Con 10.597 ejemplares de flamenco común censados este invierno en el Racó de l’Olla, l’Albufera ha registrado el máximo histórico de la especie, según el último informe del servicio Devesa del Ayuntamiento de València y la conselleria de Transición Ecológica. El seguimiento de las aves revela que duermen durante el día en la reserva y por la noche se desplazan a lo largo y ancho del arrozal para buscar comida. La información la ha proporcionado un ejemplar anillado por la Fundación Tour du Valat en Francia y equipado con un dispositivo de localización a través de satélite.
El control de sus movimientos muestra cómo la extensión de la Perellonà ha permitido a este grupo alimentarse por todo el enclave, incluyendo las marjales interiores de Sollana, Sueca y Albalat de la Ribera. Puntos donde nunca antes habían sido observados. Otras especies, como la garceta común y la garceta grande han mostrado los valores más positivos de la serie temporal, mientras que morito común y espátula común han registrado sus mejores poblaciones en toda la década.
Los censos del conjunto de ambientes acuáticos del Parc Natural de l’Albufera, coordinados y compilados por SEO/Birdlife muestran buenas cifras en la invernada de 2022. Han sido cuatro los recuentos entre noviembre y enero. Del documento se extrae que la disponibilidad de una amplia inundación «resulta clave tanto para la conservación de la biodiversidad como para el desarrollo de actividades económicas». «La presencia de esta masa superficial dificulta la intrusión salina y la consiguiente pérdida de rentabilidad de los campos y favorece la actividad pesquera profesional», señalan.
Los técnicos de SEO/Birdlife, conselleria y ayuntamiento destacan el papel fundamental de las áreas de reserva municipales, ya que albergan el 58,6 % de la población invernante de ánade azulón en la Comunitat Valenciana, el 78,3 % de las cercetas comunes, el 54,9 % de los cucharas europeos, el 73,3 % de los patos colorados y el 69,2 % de los porrones moñudos. Sergi Campillo, vicealcalde de València y concejal de Ecología Urbana, señala que se demuestra que una gestión adecuada del agua en la marjal y una buena Perellonà prolongada en el tiempo «favorecen la presencia de aves acuáticas».
Aunque Campillo explicaba que la densidad de las poblaciones viene influida «por muchos factores, que van desde el estado general de la especie, la predación o la calidad de otras rutas, disponer de un espacio adecuado para descansar y alimentarse es vital». «Estodemuestra la importancia que tienen las áreas de reserva fijadas entre ayuntamiento y conselleria», manifestaba el edil.
Seguimiento de anoxias
Esta temporada, además, se ha hecho un exhaustivo seguimiento del estado físico-químico de los arrozales en un protocolo coordinado por la Generalitat junto a la Universitat de València para calibrar las anoxias en todo el Parc Natural. Algo que se hizo con el análisis de imágenes satelitales y que puso de nuevo de manifiesto que la pudrición de la paja se produce en aquellas parcelas donde no se realiza ningún tipo de gestión con los restos de la cosecha.
El informe destaca la presencia cada vez mayor de un ave como la aguja colinegra (Limosa limosa), que atraviesa por una situación crítica en Europa. Entre febrero y marzo se llegó a alcanzar un pico de 2.000 ejemplares, lo que confirma el papel de los marjales y el cultivo del arroz.
La consellera Mireia Mollà recordaba que para que un plan de recuperación se consolide «se ha de garantizar que la biodiversidad que la transita encuentre la excelencia». E incidía en la importancia de un caudal ecológico como el que se ha conseguido en el plan hidrológico 2022-2027. «Es algo que hemos logrado al margen de otras consideraciones, así es que vamos a ver cómo mejora el enclave y las actuaciones que pongamos en marcha tendrán más éxito», concluía.