Levante-EMV

Levante-EMV

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Dmitri Dovgopoly

"La situación es delicada porque nadie quiere provocar a un loco que posee un botón nuclear"

El ucraniano Dmitri Dovgopoly, que trajo a Quart de Poblet la sede de comunicaciones de la ONU, cree que Putin no aceptó el colapso de la URSS

Dmitri Dvgopoly sonríe con un café en la mano, después de la entrevista, en un hotel de València. | GERMÁN CABALLERO

Dmitri Dovgopoly (Kiev) ha sido una figura clave en la ONU, donde ejerció de director de la División de Adquisiciones. Era quien se encargaba de la logística de los 100.000 cascos azules por todo el mundo, después de trabajar más de 30 años en la sede de la organización en Nueva York. Debido a la naturaleza de su trabajo, viajó a casi todos los puntos calientes del planeta, desde Bosnia hasta Somalia, pasando por Darfur y el Líbano. Ahora disfruta de su jubilación en València, que conoce bien porque fue quien trajo la sede de Comunicaciones de Naciones Unidas a Quart de Poblet en 2011. Dmitri recuerda que la Ucrania soviética ya era miembro de la ONU desde su fundación, al margen de la propia URSS.

¿Qué le trae por Valencia?

Hace ya muchos años, fui parte de un equipo de la ONU en busca de la ubicación perfecta para una base de la ONU en el Mediterráneo. Consideramos muchos sitios, pero València fue desde luego la mejor opción. De ahí la base que conocéis en Quart de Poblet. Desde entonces estoy enamorado de València y seguí viniendo a esta ciudad hasta establecerme finalmente con mi esposa americana.

Tiene a su familia en Ucrania, supongo.

Mi tía, de 80 años, está encerrada en su piso del centro de Járkiv. Mi hermana mayor está en la misma situación en la capital ucraniana. Ninguno de ellos entiende por qué los rusos están bombardeando sus barrios, donde no hay objetivos militares. Mi sobrino está encerrado con sus hijos de 5 y 8 años en el sótano de una pequeña casa. Agradezco el que, a pesar de los bombardeos rusos, todavía tengamos comunicación telefónica con ellos. Esta guerra es una tragedia para cada una de las familias ucranianas.

¿Cómo puede explicar la invasión de Rusia?

Los líderes rusos actuales, la mayoría de los cuales vienen de estar en órganos persecutores soviéticos, nunca aceptaron el colapso del imperio soviético. En 2005, mucho antes de la crisis actual, el presidente Putin, exoficial de la KGB, calificó la caída de la URSS de 1991 como la «mayor catástrofe geopolítica» del siglo XX. En 2008, Rusia atacó Georgia, exrepública soviética, con el pretexto de apoyar a los osetios y abjasios facciosos. En 2014, ante la firma del acuerdo de asociación de la UE con Ucrania, Rusia se anexionó Crimea y comenzó la guerra en las regiones de Donetsk y Luhansk, apoyando a los separatistas rusos. La «guerra silenciosa» rusa en el Donbás se cobró la vida de más de 14.000 personas en ocho años. ¿Por qué Ucrania le importa tanto a Putin? El renombrado politólogo Zbigniew Brzezinski observó en una ocasión que «sin Ucrania, Rusia deja de ser un imperio, pero con una Ucrania sobornada y luego subordinada, Rusia se convierte automáticamente en un imperio». El movimiento de Ucrania hacia Occidente en aras de consolidar un Estado democrático ha hecho que Putin se sienta amenazado porque el Kremlin percibe el éxito de un Estado europeo de su antigua órbita como amenaza, porque demuestra lo contrario al discurso que él mantiene. No olvidemos que Ucrania tiene un enorme potencial económico. Sus tierras, excepcionalmente fértiles, pueden satisfacer las necesidades alimentarias de 600 millones de personas. El país posee los mayores yacimientos de uranio de Europa, es puntero en algunos sectores industriales más complejos, etc. Por eso, para Putin la anexión de Ucrania significaría el retorno de Rusia a la condición de superpotencia.

¿Ucrania ha tenido miedo durante mucho tiempo a la figura de Putin?

Miedo no es la palabra adecuada. Un ucraniano de a pie podría describir nuestra situación geopolítica como ‘demasiado lejos de Dios, demasiado cerca de Putin’. Especialmente después de la anexión de Crimea y el comienzo de la agresión rusa en el Donbás, la actitud popular hacia Putin fue más de resentimiento y disgusto que de miedo. Hoy en día es pura ira.

A diferencia de Putin, ¿qué piensa del presidente Zelensky?

A veces hace falta una gran crisis para que una figura pública pueda desenvolverse. Este es el caso de Volodymyr Zelensky. Tanto es así que ahora las encuestas le brindan un índice de aprobación entre la población por encima del 90 %. Admiro su coraje y determinación. Me acuerdo que sobre Víctor Jara contaban que la junta le rompió los dedos de las manos. Creo que Putin se está rompiendo los dedos con Zelensky. En mi opinión, Zelensky ha estado a la altura de las circunstancias y se ha convertido en un verdadero símbolo nacional.

¿Qué opina del argumento de Putin de que el objetivo de su ‘operación especial’ es ‘desnazificar’ Ucrania?

En mi opinión, Putin ha estado desesperado por encontrar alguna razón que justifique su agresión contra una democracia soberana. En las elecciones de Ucrania, los partidos ultranacionalistas o de extrema derecha nunca obtuvieron más del 2 % de los votos. Por el contrario, el presidente Zelensky, judío étnico que proviene de una familia de sobrevivientes del Holocausto, fue elegido presidente con el 73 % de los votos en la segunda vuelta. En Ucrania viven unos 300.000 judíos y, precisamente, muchos de ellos ahora han empuñado las armas para luchar contra los ‘desnazificadores’ rusos. Lo absurdo de las tan falsas afirmaciones de Putin se hizo evidente para todo el mundo la semana pasada, cuando los misiles rusos alcanzaron el monumento conmemorativo del Holocausto ‘Babyn Yar’ en Kyiv.

¿Qué piensa del apoyo a Ucrania por parte del ‘Occidente colectivo’?

Comenzaré diciendo lo obvio: hoy Ucrania está en la primera línea de la defensa de los valores y la civilización occidentales de una amenaza existencial, de un Estado canalla que no reconoce el orden legal internacional. Al proporcionar ayuda a Ucrania, Europa y Estados Unidos se están defendiendo. Por supuesto, no toda la información puede hacerse pública, pero por lo que sabemos de fuentes abiertas, el apoyo es muy grande: desde misiles antitanque hasta hospitales de campaña. El elemento crucial hoy es proteger Ucrania, en particular sus seis plantas de energía nuclear, desde el aire. El presidente Zelensky hace un llamamiento a los EE UU y otros aliados para garantizar una «zona de exclusión aérea» sobre Ucrania. Esta es una situación muy delicada para Occidente: por un lado, la necesidad es obvia; por otro, nadie quiere provocar a un loco que posee un botón nuclear. No obstante, soy optimista: la solución se encontrará a través de formas más creativas. En cuanto al apoyo público desde la sociedad civil, no soy capaz de expresar lo agradecido que estoy por la gran cantidad de apoyo y afecto de los valencianos. Nunca en mi vida he visto una muestra tan masiva de solidaridad. Personalmente, aquí soy patrono de la campaña de recogida de fondos que organiza la asociación Instituto 9 de Mayo. Gestionaremos esa ayuda donde no llegan los estados, donde vemos que es fundamental para que Ucrania pueda resistir.

Hablando de solidaridad, ¿dónde está Naciones Unidas en todo esto?

Al responder a la agresión rusa, la ONU –y me duele decirlo– tuvo un comienzo lento. Ucrania no vio mucho hecho desde 2014 hasta el comienzo de la invasión actual. El motivo de la inactividad es que la Rusia es una de las llamadas ‘naciones P-5’, uno de los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad, con la posibilidad de vetar cualquier decisión relacionada con la paz y la seguridad. Pero por fin, la semana pasada, la ONU ha empezado a reaccionar ante la situación actual. La Asamblea General, por 141 votos contra 5, algo sin precedentes, ha condenado la agresión rusa y demandado al presidente Putin que se detuviera. La Naciones Unidas también ha dado comienzo a una iniciativa humanitaria masiva, particularmente para ayudar a los refugiados. En cuanto a una operación de mantenimiento de la paz, podría suceder, pero solo cuando terminen las hostilidades abiertas. De todas formas, habrá mucho que reconstruir después de que los invasores rusos se hayan marchado.

Compartir el artículo

stats