María Reyes Pacheco, de 75 años, sube con mucho esfuerzo a su marido Ángel por una rampa del portal. La silla tiene un pequeño motor eléctrico que les ayuda, pero aún así la subida es sufrida. "Y esta es la cuesta buena", explica. Han bajado hasta el borde de las escaleras y están a diez metros de la puerta que da a la calle. Pero no pueden avanzar porque solo hay escaleras. Así, Ángel lleva prisionero en su casa y sin pisar el exterior más de tres meses.

Al lado de las escaleras está el agujero de las obras que los propietarios decidieron hacer para que Ángel, que sufrió un ictus hace tres años y está en silla de ruedas, pueda moverse con más libertad. Hasta hace nada las cuestas estaban tan empinadas que dos trabajadoras del ayuntamiento de València ayudaban a Ángel a bajar a la calle para ir a su centro de día a las nueve y a volver a su casa a las cinco. Su mujer no podía sacarlo. "Eso era de lunes a viernes, los fines de semana no salía de casa", cuenta Pacheco.

Así que decidieron que el ascensor bajara a la planta baja para eliminar las escaleras. Las obras iban bien, hasta que el 14 de enero los albañiles se fueron a la espera de que Iberdrola realizara una acometida para sacar un contador a la calle. Desde entonces están esperando a que continúen las obras y pese a la insistencia diaria de Micaela Linares -su sobrina- no contestan a las llamadas. Para la mayoría de vecinas el retraso supone subir o bajar 15 escalones hasta llegar al ascensor. Para Ángel es una barrera insalvable que le tienen preso. Su mujer y su sobrina cuentan que el encierro le ha afectado mucho en su salud mental, pero sobre todo se ha resentido su movilidad. Desde que empezaron las obras las trabajadoras del ayuntamiento han dejado de venir para llevarle a rehabilitación.

Ángel y María frente a las escaleras de su edificio en València. F. Bustamante

Fuentes de Iberdrola han explicado que el retraso en la acometida se debe a varias razones. La primera la falta de planificación de los vecinos, ya que es necesario solicitar una licencia de obra para realizar esa reforma. Una vez pedida la licencia de obra, explican desde la empresa, los vecinos tardaron 35 días más en contestar. Después de eso, las fallas, las semanas vacacionales de Pascua y los periodos de lluvias dificultaron acabar la obra, según Iberdrola. Pese a todo la empresa ya se ha movilizado y tendrá lista la acometida en los próximos días, según han confirmado a Levante-EMV.

Para subir del portal a su casa, Ángel y María Reyes se meten en un elevador en el que a duras penas cabe la silla. Él es una de las 15.000 personas que se encuentran "prisioneras" en sus casas por no tener unos edificios accesibles, según alertó ayer Cocemfe. Eduardo Signes, responsable de la Agencia para la Defensa y Promoción de la Accesibilidad de la La Confederación de Personas con Discapacidad Física y Orgánica (Cocemfe CV), explica que "la mayoría de problemas de accesibilidad son por soluciones rápidas o chapuceras que se hicieron sin cumplir la normativa".

El primero, explica, son "las rampas que parecen toboganes". "Se hicieron en su momento por cumplir, pero ahora se han dado cuenta de que no sirven y no dan solución a las personas con discapacidad y hay que arreglarlas", dice Signes. Es el caso de Ángel.

Además de esto, Cocemfe ve un problema en las plataformas elevadoras. "Muchas personas de la finca las utilizan para cosas que no deben como por ejemplo subir la compra". Signes pide evitar a toda costa estas soluciones y primar otras como bajar los elevadores a planta cero para evitar escalones y cuestas.

Por otra parte, están las viviendas con "ascensores donde no caben las sillas de ruedas o directamente sin ascensores. Aquí es donde las personas lo tienen más difícil". Signes explica que incluso "hay personas dependientes en València que viven en pisos sin ascensor y tienen que ser movidos con sillas especiales y varios voluntarios de Cruz Roja. En estos casos las personas si que solo bajan a la calle de forma excepcional, posiblemente una vez al mes" cuenta.

Un paseo por València

El ictus de Ángel hizo que él y su mujer se pusieran unas gafas que el resto no tiene. Las lentes de una persona con discapacidad en la ciudad de València. Si todo son aceras, hay que dar una vuelta entera a la calle hasta que se pueda pasar. Si la tienda de zapatos tiene un escalón, ya no se puede entrar para comprar. Así todo el día. "Cualquier bache que el resto no nota, o un mal asfaltado puede hacer que se caiga de morros", cuenta Micaela. Por suerte Ángel y su mujer tienen una cama articulada en casa que les ayuda a incorporarse, pero aseguran que la asistencia a domicilio (a penas un par de horas en casa para un gran dependiente) es muy insuficiente.

A las dificultades en el día a día sin una persona que ayude se suman la lentitud de las ayudas. "Él va a un centro de rehabilitación para mejorar su movilidad, que cuesta unos 700 euros al mes. Conselleria nos dijo que teníamos que empezar a pagarlo nosotros para gestionar la ayuda, y hemos estado pagando más de un año hasta que Igualdad nos ha dado la ayuda. Muchas familias no pueden permitirse estar gastando 700 euros al mes con los sueldos que hay ahora, me parece muy injusto", denuncia Linares.

A sus 75, María Reyes se plantea pedir la ayuda de cuidadora no profesional de su marido, ya que de esa manera podrán tener una prestación aunque sea mínima (unos 300 euros en muchos casos). Además, Linares denuncia que "muchos trabajadores sociales no están informados y no te cuentan todas las prestaciones que tienes disponibles", una de ellas, por ejemplo, el asistente personal, al que Ángel tendría derecho por ser gran dependiente.

El 23 % de los discapacitados tiene problemas para acceder a su finca

Las personas con discapacidad necesitan edificios, calles, transportes accesibles para poder desarrollar su vida con toda la normalidad. Sin embargo, a día de hoy todavía existen barreras incluso dentro de sus casas. El 23 % de las personas con discapacidad tiene problemas para acceder a su edificio. Es decir, es complicado para ellos transitar el portal, las escaleras, el ascensor, el patio o el garaje. 

Así se desprende de la última Encuesta de Discapacidad referente a 2020 publicada por el Instituto Nacional de Estadística (INE), que informa, además, que del total de hogares en la Comunitat Valenciana, un 36 % cuenta con elementos que actúan como barreras para la movilidad de las personas con discapacidad. 

Y lo alarmante es que dos de cada diez discapacitados viven en estas viviendas inaccesibles. Más de 490.000 personas tienen algún tipo de discapacidad en la Comunitat Valenciana, de ese total, el 66 % se desenvuelve bien en su propia casa; pero el 23 % encuentra dificultades en el acceso a ella y a un 18,6 % se le hace complicado transitar los alrededores que rodean la vivienda.

Por otra parte, y según la misma encuesta del INE, el 16,2 % de las personas con discapacidad ni siquiera pueden hacer vida dentro de su hogar y encuentran problemas para moverse por las habitaciones, baños, cocina o para escuchar el timbre. Una persona, al mismo tiempo, puede tener varias dificultades en las distintas estancias de su propia vivienda.

El laberinto de las ayudas

Otro gran problema con la accesibilidad de los edificios es que las obras son, por lo general, muy caras. En el caso de la finca de Ángel los propietarios tienen que desembolsar unos 60.000 euros. Como en las ayudas de dependencia, la gran crítica de Cocemfe es tener que pagarlo por adelantado. "Si hacer la reforma es tan caro y no te van a dar la ayuda hasta que todo esté arreglado en la práctica se está excluyendo a muchas personas de las ayudas".

Por este motivo la entidad pide "ser más flexibles con las prestaciones" y además apela al Instituto Valenciano de Finanzas y a las entidades bancarias. "Estaría bien que fueran sensibles con esta realidad y ofrecieran unos préstamos más fáciles de acceder para que las comunidades pudieran hacer estas reformas e ir pagándolas", cuenta Signes.

Por otro lado se encuentra la convocatoria de ayudas para la rehabilitación de edificios publicadas recientemente por la conselleria de Igualdad. Según denunció Cocemfe, solo el 10 por ciento de las 3.000 solicitudes de ayudas se han resuelto favorablemente para comunidades de propietarios. Aunque el director general de Calidad, Rehabilitación y Eficiencia Energética, Alberto Rubio aseguró que estas ayudas deben estar ligadas a la eficiencia energética, la entidad pidió rebajar los criterios para que más comunidades pudieran reclamar estas ayudas de accesibilidad.

"Si Vivienda pide mejorar un 30 % la eficiencia del edificio para luego poner rampas eso es algo carísimo, en la práctica también deja fuera a muchísimas personas. Solo pedimos que distinga el grado de necesidad de cada caso, y que pueda bajar algunos criterios al 5%", dice Signes.