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"Estamos en contacto muy directo y a poca distancia, por eso mantenemos la mascarilla"

Comercios y servicios valencianos reciben con "precaución" la retirada de las mascarillas en interiores

Alba y Claudia Casas en su peluquería y estética El salón de Claudia y Alba.

El fin de la obligatoriedad de las mascarillas en interiores, tras su aprobación esta mañana por el Consejo de Ministros y a falta de su publicación en el BOE este miércoles, ha sido recibida con "precaución" por parte de algunos comercios y servicios de València, especialmente en aquellos en los que hay un contacto más directo con los usuarios y usuarias.

Alba y Claudia Casas son dueñas de una peluquería y salón de estética en el barrio de Tres Forques de València, El Salón de Claudia y Alba. "Si todo el mundo tiene cuidado, y en algunos sitios cada uno la lleva por su tranquilidad, ya hay que ir avanzando", afirma Alba a este diario mientras atiende a una de sus clientas.

No obstante, las dos hermanas han establecido continuar con el tapabocas dentro de su establecimiento. "Consideramos que, como estamos tan cerca de la persona, tanto para depilar como en peluquería, vamos a seguir con ella. No vamos a obligar al cliente, pero nosotras como trabajadoras sí", detalla Claudia.

Es también el caso de Alba Tejedor, dueña del salón de belleza World of Beauty, que abrió su negocio en plena pandemia. "Nosotras la vamos a mantener por ahora. Trabajamos muy cerca de las clientas y con muchos servicios, entonces, salvo en algún momento puntual que nos la podamos quitar, la seguiremos llevando", apunta.

Además, reconoce que sus clientes han respetado la normativa en todo momento. "La gente cuando entra por la puerta lleva la mascarilla y, como en la mayoría de los tratamientos se la tienen que quitar, nosotras estamos protegidas, así que no hemos tenido ningún problema", admite.

Lidia Oliva, con mascarilla, en el Restaurante Las Brasas de València. GERMÁN CABALLERO

Asimismo, Daniel Moraleda, socio fundador del estudio de tatuajes y piercings Tres Cruces Tattoo, también se va a esperar. "Nosotros seguiremos un tiempo más. No sé si quince, veinte días o un mes. Estamos con gente en contacto muy directo y a poca distancia, por eso sí que la vamos a mantener", explica. No obstante, Moraleda considera que este paso hacia adelante es "bueno". "Tenemos que empezar a vivir, a vernos las caras, a respirar", añade.

Desde la hostelería, uno de los sectores más afectados por la pandemia, también apuestan por conservar el tapabocas. "En principio, vamos a llevar la mascarilla porque la gente se ha acostumbrado. Da mejor imagen. También por higiene, ya que nosotros trabajamos con comida y de cara al público. Por eso, creemos que es mejor así de momento", confiesa Lidia Oliva, del Restaurante Las Brasas València.

En cuanto a sus clientes, Lidia precisa que habrá personas que sí la retiren definitivamente, pero también hay "mucha gente mayor que la va a seguir llevando y que va a tener más miedo". "Espero que vuelva todo un poco más a la normalidad. Ahora ya se pueden poner mesas grandes, se pueden reunir las familias. Además, viene el verano, el calor, el sol y creo que la cosa va remontando. Espero que siga así y no haya otra recaída", defiende.

Continúa la obligatoriedad

Esta mañana también se ha confirmado la excepción para algunos espacios, como en los transportes públicos, menos en los andenes y accesos, en los recintos sanitarios y en las residencias de mayores. Javier Álvarez, dueño del centro J. Álvarez Fisioterapia, a falta de la publicación del real decreto en el momento de la entrevista, es consciente de que en consulta "las vamos a seguir llevando, también los pacientes". "Cuando el virus se extinga completamente y las UCI y las incidencias acumuladas bajen, ya veremos cuando las retiremos", añade.

Por su parte, Marian Vergara, coordinadora feminista del Taxi de València, considera que esta decisión es "beneficiosa" para el sector. "La mampara de protección que llevamos muchos no la vamos a quitar, porque consideramos que la pandemia sigue estando, que la covid no se ha ido. Es una buena medida, porque el espacio del coche es muy pequeño, y más ahora de cara al verano con el aire acondicionado", subraya.

"Pensamos que, en ocasiones, tendremos un poco que discutir con el cliente para que entienda que tiene que subir con la mascarilla. Algunos compañeros nos estamos preparando de manera individual para llevar algunas en el coche y así poder ofrecérselas a quien incluso salga de casa ya sin ella y quiera entrar al taxi", señala Vergara.

Gabriel Viscaino y Manolo Boyer también son taxistas. "Hay mucha gente que me comenta que no se la va a quitar. El último día que trabajé, una clienta nada más subir me pidió que bajara todas las ventanillas, se puso el gel en las manos y pagó con tarjeta para que no tuviéramos ningún contacto", relata Boyer. Por su parte, Viscaino insta a la "precaución" y a que la vuelta a la normalidad se haga "poco a poco".

División en las calles

En la calle, sin embargo, las opiniones están más divididas. "En interiores ya no la voy a llevar y en exteriores tampoco, solo si hay una aglomeración. Tengo ganas de la vuelta a la normalidad y de quitarme la mascarilla. Igual es una imprudencia, pero ya lo necesitábamos", sostiene Mar Artigas. Junto a ella, sentada en el banco de un parque, Marga Ros defiende que, con 72 años, no debe retirarse el tapabocas porque "todavía hay muchos contagios".

En este sentido, los hermanos Carol y Jorge Marías se deciden por utilizarlas en comercios y en lugares donde se concentren muchas personas. Uno de los aspectos que más preocupa es el ámbito escolar. "Con los pequeños es más difícil, si les dicen que se la pueden quitar, imagino que lo harán. A mí me gustaría que mi hijo la siguiera llevando durante un tiempo, pero entiendo que son niños", indica Carol.

Silvia Dema y Pilar Escuin almuerzan en la terraza de un bar del barrio de Tres Forques. "No es miedo, pero ya nos hemos acostumbrado y un poquito de respeto al virus todavía le tengo", admite Silvia, quien reconoce que conservará el tapabocas dentro de los establecimientos. "Voy a seguir llevándola incluso en algunos tramos cuando me cruce con la gente por la calle, sobre todo por precaución, porque las veces que nos las han quitado se ha disparado la incidencia. Si somos más respetuosos, habrá menos contagios", concluye Pilar. 

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