La rebaja del IVA a los productos menstruales se ha quedado fuera de la Ley del Aborto. Pendiente. En el tintero. Y sin fecha de ejecución. Desde el Gobierno de España dicen que se debatirá para los próximos presupuestos, pero la realidad es que actualmente, las compresas, los tampones y otros productos tienen un impuesto sobre el precio del 10 %, mientras que los considerados «productos de primera necesidad» tienen un IVA reducido, del 4 %.

«¿Cómo puede ser que la viagra tenga un IVA del 4 % y las compresas del 10 %?, es alucinante», se pregunta María Escalona, activista menstrual y portavoz de la ONG Balloona Matata. Por eso, una veintena de activistas convocadas por la entidad solidaria que preside Escalona y agrupadas en lo que se llama el Bloque Rojo por la dignidad menstrual, salieron ayer a la calle para realizar una performance artística con tres objetivos en el Día de la Salud Menstrual.

Reivindicar «la urgencia de rebajar el IVA a los productos de gestión menstrual o eximirlo directamente, ya que son bienes de primera necesidad y eso es algo innegable»; visibilizar el sangrado y por último dar a conocer las enfermedades relacionadas con la menstruación y silenciadas como la endometriosis. Lo hicieron sacando la regla a relucir. A ojos de toda la sociedad.

«La menstruación siempre ha estado dentro de casa y dentro de nuestras bragas, por eso queremos sacarla fuera. Es una metáfora, y es que el sangrado no es solo de la mujer, sino de toda la sociedad. Sangramos por la regla pero sin ovulación no habría nacimiento de las personas», dice. Bragas con sangre y una tela tubular roja simulando el dolor y las contracciones provocadas por él. Esas son las imágenes con las que quieren «impactar» a la sociedad. La regla existe y se hace manifiesta cada mes. Y por eso hay que hacerla visible, añade la activista.

Escalona recuerda que, aunque sí se plasmó la medida en el borrador de la nueva Ley del Aborto aprobada por el Ministerio de Igualdad hace unos días, «se ha quedado fuera de la norma». «Se quedan en promesas electorales, ni tan siquiera cumplen los acuerdos que tenían, mientras nosotras sangramos mes a mes y todavía hay muchísimas mujeres que no pueden acceder a medios para manejar la menstruación con dignidad». Y eso se llama pobreza menstrual y la sufren un 22 % de las mujeres en España según la propia ministra Irene Montero.

Este asunto ya salió al debate público hace unos meses cuando miembros de Esquerra Republicana del País Valencià recogieron más de 13.000 firmas para presentar una Iniciativa Legislativa Popular ( IPL) llamada «Tres voltes rebel» para conseguir la gratuidad de los productos de gestión menstrual (sobre todo los sostenibles). Entregaron la recogida de miles de firmas a las entregaron a las Corts Valencianes para su debate público. En esa propuesta, mencionaban que «entre los países de la Unión Europea, es en el Estado Español e Italia donde la tasa se materializa de manera más acusada, mientras que en las Islas Canarias son el único territorio español donde no existe esto desde 2018». «En el resto de países de nuestro entorno -reza el documento- es un ejemplo Escocia, donde se ha aprobado una ley que garantiza el derecho al acceso gratis de estos productos sanitarios».

Métodos sostenibles

Por otra parte, la activista María Escalona reivindica los productos sostenible. «Creemos que es una pasada. Los productos de gestión menstrual sostenible como las compresas de tela y la copa menstrual deberían no solo ofrecerse de forma gratuita a las más jóvenes sino divulgar sobre estos métodos para ir hacia un mundo con menos desechos», razona la educadora menstrual. Además, dice que aprovechan el Día de la Salud Menstrual para reivindicar métodos saludables para las mujeres.

«Los tampones, por ejemplo, tienen agentes químicos muy poco saludables que están en contacto con la piel y los órganos internos de la mujer». «Tienen sustancias químicas nocivas para nosotras que pueden derivar en ciertas enfermedades», asegura. Por eso, cree que «tenemos que ir hacia productos sostenibles y amigables con nuestros cuerpos».

Respecto a los compuestos químicos, Escalona dice que «no hay que demonizar los tampones tampoco, pero hay que ser conscientes de lo que hay y conocer todas las opciones».