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Nervios a flor de piel en las oposiciones que examinan a 26.000 personas en Valencia y Alicante

Cansados de la precariedad y en búsqueda de la estabilidad, cientos de opositores se examinan hoy en Burjassot

Cientos de opositores a las puertas del aulario de la Universitat de València en Burjassot.

Estaban convocados a las 10 por protocolo covid. El examen de auxiliar de gestión (C2) para la Generalitat (el proceso con más aspirantes) en el campus de la Universitat de València de Burjassot empezaba a las 11, pero poco después de las 9:30 ya había decenas de personas esperando en la entrada. Este examen en concreto, pone a prueba a cientos de personas que buscan acceder a una de las 625 plazas que se ofertan en el puesto de auxiliar de gestión (C2).

Rafa estudiaba esta mañana en un banco de un parque apurando al máximo. Es interino y afronta el examen con “esperanza de poder sacar plaza”. Dice que se ofertan muchas, pero también hay multitud de gente que se presenta. “Ya veremos”, matiza. 

María aguarda apoyándose en un árbol frente a la entrada. Apunta que está “muy nerviosa” sobre todo porque lleva desde octubre de 2019 estudiando. “Vengo a esta porque el temario es parecido pero la que realmente me he preparado es en marzo, llevo desde 2019 estudiando, se ha hecho larga la espera, de ahí estos nervios”, argumenta. 

"He estado estudiando dos años y medio, lo que ha incrementado los nervios y expectación"

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Unos metros más allá, Roberto mira el panorama con cara de preocupación. “Cómo estás”, preguntamos. "Acojonado", responde a las preguntas de Levante-EMV. “Es la primera vez que me presento a una oposición y tengo los nervios a flor de piel”. La convocatoria de esta prueba se hizo pública antes de la pandemia. “He estado estudiando estos dos años y medio, lo que ha ido incrementado los nervios y expectación”. Roberto es restaurador de escultura y de obras de arte pero trabaja como autónomo y en las oposiciones busca algo más de estabilidad. 

Celia es ingeniera agrónoma y se presenta por primera vez, igual que Roberto. Harta de la precariedad que la mantiene con un contrato de formación que parece eterno, ha decidido probar suerte en las oposiciones. “Vengo a modo de simulacro para seguir intentándolo en otras convocatorias. La única vía que veo para tener estabilidad y poder desarrollar un proyecto de vida es entrar en la administración”, sentencia.

A las 10 en punto, las puertas se abren y los cientos de aspirantes comienzan a buscar su aula. Hoy es, uno de esos días, “que nos pueden cambiar la vida”, apuntan dos aspirantes mientras suben las escaleras.

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