El pasado miércoles 21 de abril entró en vigor la nueva normativa sobre el uso de las mascarillas en territorio nacional, eliminando la obligatoriedad de su utilización en interiores. Durante más de dos años, el tapabocas ha ayudado a minimizar los contagios, convirtiéndose en un elemento crucial en la lucha contra la covid. Y es un hábito que se mantiene, al menos entre la gente más mayor.

Un paseo por el centro de València no deja lugar a dudas: aunque en el exterior el grupo de personas que decide no utilizar la mascarilla es mayoritario, en interiores el porcentaje se queda en el 50 %. Sobre todo son más utilizadas por la gente mayor.

Así lo confirmaron los camareros del establecimiento Casa Mundo, emplazado en la céntrica calle Don Juan de Austria: «Hay gente que no la usa, pero muchas personas aún las mantienen, sobre todo los más mayores, que prefieren ser precavidos».

En términos similares se manifestaron en la aledaña tienda de productos estéticos Primor: «La mayoría de la gente que entra en nuestro establecimiento sí lleva mascarilla. Es algo que ha venido para quedarse, al menos un tiempo».

Y es que el uso de este tipo de protección aún suscita cierto debate entre partidarios y detractores. Marta, joven residente en Torrent, se mostró partidaria del fin de la obligatoriedad: «Estoy supercontenta de que se haya eliminado su uso forzoso en interiores. A mí personalmente me da mucha más libertad para entrar en las tiendas ya que llevo gafas y en todo este tiempo ha sido imposible ver observar las cosas. Vuelvo a ver bien y estoy mucho más tranquila». Eso sí, matizó que siempre mete un cubrebocas en el bolso: «Lo sigo llevando por si acaso, no viene de más prevenir».

En exteriores, el grupo sin mascarilla es mayoritario, pero en interiores la cosa cambia. Un ejemplo de ello se pudo encontrar ayer en las instalaciones de la tienda Apple de la calle Colón. El público salió ayer en masa y para poder ser informado de los productos de la marca de la manzana mordida tenías que hacer cola.

En el bolso, por si acaso

Los dependientes atendían en los mostradores y al menos la mitad de los clientes llevaba tapabocas: «La verdad es que creo que es un 50%-50%. Es decisión de la gente. Hay de todo. Es un hábito que se ha asentado durante los últimos años y las cosas no cambian tan rápido», apuntaron los profesionales encargados de la admisión de los clientes.

Aunque las rachas de viento fueron constantes durante toda la jornada, la gente sí decidió disfrutar de un soleado sábado en terrazas y bares. La mascarilla ha sido un elemento clave para luchar contra la pandemia. Mucha gente aún apuesta por prevenir.