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El menor desarrollo económico lastra los avances sociales de los últimos 40 años

El trabajo constata que la riqueza ‘per cápita’ ha caído con respecto a la media de las autonomías

El menor desarrollo económico lastra los avances sociales de los últimos 40 años

El sabor es más dulce que agrio si se compara la realidad valenciana de 2022 con la de hace cuarenta años. Pero el gusto amargo está: por un crecimiento económico importante pero menor que el de otras comunidades españolas y otras regiones de Europa y por las amenazas que el elevado endeudamiento provoca. Es la sensación que queda de la lectura del informe La economía valenciana 40 años después del Estatut d’Autonomía de 1982, presentado ayer por el director del Institut Valencià d’Investigacions Econòmiques (IVIE), Francisco Pérez, en la jornada inaugural del V Congreso de Economía Valenciana, que se celebra en Alicante.

Las grandes cifras de este tiempo de autogobierno dicen que la renta per cápita de los valencianos ha crecido un 60 %, mientras que la población pasaba de 3,7 millones de habitantes a los 5 millones actuales. Sin embargo, las mejoras de productividad y salarios han sido inferiores a las de otras regiones, por lo que, a pesar de los avances, la economía valenciana se ha alejado de otros territorios más prósperos. Así, el Producto Interior Bruto (PIB) per cápita está 12 puntos por debajo de la media nacional, un dato que se utiliza a menudo para denunciar las consecuencias de la infrafinanciación y el centralismo, porque en 1982 la C. Valenciana se situaba en la media española en este indicador. Algo ha pasado.

El documento subraya que las «zonas de sombra» se han acentuado en los últimos 15 años, un periodo en el que el crecimiento ha sido muy irregular, debido a las crisis sufridas. El resumen de estos 40 años podría ser que la C. Valenciana vivió 25 años de bonanza desde 1982 hasta 2008, pero en los últimos quince «hemos padecido fuertes y frecuentes perturbaciones» que han revelado que en la globalización «existen oportunidades pero también amenazas».

Y observado el tiempo de hoy, los investigadores del IVIE constatan la similitud de algunos rasgos con los de 1982. Por ejemplo, existe una importante crisis energética y fuertes tensiones internacionales, la dificultad de consolidar una senda de crecimiento sin interrupciones y la necesidad de abordar un buen número de reformas pendientes. A saber: fiscal, laboral, pensiones, financiación autonómica y educativa. Y para acabar de cerrar el círculo está el regreso del peligro de una alta inflación y de la conflictividad social.

En la parte positiva, el informe subraya la presencia de la Generalitat, inexistente en 1982, y que hoy es oferente y garante de los principales servicios públicos fundamentales. Su desarrollo ha sido el del Estado del bienestar en este tiempo y permite hoy «una mirada valenciana» a los grandes retos sociales.

Así, el gasto público de la Generalitat se sitúa en niveles próximos a la media de las comunidades, pero los ingresos son inferiores. Es la famosa infrafinanciación, que va unida a un mayor endeudamiento, el mayor de todas las comunidades en porcentaje de PIB. «Solo es sostenible por los auxilios financieros recibidos. Sin un cambio del sistema de financiación y una reestructuración en profundidad de la deuda, la viabilidad financiera de la autonomía está amenazada». Esta es la preocupante conclusión.

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