A raíz de lo sucedido en Castilla y León y de la entrada en el gobierno de esa comunidad de Vox. ¿Si en 2023 dieran los números en la C. Valenciana para un gobierno del PP y la ultraderecha, pactaría con el PP para evitar esa situación? 

Lo fundamental es que ese escenario no se produzca. La C. Valenciana está mejor que en 2015 en todos los indicadores económicos y sociales, incluso después de la pandemia. De lo que se trata es de afianzar ese proyecto, que sea capaz de actualizarse, y un espacio de estabilidad que nos ha dado grandes oportunidades. Volverlo a poner en cuestión con las políticas del pasado sería lamentable. Este año vamos a solucionar tres elefantes blancos que la gestión del PP dejó. La Ciudad de la Luz, que cuando llegamos la única alternativa que nos daban era venderla por 17 millones de euros y que a partir de julio podrá ser ya otra vez un espacio adecuado para la economía. Ahora tendrá esa oportunidad también la L10 del metro de Valencia, que se había dejado sin terminar. Y también el nuevo CaixaForum, que viene a dotar de contenido un espacio que había costado casi 100 millones. Volver al pasado acompañado del peor de los pasados realmente es una combinación tóxica. Por eso tenemos que buscar fórmulas de mayor centralidad y moderación y girando a lo que significa la superación de las desigualdades. Un giro a la derecha sería lamentable.

¿Con un PP moderado, como el que podría promover Alberto Núñez Feijóo, serían posibles esas alianzas para aislar a la ultraderecha?

Aislar a la ultraderecha es lo que han defendido los partidos conservadores y socialdemócratas de Europa, pero aquí no ha sido así en ningún momento. Ojalá cambie el PP de visión. Sería un paso adelante, porque el discurso del odio y el rencor de este populismo genera fractura en la sociedad. Si existe ese caldo de cultivo es porque alguna cosa estamos haciendo mal todos, pero es muy inquietante ver como productos basura en términos políticos acaban inundando la comunicación. 

¿Superada cualquier tentación de adelantar elecciones con todo lo que está pasando o queda algún resquicio? 

Si no había ninguna razón antes, ahora de lo que se trata es de desarrollar al máximo el presupuesto, los fondos europeos y hacer frente a esta nueva emergencia energética. Esta es nuestra agenda. Me gustaría también cimentar el diálogo social y el acuerdo político en las medidas que vayamos a tomar a partir de la próxima semana.

¿Da por imposible un nuevo modelo de financiación de las autonomías en esta legislatura, con este contexto de guerra?

En absoluto. Vamos a insistir hasta el último momento. Lo que es evidente es que con modelo nuevo o sin él, la situación de la C. Valenciana es insostenible. Es una evidencia que ya ha sido claramente aceptada y debe haber soluciones. Es necesario además que las comunidades tengamos suficiencia financiera para desarrollar nuestras competencias. Ese agujero del sistema lo ciframos en 14.500 millones.

¿A la vista de la evolución de la última instrucción judicial sobre el caso de la menor que sufrió abusos en un centro concertado, cree que el Gobierno valenciano trató bien a esa menor tras denunciar los abusos del educador, exmarido de la vicepresidenta?

Esta es una cuestión que está judicializada y yo he reiterado que confío en la justicia, en la acción política de la vicepresidenta y en los funcionarios. A partir de ahí, es la justicia la que va a determinar. Cuando hay cualquier situación de estas características, todos de alguna manera hemos fallado, pero imputar mala fe o alguna otra consideración si no se tienen pruebas fehacientes es criminalizar de una manera inadecuada.

¿Si la justicia determina investigar a la vicepresidenta, tomará alguna medida?

Creo que no estamos en ese escenario.

¿Tras el relevo de Pablo Casado en el PP ha notado ya algún cambio, un tono más propositivo?

Se atisban visiones contradictorias. A veces parece que sí y a veces parece que no. Me gustaría un cambio, que se abandonara la política de insultos como ha dicho el señor Feijóo me parece positivo. Lo que quiero es que llegue a todas las terminales. Es una decisión que ha tomado el PP, que habrá que analizar en la historia, si esa coalición entre el establishment y un cierto populismo ha sido para echar a unos dirigentes o de verdad se produce en términos políticos un cambio real.

¿Para usted hay una diferencia clara entre violencia de género e intrafamiliar o doméstica?

Abrir ese debate es de una irresponsabilidad enorme. El asesinato de mujeres es la peor fractura que se ha producido en esta sociedad. Es un terrorismo simplemente por el hecho de ser mujer. La equidistancia en esto es de una catadura moral lamentable.

¿Cree usted que ha llegado el momento de retirar la mascarilla en interiores?

Creo que estamos cerca. Todos deseamos cuanto antes quitarnos la mascarilla, pero tenemos que ser conscientes de que continúa estando entre nosotros el virus, porque no se ha superado definitivamente la pandemia.