"Soy rusa y mi marido ucraniano, no hablamos de la guerra para no tener conflicto en la familia". Habla una vecina de València de origen ruso que prefiere no identificarse. En el cap i casal, los residentes de origen ruso, ucraniano, bielorruso, letonio y otros países conviven y crean comunidad. Con el estallido de la guerra en Ucrania, en realidad, desde que todo comenzó hace ocho años, ya no hablan de ello para no crear conflicto.

"Somos gente normal, no políticos, intentamos no entrar en el tema para mantener una relación buena y estable", dice una de las vecinas con las que ha hablado este periódico. Respecto a los primeros bombardeos de Rusia a Ucrania, "todo el mundo está preocupado", dice la misma vecina.

Admite que es "complicado de gestionar" porque recibe imágenes de las dos partes, de Rusia y de Ucrania. "Unos dicen una cosa y otros dicen otra y vivir así es algo complicado, prefiero no posicionarme, solo quiero vivir tranquila", dice la residente desde hace años en la ciudad.

"No comento lo que me cuenta mi madre desde Rusia porque es una visión distinta y puede crear desencuentros familiares"

"Tengo amigas con familia en Ucrania y es muy duro, la situación es crítica, la gente está muy deprimida porque se han tenido que ir de sus casas, sobre todo en la zona del este", detalla la misma mujer de origen ruso. Vive con sus hijos, con su marido y otros familiares de él. "Ellos son ucranianos, yo rusa, no hablamos de la guerra para no tener conflicto. Somos una familia", dice. Y cuenta que todo lo que le cuenta su madre, residente de Rusia "no puedo comentarlo porque es una visión completamente distinta", añade la vecina que prefiere mantener el anonimato.

"Las cosas cambian de un día para otro", reflexiona la mujer con Levante-EMV. "No sé qué esperar mañana, puede pasar cualquier cosa", concluye.