"Los pedidos se triplican cuando está lloviendo a cántaros como ayer. La gente suele pedir chucherías, cerveza, agua, leche, preservativos... Los 'riders' no les importamos nada". B. es repartidor de una plataforma digital en València. Sale a rodar haga sol, truene, nieve, o la ciudad esté inundada. La aplicación saca las métricas de los tiempos de sus riders, y si uno se demora un par de minutos (da igual que haya dos palmos de agua) un correo de sanción aparece al día siguiente. A más correos, más posibilidades de ser despedido a final de mes.

Esa es una de las razones por las que este repartidor prefiere mantenerse en el anonimato; las represalias de la empresa. "Aquí cada mes se despide a gente", asegura. Porque a ellos "solo les importan las métricas". "Si ven que se demora un poco la entrega de un pedido ya sabes que tendrás un mensaje". Te sancionan. "Les da igual si la dirección estaba mal, si llueve o no llueve, si hay tráfico o si el restaurante se ha retrasado. Solo les importa que el pedido llegue", asegura.

El sindicato CNT critica que no exista un convenio para el sector que regule este tipo de situaciones y reclaman un plus

Tampoco les importa la velocidad a la que te mueves. Ni que sus repartidores se salten semáforos, límites de velocidad o entren por calles que no deben. Porque todo esto, explica el repartidor, sucede. "Yo intenté durante un tiempo ser responsable e ir a la velocidad, pero con las métricas me sancionaron un par de ocasiones", asegura. Los tiempos que piden no cambian en ningún escenario, ni siquiera durante el diluvio de este martes. "Si tienes muchos avisos te despiden, no hay un factor humano que mire la situación de la persona".

Los 'riders' viven en una carrera constante contra las métricas. "Los accidentes son comunes, sobre todo en bici y en patinete porque nos obligan a ir a tope. Muchos repartidores corren al límite porque quieren tener las mejores métricas. No quieren que les llegue un correo al día siguiente que los intimide o que los echen", cuenta.

Los medios tampoco destacan por su presencia. "En algunas empresas no te dan ni un triste chubasquero. Te dan un casco, un soporte para el móvil y nada más", dice el trabajador. Así que la bicicleta, patinete o moto, la ropa, gasolina y mantenimiento corren a cargo del trabajador. En su caso todo esto le supone unos 300 euros al mes cobrando poco más de 1.100.

Un repartidor trabajando durante el temporal en la ciudad de València. German Caballero

Alejandro Cantón, rider y portavoz del sindicato CNT, reclama que exista un convenio para el sector que regule este tipo de situaciones, no solo en días de lluvia sino también de excesivo calor, donde pide "tener un plus, ya que condiciona mucho la concentración". "Evidentemente con las lluvias torrenciales se debería parar la actividad, o tener una mínima cláusula en el convenio estatal, porque en estas situaciones se pone en peligro la vida de los repartidores", exige. Cantón también lamenta que "no tenemos prevención de riesgos laborales y el material que se nos da es irrisorio".

Chucherías y cerveza para pasar el diluvio

Una de las grandes quejas de los repartidores es el excesivo peso en las mochilas en algunos casos. "Muchos tenemos dolores de columna o cervicales. Si algún día alguien se cae con botellas o con mucho peso se puede hacer mucho daño en la espalda. Y cuando llevas trabajando 4 o 5 horas se empieza a notar", explica. Pero nadie reclama, continúa, por miedo a represalias.

En situaciones de temporal la empresa tampoco cierra el radio de acción de los repartidores. "Al menos tendrían que hacer esto para los que van en patinete y bicicleta", cuenta el repartidor. Al menos, reclama, que estén bien equipados para hacerlo.

Las aplicaciones de empresas como Glovo y Uber tienen la opción de chatear. El repartidor asegura que "el cliente incluso te escribe preguntando por dónde vas, o quejándose de que estás tardando más de lo que toca". Y lo que la gente pide durante el temporal es "agua, leche, chucherías, cerveza y hasta preservativos", explica. Y asegura que "a la gente le damos igual. Hay pedidos a dos calles o menos de un kilómetro, o pedidos muy grandes en un quinto sin ascensor. Algunas personas te piden disculpas cuando llegas, pero ya está". "La gente extranjera curiosamente es la que suele dar algo de propina. Los de aquí no. Estás subiendo cuatro o cinco pisos sin ascensor en plena tormenta y les da igual en general", critica.

Aunque CNT señala que "es la empresa la que ofrece el servicio en todo tipo de situaciones" remarca que "nos parece indecente el egoísmo que destilan estas personas, que están viendo las lluvias torrenciales y aún así piden sabiendo que hay personas que se van a mojar". Cantón añade que "el empresario quiere sacar beneficio, aunque sea a costa de las condiciones físicas de los trabajadores".

Para este repartidor "no es que la aplicación te meta prisa en el momento, pero todo el rato eres consciente de que si no cumples el tiempo que te dan te va a llegar un correo pidiéndote explicaciones. O que si ven que eres 'lento' te pueden despedir, coger a otras personas y ya está".