

La temperatura del mar Mediterráneo ha aumentado 1,4 grados en los últimos cuarenta años. Así lo recoge el boletín del grupo de Meteorología y Dinámica del Centro de Estudios Ambientales del Mediterráneo (CEAM), que registra la temperatura de las aguas mediterráneas desde 1982.

La temperatura superficial del mar mostró valores superiores a los climáticos durante todo el otoño de 2021. Esta anomalía fue superior a un grado durante los meses de septiembre, octubre y noviembre.

Estas «anomalías», es decir, registros de temperatura superiores a las esperadas, han sido habituales durante los registros de los últimos veinte años. En todo el siglo XXI, los meses en los que se ha registrado una temperatura inferior a la esperada han sido la excepción, mientras que antes de 1999 la situación era justo la opuesta, con la mayoría de meses registrando una anomalía negativa, es decir, un Mediterráneo más frío de lo esperado.

Desde el CEAM aseguran que el mar Mediterráneo y sus interacciones con la atmósfera juegan un papel fundamental en las condiciones del ambiente, por lo que la situación del mar puede ayudarnos a «entender los posibles escenarios futuros» en regiones mediterráneas.

Jorge Olcina, director del Laboratorio de Climatología de la Universidad de Alicante, advierte que el calentamiento del mar Mediterráneo es «seguramente el principal problema que está desarrollándose por el proceso de cambio climático actual».

Los problemas que puede generar este aumento de la temperatura serán palpables. Según Olcina, un mar cada vez más cálido implica «un mayor número de noches tropicales entre primavera y otoño», lo que incluye «una mayor probabilidad de sufrir eventos de lluvia torrencial».

En los meses de otoño e invierno, un mar más cálido implica que «pueden producirse tormentas intensas cargadas de energía», añade Olcina. Apunta el catedrático que el calendario de gota fría no queda «limitado a final de verano y otoño, sino que puede ocurrir en cualquier mes del año».

En líneas generales, un mar cada vez más cálido es «un factor de pérdida de bienestar climático y de mayor peligrosidad de eventos extremos», afirma Olcina.

Más episodios inusuales

Los sucesos relacionados con el aumento de la temperatura del Mediterráneo ya han sido palpables en los últimos años. Olcina ha recordado que «en 2017 se registró un episodio de lluvias intensas e inundaciones en la propia ciudad de Alicante en el mes de marzo, algo que no suele ser normal».

Este verano, el número de noches con calor tropical ascendió hasta las 71, provocando que la práctica totalidad de la estación veraniega estuviera marcada por este fenómeno. Los datos del Laboratorio de Climatología de la Universidad de Alicante indicaron que la temperatura no bajó de los 22 grados entre junio y septiembre y que se habían triplicado desde 1980.

El director del Laboratorio indicó en agosto que el riesgo de lluvias torrenciales crecerá un 25% en la próxima mitad de siglo. El aumento de probabilidad de gota fría es el fenómeno más grave del cambio climático en nuestra provincia, porque altera la circulación atmosférica, según indica Jorge Olcina.

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