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Abolición de la prostitución "por mí, por las que están y las que vendrán"

Carol, superviviente de explotación sexual, explica su historia de captación y ve con "esperanza" el camino hacia la erradicación

Abolición de la prostitución "por mí, por las que están y las que vendrán"GERMAN CABALLERO

«Lo primero que hicieron cuando entré en la habitación fue cambiarme el nombre, la edad y quitarme el DNI. Me explicaron los servicios, mis funciones y qué podía y qué no podía hacer». Carol es una superviviente de laprostituciónque hoy ve con «esperanza» todos los avances que está liderando la Comunitat Valencianapara conseguir la abolición de este sistema. Precisamente, hace un par de días, el Foro Valenciano por la Abolición de la Prostitución presentó diez acciones para hacer posible esta erradicación. Empezando por instar al Gobierno de España a que apruebe una Ley Integral por la abolición que persiga y elimine toda forma de proxenetismo y terminando por cuestiones como multar al putero en locales, carreteras y pueblos y a los propietarios de burdeles camuflados de hostelería o establecimientos de ocio. También anunciaron una modificación de la Ley contra la Violencia sobre la Mujer para integrar a todas las mujeres prostituidas como víctimas de violencia de género, pues actualmente solo se contempla en los casos de trata.

A Carol la captaron con 17 años. Venía de un contexto familiar muy desestructurado y de etapas en su infancia y su adolescencia llenas de violencia y abusos. La primera vez que sufrió abuso sexual fue a los diez años y la violaron cuando tenía quince. «Lo que más me impactó fue que el hombre que me toqueteó entera cuando era una niña luego se presentó en mi casa para pedirme perdón», cuenta Carol.

Cómo se fabrica una puta

«Todas las mujeres prostituidas fueron violadas de niñas y aprendieron a disociarse, a estar en cuerpo en un sitio y en mente en otro. Es esa situación de vulnerabilidad la que aprovechan los proxenetas y captadores. Son mujeres que han sido marginadas por su entorno por haber sido violadas: así se fabrica una puta». Habla Concha Hurtado, portavoz del Front Abolicionista del País Valencià. Lo hace en la víspera del Día de la Mujer, el 8 de marzo y en un contexto en el que se está gestando una estrategia política para hacer posible la abolición de la prostitución. «Las putas no tenemos paz, lo pude descubrir en mis carnes después de sufrir esa violación múltiple a los trece años, me convirtieron en puta sin importarles que yo quisiera ser médica o profesora», explica Amelia Tiganus, activista feminista abolicionista, superviviente de la trata de mujeres, en su libro La revuelta de las putas. Carol, por su parte, dice que le robaron todas las oportunidades que merecía. Cuatro años estuvo en un mundo esclavo que le vendieron como «empoderante» una noche que intentaba huir a «dedo» de su ciudad con una mochila, 17 años y ganas desesperadas de dejar una vida familiar violenta y encontrar un trabajo que le permitiera empezar de nuevo. «El discurso era muy parecido al regulacionista —una corriente que opina que la prostitución no hay que abolirla, sino regularizarla. Este modelo no habla de prostituidas, sino de trabajadoras sexuales y reclama derechos laborales —, me vendió pasta fácil y se encargó de recordarme que tendría muy difícil trabajar siendo menor sin la autorización de mis padres. Yo me había ido de casa», explica Carol. «Se aprovechan de chicas con carencias y familias desestructuradas, las captan y les muestran esa vía como un camino hacia el éxito», completa, por su parte, Concha Hurtado, del Front Abolicionista. Nada más lejos de la realidad, clarifican. «¿Cuán empoderante es ponerte en hilera, una delante de la otra para que un hombre te sobetee, te toque tus partes íntimas para ver si vas depilada, te meta el dedo en la boca y te pregunte si lo haces sin goma mientras decide a quién viola?», se pregunta la superviviente. Eso es lo que ocurría. «Es un mercado de esclavas», define Carol, quien también recuerda el sistema prostitucional como «un cuarto oscuro donde hay muchas caras. Racismo, xenofobia y clasismo».

Carol durante la entrevista con este periódico, en la que reitera la importancia de sacar adelante una Ley Integral para la Abolición de la Prostitución.

Secuelas físicas y psicológicas

Todavía hoy sufre secuelas físicas y psicológicas desde el día que pudo salir. Dañada físicamente, rota por dentro y por fuera después de violaciones sistemáticas. Caminando hacia el lugar del encuentro dice que no ha podido dormir en toda la noche. Hay veces que le ocurre por los recuerdos e imágenes que se le suceden en la mente, años después de salir de la prostitución. Todavía está recuperándose. Ahora tiene dos hijos. «Es difícil ser consciente de lo que pasa y cuál es la situación cuando estás dentro del sistema prostitucional, sino imposible», apunta. «Ni siquiera eres consciente de que eres víctima de un delito, una vez estás dentro, no te queda más remedio que estar».

«Mi salida fue desesperada y en una situación física crítica. Me hicieron mucho daño en una de las violaciones pagadas. Entonces me volví a mi ciudad y ocupé un piso. Era eso o prostitución», recuerda. A partir de ahí empezó a remontar. Se informó de las ayudas de Servicios Sociales y comenzó a vender empanadas para ganar algo de dinero. Tras nueve años en el piso ocupado tuvo un juicio y lo dijo: «Entré un 24 de diciembre en esa casa que fue, de lejos, el mejor regalo de Navidad, el remontar de mi vida», recuerda.

"Identificar la violencia"

Ahora, años después de aquello y tras mucho leer a teóricas feministas —se declara fan absoluta— «he podido identificar las violencias que sufrí y entender todas las secuelas traumáticas que me dejó». Menciona «toda la soledad que la prostitución trae contigo» y que al principio, después de salir, se cruzaba con caras en medio de la calle y se estremecía. Las conocía. Poco a poco, añade, la culpa y la vergüenza «ha cambiado de lado» y ahora «empieza a aparecer el dolor» en tratamiento constante. Cuenta que el perfil de putero es universal. No hay un tipo de hombre que pague por sexo. Y por eso, es importante poner el foco en él. Esa parte de la población masculina que está dispuesta a pagar por sexo no deseado por una de las partes. El foco, precisamente, dicen desde el Front Abolicionista del País Valencià, debe estar en los puteros, los que «hacen que perpetúe el sistema». «Es fundamental multar al putero, es lo más importante», comenta Concha Hurtado. «Si no vas a por él, no acabas con la prostitución, hay que cortar la fuente del negocio». Además, defiende Hurtado, es la acción «más sencilla, más fácil y más barata».

El objetivo: «evitar que las mujeres entren en el sistema prostitucional, salir es más difícil», reconoce. Una medida para frenar el negocio explotador que, opina, «tiene que ir en paralelo a ayudas para las mujeres prostituidas, concretamente para escapar de esos pisos donde están presas y para tener un apoyo económico». En eso está la Generalitat Valenciana, también, aunque en opinión de Hurtado «se podría hacer más. Urge una ley».

Medidas inminentes

De hecho, la consellera de Justicia Gabriela Bravo anunció hace unos días diez acciones «inminentes» dentro del trabajo del Foro Valenciano para la abolición de la prostitución. Hurtado añade que haría falta, además de contabiliza cuántos hombres han pagado alguna vez por prostitución en la Comunitat (un estudio del Foro calcula que uno de cada cinco, un 20 %) realizar un estudio con datos sanitarios sobre las secuelas físicas y psicológicas que destrozan para siempre a las mujeres prostituidas.

Carol destaca la importancia de sacar adelante una Ley Abolicionista para oficializar un discurso que proteja a las mujeres. «No vale cualquier discurso, algunos son de captación en cubierto y es importante que no se cuele en los centros educativos, es algo que preocupa». Con todo, Carol cree que todos los pasos trazan un camino «esperanzador» y destaca su compromiso con el abolicionismo: «Por mí, por las que están y por las que vienen». 

Carol durante la entrevista

"Las mujeres prostituidas necesitan una salida digna, una puerta a la libertad"

El litoral valenciano alberga, según apuntó la Conselleria de Justicia, un mínimo de 164 clubes, 1.770 pisos y 52.000 anuncios en los que existe o se oferta sexo pagado. Un panorama que muchas expertas y representantes públicas han tildado de «desolador». De hecho, la ministra de Justicia, Pilar Llop, asistió hace unos días a un acto en València en el que apuntó que «regular la prostitución es convertir al Estado en proxeneta».

Chelo Álvarez es la directora de Fundación Alanna, una entidad que da apoyo y acompaña a mujeres víctimas de violencia de género. También las que fueron prostituidas. Destaca que las mujeres víctimas de explotación sexual necesitan «un trabajo para tener una vida digna y en libertad». Por eso, desde la asociación realizan un proceso integral para dar el apoyo que cada mujer necesite. «Ellas son dueñas de su vida, nosotras les ofrecemos la ayuda que podemos brindarles y ellas eligen qué quieren y qué no», detalla Álvarez. Lo primero es escucharlas. «Nos acercamos a ellas desde la escucha y a partir de ahí decidimos qué podemos hacer para ayudarlas», cuenta.

En algunos casos (la mayoría) esta ayuda se traduce en atención psicológica para que puedan «asimilar todo lo que han vivido, que son animaladas», dice Álvarez. «Vienen rotas». «Con enfermedades de Transmisión Sexual, con depresiones, con adicciones (pues muchas veces les obligan a consumir drogas), fibromialgia (dolor corporal constante) y trastornos de la disociación», añade. Coincide con Concha Hurtado en la necesidad de multar al putero y generalizar en España la ordenanza de Albal, la que multa a los puteros por demandar sexo pagado en el término municipal, pero también resalta la necesidad de tender la mano a las mujeres explotadas. «Necesitan una salida digna, una puerta a la libertad», concluye la directora de Alanna. Concha Hurtado, presidenta del Front Abolicionista del País Valencià y activista durante años por la abolición de la prostitución, ve con preocupación las nuevas formas de captación de jóvenes, algunas de ellas menores. Dice que los centros de menores son un «lugar de captación de mujeres vulnerables con impunidad para el putero» y es contundente: «esto se tiene que acabar». Menciona el peligro de plataformas digitales como «only fans», una red social predominantemente de vídeos con connotaciones sexuales por los que se gana dinero o los «falsos sindicatos que captan universitarias mediante charlas» a través de una «retórica reivindicativa y falsa, que blanquea la explotación sexual», opina.

La prostitución, sentencia, «es la mayor violencia machista y sexual que tenemos en nuestra sociedad, no importan los derechos y el bienestar de las mujeres sino lo que los hombres quieran».Concluye que en España hay «muchos puteros» y hace falta «concienciación» y multas para los hombres que pagan por sexo. «Puedes gastarte millones sacando a mujeres del sistema pero si entran nuevas no se hace nada, es necesario poner el foco en el hombre que consume».


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