Ocho de cada diez enfermeras y enfermeros de la Comunitat Valenciana han sufrido agresiones mientras desempeñaban su labor asistencial y de cuidados en un centro sanitario o sociosanitario, y cerca de la mitad lo han sido hasta en cinco ocasiones y alrededor de un 12 % en más de diez.

Así se desprende de la macroencuesta realizada por el Sindicato de Enfermería SATSE a profesionales de la Comunitat Valenciana y del resto de las comunidades para hacer una "radiografía" actualizada sobre el grave problema de violencia en el ámbito sanitario que se sufre en el conjunto del Estado.

En concreto, el 78 % de las enfermeras y enfermeros de la Comunitat consultados por SATSE ha sufrido alguna agresión, ya sea física (empujones, retenciones involuntarias, puñetazos…) o verbal (amenazas, vejaciones, insultos…) a lo largo de su vida laboral por parte de pacientes y/o familiares.

Del porcentaje de enfermeras y enfermeros agredidos, el 51 % lo ha sido hasta en 5 ocasiones; el 24 %, en una única ocasión; el 11 %, entre 6 y 10 ocasiones y el 11 %, en más de diez ocasiones.

En concreto, en los dos últimos años, marcados sanitariamente por la pandemia del covid-19, han sufrido algún tipo de agresión el 72 por ciento de las enfermeras y enfermeros de la Comunitat.

Asimismo, el 74 % de los profesionales consultados piensa que el ambiente laboral en los centros sanitarios y sociosanitarios, así como la relación con los pacientes, "ha empeorado en los dos últimos años".

El 6 % considera que solo han empeorado la relaciones con los pacientes y casi el 8 % opina que lo que ha empeorado es el ambiente laboral, según los datos de la encuesta.

Al preguntar por el tipo de agresión sufrida, y teniendo en cuenta que un tipo de agresión no excluye a otra y que una misma persona puede sufrir distintos tipos de agresiones, incluso dentro de un mismo acto de violencia, se constata que, mayoritariamente, son los insultos (78 %) y las amenazas (70 %) las formas más frecuentes de agresión, seguidas de las vejaciones (33 %).

En lo referido a las agresiones físicas (empujones, puñetazos...), éstas las ha sufrido el 10 % de los participantes en la encuesta y un 4 % de los encuestados ha sido retenido contra su voluntad.

Respecto al apoyo ante la agresión, el 61 % de las enfermeras no ha recibido apoyo de su empleador (en este caso la Conselleria de Sanidad) y el 38 % reconoce que sí lo han recibido.

En cuanto a la ayuda psicológica especializada por parte del empleador o del centro de trabajo, el 95 % no la ha recibido y algo más de un 4 % sí, según SATSE.

Sobre las principales causas que incluyen en las agresiones, el 87 % opina que la crispación social, el 78 % que la falta de personal, el 69 % que los largos tiempos de espera, el 46 % la falta de información, casi el 28 % por la situación de las instalaciones y el 34 % por el descontento con la atención recibida.

En cuanto a la información o formación necesaria para afrontar una agresión en el desempeño laboral, el 69 % considera que no la ha recibido, y más del 30 % que sí. En relación a ello, la encuesta preguntaba si el centro sanitario disponía de los medios y medidas necesarias para evitar las agresiones: el 59 % considera que no, el 10 % que sí y algo más del 30 % no sabe o no contesta.

A juicio de SATSE, todos estos datos son "muy graves y alarmantes" y considera que las Administraciones sanitarias deberían hacer actuar "de manera conjunta, coordinada y eficaz" a todas las administraciones públicas y empresas sanitarias privadas, "teniendo como referente una Ley estatal que luche contra esta grave lacra que afecta especialmente al colectivo de enfermeras y enfermeros por su relación más estrecha y cercana con el paciente y sus familiares".

De hecho, casi el 97 % de las enfermeras encuestadas considera que sería necesaria una Ley estatal para luchar contra las agresiones en los centros sanitarios, con la finalidad de crear un marco común de actuación para erradicar este problema.