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José María Martínez Gómez | Presidente de Simetría Grupo Empresarial.

"La colaboración público-privada es necesaria para el Estado del Bienestar"

El empresario castellonense pide a la admnistración pública un marco regulatorio más ágil en plazos y procedimientos de licitación

José María Martínez Gómez EP M

Grupo Simetría alcanzó 221 millones de facturación en 2020, creció un 2,3 %, obtuvo un beneficio neto de 3,8 millones, creó 320 puestos de trabajo… y todo ello en medio de la crisis de la covid. ¿Qué perspectivas tiene el grupo?

En 2021 los datos son todavía mejores. Las perspectivas son buenas. Con independencia de los momentos puntuales, lo que marca la diferencia es la forma en que se gestionan las compañías. Ésta tiene dos características sustanciales: es una empresa líder en su entorno, en su territorio; y tiene excelentes equipos, con lo que aspiramos a seguir siendo líderes.

¿Qué lecciones podemos extraer de la pandemia?

Contar con la gente y dar confianza ha sido algo absolutamente necesario porque sin ello, cuando han cambiado las formas en las que nos hemos tenido que manejar, hubiera sido difícil sobrevivir. En este momento, y después de la pandemia, aspectos como la flexibilidad, contar con la gente y generar confianza son exigencias para cualquier compañía.

Ahora surgen nuevas incertidumbres. ¿Cómo se presenta el futuro a corto y medio plazo para la economía valenciana y sus empresas con la guerra de Ucrania y el incremento del precio energético?

Es un momento difícil desde el punto de vista de los suministros o de la situación de inflación... pero yo creo que las empresas valencianas se han caracterizado por aspectos claramente diferenciales, como por ejemplo estar estructuradas por clústers territoriales como el azulejo en Castelló, el auxiliar del automóvil en Almussafes o el del calzado en Elx... Eso nos ha permitido tener siempre ventajas relevantes. Además, la economía valenciana tiene también aspectos muy destacables, como el turismo, que le ha dado una notoriedad internacional y ha sido siempre una puerta de cara al exterior. Creo que la economía valenciana, por el auge de sus puertos y por la situación de vivir pensando en el exterior, se ve menos afectada por los mercados interiores y puede tener ventajas en relación a la evolución de los mercados exteriores, que en este momento se están comportando mejor.

¿Cómo se enfrentan las empresas a ese incremento de los precios energéticos?

Cómo se aborde el tema del consumo o del gasto de energía en los próximos años en nuestro país va a ser determinante. Nosotros competimos en el mundo y si tenemos desventajas en términos de coste, podríamos estar en condiciones no adecuadas para competir. El tema de los precios ha de abordarse con proyectos de eficiencia y de digitalización, profundizando en la internacionalización, generando valor, diferenciándote. Sí que es cierto que tenemos una posición razonablemente dependiente o mucho más dependiente que otros países del coste de la energía, que es un coste principal y que en algunos sectores puede afectar sustancialmente.

¿Puede ser este por fin el gran momento de lanzar un órdago con las energías renovables y la economía circular?

Yo creo que siempre es momento de lanzar un órdago con la economía circular. Yo tengo una hija y un hijo que son jóvenes, y desde luego ellos tienen un planteamiento sustancialmente distinto de las anteriores generaciones sobre las exigencias que les imponen a las empresas, de cómo se tienen que comportar desde el punto de vista de la responsabilidad social. Cuidar el medio ambiente es rentable. Y eso significa que tenemos que abordar necesariamente los procesos de transformación hacia modelos mucho más sostenibles. Es una exigencia no solamente normativa, sino también por conveniencia de los intereses de las propias empresas, en la medida en que los nuevos clientes eso lo van a considerar y lo van a exigir.

Son esfuerzos que tiene que hacer una empresa privada, pero ¿qué papel ha de tener la Administración pública en esa colaboración hacia una evolución más veloz?

En este momento, por ejemplo, cuando se está hablando de los apoyos del dinero que puede venir como consecuencia de la situación actual a España, la forma en la que tenemos y la exigencia para consumir ese dinero, para gastarlos, va a requerir de un tema que es la colaboración público-privada. Se necesita para consolidar una economía próspera y un Estado de bienestar. No es un concepto de moda, es una fórmula de desarrollo económico que está funcionando desde hace décadas y que ha permitido multiplicar los recursos que se han destinado al desarrollo de la sociedad y a la optimización de los recursos. La necesidad de implementar los nuevos fondos procedentes del mecanismo de recuperación y resiliencia exige contar con un adecuado modelo de colaboración público-privada que permita canalizar las inversiones con agilidad y multiplicar su efecto. Y, para eso, lo que habría que exigir a la administración pública es un marco regulatorio propio, lo menos complejo posible, y que sea ágil en plazo y en procedimientos de licitación.

¿Es un problema el aspecto burocrático?

Bueno, yo soy consciente de lo difícil que es provocar cambios. Y a partir de ahí, entendemos que la colaboración público-privada es el mecanismo que necesitamos, básicamente porque es lo que te permite multiplicar los efectos y lo que te puede permitir conseguir optimizar. Los procedimientos tienen que ser ágiles y las normas que lo regulen tienen que ser razonables. No estoy hablando de que se eviten los controles, en absoluto. Lo que estoy diciendo es que se agilicen los procesos.

En el camino hacia la sostenibilidad, ¿entran la vivienda y el urbanismo en la ecuación?

Históricamente el sector de la construcción ha podido estar fuera de la hoja de ruta del ecologismo y la sostenibilidad. Cada vez la gente vive más en las ciudades y en esa situación no habrá sostenibilidad sin ciudades sostenibles. Y eso incluye considerar cosas que han estado hasta ahora muy al margen de las exigencias o de los planteamientos, tanto del ámbito privado como del ámbito público.

Uno de los aspectos que más dificultades genera en una ciudad es la cantidad de residuos que se generan. El grupo Simetría tiene empresas dedicadas a esa gestión de los residuos. ¿Cómo se trata de evolucionar hacia una economía circular que funcione mejor?

Cuando haces las cosas de una manera sostenible en el corto plazo, como estamos en un mundo globalizado, hay otras áreas geográficas que a lo mejor pueden tener menos en cuenta este tipo de exigencias, y eso te puede situar en una desventaja competitiva. Dicho eso, si el consumidor cada vez más valora y exige esto y está dispuesto a admitirlo en el precio, esa desventaja competitiva en el largo plazo no se va a mantener así. Va a ser una acción rentable en el medio y largo plazo. Preocuparse por el medio ambiente es rentable. ¿Por qué? Pues porque nos estaremos aproximando a las preferencias de nuestros clientes. Y atender las exigencias de los clientes siempre es rentable. Hay que minimizar el consumo de los recursos y propiciar crecimientos que, optimizando los recursos hoy, no te perjudiquen en el futuro.

En todos estos avances, ¿qué papel ha jugado la Agenda 2030?

La Agenda 2030 plantea una exigencia, pero yo creo que con independencia de eso, las empresas españolas no están aplicando esto solo por exigencia, sino porque se lo creen, porque nos lo creemos. En este momento, creérselo es importante. Hay que ser realistas y saber que el escenario del consumidor que viene inmediatamente valora positivamente eso. Y no puedes estar al margen de los gustos de los clientes.

La inflación. ¿Qué pueden hacer las empresas para que la ciudadanía no pierda el poder adquisitivo que tenía?

El consumo al que nos dirigimos las empresas españolas y especialmente las valencianas, es el consumo del mundo, no sólo el consumo interior. Nuestros mercados no sólo son los interiores, sino que tenemos una parte importante en la exportación a entornos donde probablemente la inflación sea menor o donde globalmente haya mayores crecimientos de renta. Una empresa podría contribuir a extender la inflación en la medida en que sus costes se vayan trasladando lógicamente a los precios, pero también es verdad que cuando las empresas están internacionalizadas, parte de los beneficios que obtienes fuera vienen aquí. Eso puede permitir también, a su vez, mejorar las condiciones de las personas de aquí. Con lo cual, si hay algo que puede permitir romper barreras de la inflación, debería ser la internacionalización de las compañías. Sin perder de vista que hay que ser capaces de mejorar permanentemente y de manera continuada en el control de los costes de las empresas. Y eso exige procesos como la digitalización de las empresas.

Cambiando de tercio, ¿qué supone la llegada de la gigafactoría de baterías de Volkswagen para el entramado empresarial de la Comunitat Valenciana?

Cualquier inversión en la industria es buena para los empresarios y para los ciudadanos del entorno en el que se ubique. Sin ninguna duda. Cualquier inversión tractora lo que va a hacer es generar efectos multiplicadores en la medida en que una empresa siempre acaba no sólo vendiendo, sino comprando. Y con independencia de que sus capacidades por tamaño le permitan comprar en el mundo, la proximidad siempre es una ventaja competitiva si somos capaces de hacerlo bien. Porque aunque sea sólo por la diferencia de coste de transporte, deberíamos de contar con una cierta ventaja. Una inversión tan potente aquí significa en un primer plazo ejecutar esa inversión, y de manera continuada en el tiempo, aspirar a participar en el negocio desde el punto de vista de los inputs.

¿Habrá un espaldarazo definitivo al Corredor Mediterráneo gracias a la llegada de Volkswagen?

Yo espero que sí, porque las infraestructuras son necesarias siempre para optimizar los recursos. La búsqueda de la optimización de los recursos es algo muy necesario para el mundo de la empresa y para los negocios en general. La infraestructura, a mi juicio, debería haber estado hace mucho tiempo, pero no solo el Corredor Mediterráneo, sino la inversiones en puertos, de manera que se consiga la intermodalidad, mejoras en el mundo de las carreteras, las inversiones en áreas como el de bienestar con colegios, inversiones en el área de medio ambiente con plantas de tratamiento y mejora en recogida de residuos, etcétera. Las infraestructuras nos deben permitir seguir siendo competitivos en un mundo global.

¿Estamos ante una gran oportunidad de convertir a la Comunitat Valenciana en un gran polo estratégico, por ejemplo, en el tema del coche eléctrico?

Estamos en un momento disruptivo en el que las cosas cambian mucho. Esta es una inversión que puede cambiar mucho las cosas, porque estamos hablando de que las cosas se hagan de una manera sustancialmente diferente. La Comunitat Valenciana, por otro lado, cuenta con unas ventajas de localización evidentes, cuenta con talento, cuenta con capacidades, cuenta con un tejido empresarial muy dinámico, con una vocación exportadora y de orientación al exterior. Y si a eso le añades elementos motores que dinamizan en un momento determinado, no me cabe ninguna duda de que el carácter emprendedor de los empresarios de la Comunitat sabrá aprovecharlo para relanzarse.

¿Qué deberíamos aportar para aprovechar esa oportunidad?

Hay que facilitar las cosas. Para hacer las cosas hay un tiempo. Si llegamos muy pronto es verdad que somos visionarios, pero si llegamos tarde nos han robado la cartera. Competimos en el mundo, hay que hacer las cosas a su tiempo. Creo que la administración pública debería ser capaz de agilizar procesos y sistemas, y facilitar. Al final, entre todos deberíamos ser capaces de generar un entorno en el que el desarrollo de los proyectos minimice el tiempo que requiere y consiga optimizar el automóvil.

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