Si hay algo que se ha acabado de recuperar en estos últimos meses eso han sido los eventos sociales. Si bien el año pasado por estas fechas ya podíamos empezar a reunirnos (eso sí, con mascarilla y aforo limitado), este 2022, con el fin de la obligatoriedad de la mascarilla y la desaparición del número máximo de personas permitidas en un espacio o mesa, los eventos han vuelto de verdad. Y mayo es el mes por excelencia de celebración de comuniones.
En las Escuelas San José (Jesuitas) de València ya se ha celebrado la primera jornada en la que varios estudiantes comulgaron por primera vez. Una serie de celebraciones por las que pasarán un total de 87 alumnos y alumnas por turnos de ocho en ocho. El ambiente era de prudencia. Si bien los que toman la comunión no llevaban mascarillas, los curas y algunos familiares prefirieron continuar con el cubre bocas.
Las comuniones han vuelto. Con todo lo que significa celebrarlas. Comulgar es el hecho central, pero lo cierto es que a la celebración le acompaña la compra de un traje o vestido, la contratación de un convite con su catering, regalos e incluso a veces animadores para los menores. Celebrar la comunión cuesta en la Comunitat Valenciana entre 3.000 y 9.000 euros, según explica la Unió deConsumidors.
Convite menos numeroso
Una horquilla de coste similar a antes de la pandemia. La diferencia es que la pandemia ha traído crisis económica y social «por lo que las familias miran más cual es el mejor precio y están reduciendo el número de invitados y comensales al evento social», completa la organización de consumidores. Aunque los clientes no bajan la calidad del producto, sí que se cuida más en el número de personas. En este sentido, la Unió de Consumidores ha constatado que los menús y precios de restauración han aumentado alrededor del 20 % en estos dos años. Algo que constatan algunas de las empresas que se dedican a eventos. «Nos hemos tenido que ajustar a los costes de materiales y aumento del precio de la energía».
Por otra parte, Eduardo Casanova, de la empresa Campo Aníbal cuenta que este año las comuniones se pasan a domingo porque todos los sábados están llenos de bodas y otros eventos. «Estamos a tope, se nota que había ganas». En la otra cara de la moneda, la Unió de Consumidors apunta que cada vez se celebran menos comuniones. «Se han reducido entre un 15 % y un 20 %. Esto se observa en las grandes ciudades, mientras que las localidades más pequeñas la mantienen».
Vuelven las invitadas
El atuendo también es importante en este día. Mari Carmen y Ángela lo saben de sobra, llevan 40 años dedicadas a vestidos en su tienda Amavi, en Burjassot. Ayer por la tarde hacían la prueba de vestido de una de las niñas que comulgará este año. «La diferencia con el año pasado es considerable. Además de afianzar los trajes de comunión, se ha visto una mejora en la ropa de calle para ir a eventos. No solo comuniones, también bautizos».
Así como el año pasado las hermanas que regentan esta botica vendieron cientos de mascarillas elegantes, este años «las mascarillas que nos habían encargado las han anulado porque las parroquias no las exigen. Hemos vendido pocas». Respecto a los vestidos, dicen que durante esta temporada habrán vendido 75 trajes. «Se ha notado la mejora. El año que viene esperamos seguir mejorando».
