Parecía lejano pero ya está ahí. Esta es la sensación que tienen miles de estudiantes que, este martes, afrontan las Pruebas de Acceso a la Universidad (PAU) de 2021-22. Después de las diferentes olas y restricciones, la actual situación epidemiológica y el levantamiento de las medidas permiten una selectividad al uso, como aquellas anteriores a la crisis sanitaria que estalló en marzo de 2020.

Por tanto, atrás quedan situaciones tan excepcionales como las pruebas de ese curso que, tras la desescalada, se pospusieron a julio y septiembre y se realizaron en los mismos centros de Secundaria en las que el alumnado aspirantese formó. Lo nunca visto en décadas de exámenes.

Ya en 2020-21, las pruebas de acceso a la Universidad volvieron a los campus, pero entre medidas de prevención de contagios y con mascarilla obligatoria en las aulas. En este curso, sin embargo, los rostros sí que podrán estar al descubierto por completo, al haberse levantado la protección facial obligatoria en las aulas, desde después de Pascua.

Así, el alumnado se examinará tal y como ha estado en clase durante las últimas semanas, tanto en las aulas de las universidades como en los institutos, sin más distancia que la habitual para no copiar, si bien sí se recomienda evitar las aglomeraciones.

En total, en la convocatoria de junio se presentan 22.511 estudiantes, que se examinarán en las cinco universidades públicas valencianas entre pasado mañana, el miércoles y el jueves. La mayoría son de Bachillerato y 1.523 de ciclos formativos. La cifra supone cerca de 2.000 estudiantes menos, pues las dos últimas convocatorias se habían registrado los números de aspirantes más altos de la década.

Lo que sí se mantiene todavía en la selectividad es el modelo de mayor optatividad para el alumnado implantado en 2020, es decir, con más opciones para elegir las preguntas sin tener que decantarse solo por la ‘opción A’ u ‘opción B’. Esto es un punto que agradecen, y reconocen tener un pequeño «privilegio». Así lo expresan Ferrando Romero, Marcos Quiles, Eva Baldonado, Helena Podadera y Andrea Giménez, que cursan 2º de Bachillerato en el IES Juan de Garay de València y atienden a Levante-EMV a cuatro días de las pruebas.

Como es habitual, sienten cierto «estrés» ante lo que está por venir pero, al mismo tiempo, afirman que, cuando todo pase, será el momento de disfrutar del verano. «Ya estará todo hecho, así que tocará disfrutar, porque nos lo hemos ganado», defienden.

Ingeniería Aerospacial, Biotecnología, Comunicación Audiovisual o Periodismo son las metas de estos jóvenes de 17 y 18 años, aunque lo ven difícil, por las elevadas notas de corte, disparadas los últimos cursos.

Además, entre las dificultades, aseguran que la pandemia no facilitó las cosas los últimos cursos. «Nos hemos visto perjudicados y, además fuimos a clase por turnos en 1º de Bachillerato», explica Andrea. Por eso, Eva asegura que han sentido «un cambio muy grande» entre 1º y 2º de Bachillerato.

Mientras ambas jóvenes temen «no entrar a la carrera o sacar la nota que hace falta» y consideran que la selectividad marca un antes y un después en la trayectoria vital, Ferrando quita hierro al asunto. «Me intento tranquilizar y ,si tengo un mal día y algo sale mal, pues aprenderé de los errores», afirma el estudiante. «Es un examen más y ya está, pero lo peor es la presión que pone el profesorado durante el curso», añade. No obstante, reconocen que echarán de menos a sus docentes en la selectividad, pues uno de sus temores es «no conocer a quien te corrige el examen y que ellos tampoco te conozcan».

A pesar de los miedos, en la carrera de fondo que supone el acceso a la universidad, estos alumnos van entrenados. Explican a este periódico que, a lo largo del curso, ya han hecho varias ‘selectividades’, pues el profesorado concentraba los exámenes de cada trimestre los mismos días. «Se pasa mal, pero así vamos preparadísimos», aseguran.

En sus quinielas sobre qué se les puede preguntar aparecen Joan Fuster —por el centenario de su nacimiento— y la guerra de Ucrania, y también temen la Transición en Historia, un tema poco frecuente, que no suelen dar en profundidad (por ser el final del temario) y que se podría relacionar con la situación de la familia real o el actual clima político, según reflexionan.

Ir lo más tranquilos posibles

Desde la coordinación de las Pruebas de Acceso a la Universidad, Toni Gil explica que pocos días antes no tienen la confirmación de estudiantes con covid que no puedan presentarse a las pruebas. «Si hay algún caso, ya lo estudiaríamos, pero esperemos que no salga ninguno y se haga todo con normalidad. Solo tenemos los problemas típicos», asegura.

Ya con menos presión por la pandemia —y con todo a punto para los exámenes—, Gil manda «un consejo muy claro pero difícil de cumplir»: «Hay que ir lo más tranquilos posibles aunque cuesta quitarse los nervios y la tensión acumulados durante tanto tiempo; estudiar con seny, sin pasarse; y que sepan que si les ocurre algo, tienen al profesorado de los tribunales para ayudarles».