Carlos Mazón se marcó como primer objetivo nada más tomar el micrófono "no salir de aquí a tomatazos". Ese aquí es la Facultad de Historia de la Universitat de València, espacio referente de la izquierda valenciana, donde comienzan la mayoría de manifestaciones estudiantiles, donde han sido habituales encierros por Bolonia o la Primavera Valenciana y donde Pablo Iglesias se dio uno de los primeros baños de masas en València. Quizás de ahí el deseo del líder de los 'populares' valencianos de que nadie hubiera llevado "huevos, tomate ni pintura".

El candidato del PP a la Generalitat se adentró en territorio comanche aunque con el público a favor, con invitación del sindicato Unió, cercano a Nuevas Generaciones. Ya desde el inicio sus correligionarios le esperaron en la entrada a la facultad. Camisas claras, chalecos oscuros, pantalones pitillo y algún traje daban un tono peculiar a un entorno que tenía en la pintada de la hoz y el martillo comunista en la boca de metro su contraste y que está más habituado a otras vestimentas, más anchas y reivindicativas en sus estampados.

A Mazón le recibió en la puerta el decano, Josep Montesinos, quien le dio una pequeña vuelta por la facultad y le despachó a la sala donde un centenar de jóvenes, la mayoría de la organización juvenil de los 'populares', la mayoría con responsabilidades de representación universitaria, aunque también hubo presencia insurrecta, protocolaria o de espía (cualquiera valdría) de dos miembros del sindicato progresista y nacionalista BEA, a los que Mazón agradeció su "curiosidad y convivencia democrática". 

No hubo escraches ni motines ni sabotajes similares como los que se llegaron a ver años atrás. En algo se ha avanzado. Por supuesto, ni tomates ni huevos ni ningún condimento alimenticio, lo que, por lo menos, fue un primer reto conseguido para Mazón a falta de saber si hubo algún convencido de sus explicaciones. Lo más parecido que hubo fue la custodia de un par de vigilantes de la facultad del pasillo del tercer piso que daba a la Sala Palmireno y el reparto de chocolatinas finales, habitual en los actos del sindicato cercano al PP.

"Como decía Belén Esteban, yo por un par de puntos de crecimiento MA-TO"

Dentro lo presentó el presidente del sindicato Unió, Sergi Alonso, que celebró los resultados obtenidos por esta organización en las elecciones del pasado mes de noviembre en la universidad, destacó la celebración de la conferencia como haber puesto una "pica en Flandes" y reivindicó el "orgullo" que sentían de contar con Mazón por su pasado como "representante claustral" en la Universidad de Alicante, una experiencia de la que el líder de los 'populares' estiró en el anecdotario.

Porque Mazón hizo suya esta teoría comunicativa de que el medio es el mensaje y la adaptó a que el espacio, el lugar en el que se habla, es parte del contenido. No se arremangó la chaqueta, pero tiró de recuerdos, confesiones y alguna que otra broma con un tono desenfadado. Citó a Belén Esteban para decir: "Por un par de puntos de crecimiento, MA-TO". Posó entre risas con el verde corporativo del sindicato Unió, "verde eco, muy bien"; y comentó cómo se quedó sin habla la primera vez que intervino en público en clase. "Que hubiera una chica que me gustara tampoco ayudó".

La parroquia era la suya aunque no lo fuera el envoltorio, situación que, dijo, no le era desconocida porque cuando estudiaba en la Universidad de Alicante estaba "claramente representada por organizaciones de corte estalinista". "No había muchas de perfil liberal", añadió, un calificativo, el de liberal, que reiteró en numerosas ocasiones. Finalmente, cuando ganó un puesto en la representación, le lanzaron la broma de que la Facultad de Derecho "había pasado a ser la Facultad de Derechas". Historia, no obstante, es otro cuento.