El Consell empieza nueva etapa: un Botànic 2.5 se podría decir encaminado a que exista un 3.0 a partir de mayo de 2023. El principal anclaje es ese, el de la apertura de un ciclo nuevo, con ideas renovadas. El president, Ximo Puig, insistió ayer en esta idea, que ya ofreció con diferentes formas el pasado sábado, cuando compareció para anunciar los cinco cambios en el Ejecutivo. El ciclo nuevo es también una manera de combatir la idea de fin de ciclo.

Los consellers nuevos (cuatro lo son; uno, Arcadi España, cambia la cartera de Política Territorial por Hacienda) se sentaron ayer en lugar principal del saló de Corts del Palau de la Generalitat (el de las ocasiones importantes) antes de prometer sus cargos. En primera fila del auditorio observaba el expresident Joan Lerma. No se realizaba una remodelación tan numerosa desde los últimos años de su gobierno. Entonces, la operación de cambio de etapa no impidió la pérdida del poder en 1995 frente a la derecha.

Ximo Puig incidió ayer en enraizar el movimiento en el momento actual. Los tiempos han cambiado con la superación de lo más duro de la pandemia y las consecuencias de una guerra en un rincón de Europa «y el Consell cambia», dijo el jefe del Ejecutivo. Precisamente, empezó su intervención en el acto solemne con una cita del economista esencial para la socialdemocracia John Maynard Keynes: «Cuando los hechos cambian, yo cambio de opinión». La frase extracta a grandes trazos las decisiones de los últimos días.

Si se profundiza y se entra en la cirugía fina, de lo que se trata es de «actualizar un proyecto vigente». En esa idea abundó ayer también la vicepresidenta y líder del principal partido socio de gobierno, Mónica Oltra, al remarcar que existe la hoja de ruta del Botànic.

Puig señaló en la línea de lo expuesto el sábado que el objetivo es «relanzar la Comunitat Valenciana y reorientar la acción de gobierno» iniciada en 2015 hacia «las transformaciones que marcarán esta década».

La aspiración hoy es doble, dijo: «Propiciar que se viva mejor, con más libertad, igualdad y fraternidad, y atraer más empresas, turismo de calidad y talento». La intención es exprimir eso que Puig ha etiquetado como «el momento valenciano», la buena posición frente a otras comunidades a la hora de conseguir proyectos económicos. La gigafactoría de baterías eléctricas de Sagunt es el caso modélico. Las bases de ese momento no se han de mover. Los movimientos irían encaminados a evitar que se tambaleen los cimientos de «estabilidad, acuerdo y soluciones».

Los retos para este momento, agregó a modo de cartilla de trabajo, son «la igualdad entre hombre y mujeres, la superación de la desigualdad social y el respeto al planeta». Esto último supone hablar de un cambio energético que debe traer más empleo y riqueza, según el diseño de Puig, que está preocupado por la soberanía energética. Dejó un mensaje en este aspecto para los socios que dudan sobre cómo afrontar los avances en energía renovables. «No habrá futuro ni progreso sin planeta, como tampoco habrá planeta sin trabajo ni empleo», defendió el president.

Puig concretó esa cartilla a cada conseller entrante. A España le destacó la gestión de los fondos europeos. A Raquel Tamarit, la nueva FP. A Miguel Mínguez, la modernización de la sanidad. A Rebeca Torró, proseguir en los avances en movilidad sostenible. Y de Josefina Bueno dijo que la Innovación es clave en esta etapa. «Todos», resumió, «constituyen un perfil de gestión solvente y experimentado».