Los nuevos agricultores pasan de la universidad a llevar la tierra familiar

El cooperativismo es la vía para defender los intereses comunes

J.M.Medina, R. Llobregat, M. Ruiz, V. Morcillo, R.Navarro y L.Berlanga, durante el acto.  | FERNANDO BUSTAMANTE

J.M.Medina, R. Llobregat, M. Ruiz, V. Morcillo, R.Navarro y L.Berlanga, durante el acto. | FERNANDO BUSTAMANTE / A.Soria. València

Amparo Soria

Amparo Soria

València
cintillo foro economia

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El debate generado en el Foro de Economía Comarcal ‘Agricultura, una profesión de futuro’, bajó a la tierra de la mano de cinco personas que trabajan el campo cada día. Mientras en la primera mesa fueron las instituciones y la sociedad civil las que analizaron la realidad del sector, en la segunda parte del encuentro, moderado por el periodista de Levante-EMV Vicente Morcillo, fueron cuatro agricultores y una agricultora los que narraron su trayectoria vital y cómo habían vuelto a trabajar el campo de su familia. Todos tenían en común el haberse formado fuera, en capitales de provincia, para después volver a sus pueblos de origen y cultivar la tierra. ¿Por qué?

Por distintas razones. En el caso de Mercedes Ruiz, de Venta del Moro, estudió económicas y trabajar unos años fuera hasta que su padre se jubiló y la pregunta se lanzó sobre la mesa: qué hacer con las tierras que él cultivaba. Decidió asumirlas ella y desde entonces se forma paralelamente en la escuela de Viticultura y Enología de Requena. «Me di cuenta de que tenía muchas lagunas porque, al ser mujer, me habían dejado fuera de muchas cosas», relató.

Foros de economía comarcal: Agricultura, una profesión de futuro

LMV

Sin embargo, la principal batalla personal que ha emprendido Ruiz es la de luchar contra los estereotipos. «Parece que las personas de pueblo no sirven para estudiar, porque es gente tosca y sin cultura», lamenta. «De tanto repetirlo, se ha quedado en el imaginario colectivo. Nuestras propias familias nos obligaban a estudiar fuera y salir del campo», dice Ruiz. Otro estereotipo contra el que batalla es el que asegura que el futuro está en la ciudad: «Tenemos que darle valor a lo que hacemos y hacer una agricultura más atractiva, diferenciarnos, con calidad pero con precios justos», defiende.

Además, Ruiz también lamenta que se considere a la agricultura como una profesión del pasado, cuando tras la pandemia se ha demostrado más que nunca la necesidad de tener una fuerte industria de productos agrícolas.

Precisamente Raúl Navarro, de Utiel, pertenecía a una de las profesiones de futuro. Este ingeniero informático ejerció durante 12 años en una empresa privada hasta que decidió dejarlo todo y emprender con las tierras familiares. «La parte bonita es levantar un proyecto, sobre algo que te gusta y en tu pueblo, lo feo es ver que no siempre salen las cuentas», confesó.

Por su lado, Luis Berlanga, de Camporrobles, siempre tuvo claro que se dedicaría a la tierra. Aún así, como todos ellos, su padre le invitó a estudiar fuera y se convirtió en ingeniero técnico agrícola. Podría haberse quedado a trabajar en la ciudad «pero yo volvía cada fin de semana». Junto a su mujer, de Sinarcas, «queríamos que nuestros hijos vivieran lo mismo que nosotros, con su familia cerca, en el entorno rural, con las facilidades que tiene».

Homogeneizar la producción

La última intervención fue la de José Miguel Medina, presidente de Bobal Wine Cellars, la empresa que aglutina a 17 cooperativas de Requena-Utiel. «El objetivo cuando creamos la marca fue concentrar la oferta y profesionalizar la comercialización», explica el presidente. Para ello, se ha tenido que realizar una gran inversión «para homogeneizar la calidad de los productos». En esto, la Conselleria de Agricultura fue «una gran aliada» ya que concedió un millón de euros a este plan de integración. «El año pasado se vendió el vino a 127 clientes en nacional y en exportación: el 44% está en España, pero nuestro objetivo es que quien mejor pague el vino, se lo lleve», sentenció Medina.

La formación especializada comienza en los institutos de Requena-Utiel

El quinto participante en la segunda mesa de debate del Foro de Economía Comarcal fue Raúl Llobregat, director del IES Miguel Ballesteros Viana en Utiel. El profesor explicó el papel que ha tenido el centro en la introducción de la cultura vitivinícola en los jóvenes, independientemente de si sus familias están o no vinculadas al sector. «Ningún proyecto educativo puede desarrollarse de espaldas a lo que somos, hay que poner en valor nuestras señas de identidad», indicó Llobregat. La asignatura optativa se imparte a raíz de un encuentro casual con una representante de la Denominación de Origen Utiel-Requena, quien le planteó la posibilidad de combinar la educación con la tradición vinícola. Eso fue en 2016 y hoy por hoy la asignatura está consolidada. «Hay que transmitir las oportunidades profesionales que esta comarca ofrece, desde la enología al marketing, la comercialización o la propia agricultura», explicó Llobregat. «Despertar interés en los jóvenes por este sector puede ayudar a fijar población», destacó. Este centro y cuatro más de la comarca Requena-Utiel se comprometieron a que durante la etapa de la ESO, alumnos y alumnas «adquirieran bagaje y experiencia en la cultura vitivinícola». Además, según explicó el profesor, también resulta fundamental que la cultura sea transversal y que este interés comience, por ejemplo, en los volúmenes de las matemáticas y termine en la transformación del vino en la Física y Química. «Estamos sorprendidos de la reacción de los alumnos y alumnas, se ha recibido muy bien esta asignatura sobre el campo, al final todos tenemos algún familiar que se dedica a esto y que sea una actividad que se desarrolla tan cerca la hace muy interesante», explicó Llobregat. El director fue preguntado sobre el interés de las mujeres en este oficio tradicionalmente masculinizado. «En un 90 % de las ocasiones es la familia la que condiciona el destino del chico o chica», aseguró. Además, cada vez hay más interés por parte de las alumnas para intruducirse en carreras como electricidad o informática, y aquí, «que el centro trabaje con las familias es fundamental».

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