Hoy gran parte de la Península Ibérica comenzará una serie de tres días en los que el calor extremo será noticia. Como cada vez que se barrunta uno de estos episodios meteorológicos excepcionales, en muchas plataformas de la red y foros de debate, expertos y comunicadores se han enzarzado en una batalla sin cuartel en la que los primeros, a veces demasiado cautelosos, tratan de relativizar la situación y los segundos buscan relatar los rasgos más llamativos del evento. Cada uno tiene su rol y ambos son compatibles desde el rigor, pero al final los papeles se llevan al extremo y algunos hasta los pierden. Hay quienes en su condición de entendidos reniegan de todo lo que vierten los medios de comunicación, y pagan justos por pecadores. En ocasiones, para moderar el argumentario caen en la tibieza más absoluta, en la que episodios con visos de ser extraordinarios casi se venden como vulgares, porque solo se empeñan en destacar lo ordinario para contradecir a los otros.

Esto pasa en España, Portugal, Italia o Argentina, es un debate estandarizado en el mundo, donde cada cuál trata de mostrar su superioridad dialéctica y a veces hasta moral. Estando encaminados hacia un episodio que probablemente hará historia en España, así lo ha expresado incluso el portavoz de la AEMET, Rubén del Campo, muchos lo han venido tildando de “normal” y propio de los prolegómenos del verano. Otros andamos en la cruzada de no suavizar el evento, ni tampoco exaltarlo demasiado, a través de datos climatológicos que nos sugieren que la posición intermedia es la más correcta. Por un lado, podemos ver que la situación puede que no cumpla con los criterios de “ola de calor”, pero es que eso no la exime de ser extraordinaria, porque hay vida más allá de las nomenclaturas gruesas. No tendremos el calor que podría batir récords en julio, sino el que los pulverizará en mayo, que es un mes aún primaveral.

Los mapas de anomalías nos indican que en las capas medias y bajas de la troposfera habrá temperaturas nunca observadas desde los años 70, y ahí estoy siendo yo comedido, porque irán más allá, pero me ciño al modelo europeo con el que trabajamos en Meteored (tiempo.com). Los pronósticos muestran que entre hoy, mañana y el domingo 15 capitales de provincia, como Zaragoza, Valladolid o Madrid, podrían batir los récords de temperatura absoluta para el mes de mayo, y muchas de esas series vienen desde más atrás en el tiempo. Los madrileños no se enfrentarán a temperaturas nunca vistas en la canícula, porque de 37 ºC sufren unas cuantas, pero sí a un calor inédito en estas fechas de la primavera, que se suma a un largo historial de fenómenos recientes que chirrían.