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Reconocimiento al patrimonio de la seda

«Seguimos manteniendo esta herencia gracias a la industria tradicional», explica la investigadora Ester Alba

Telar de seda tradicional que sigue en funcionamiento en varias empresas valencianas. | UV

La historia de los valencianos está tejida en seda y los grandes promotores de la salvaguarda de su patrimonio en la Comunitat Valenciana se llevaron ayer una alegría. El proyecto Silknow, liderado por la Universitat de València y en el que participan seis países (Alemania, Eslovenia, España, Francia, Italia y Polonia), ganó ayer el Premio Europa Nostra 2022 en la categoría de investigación. El jurado ha tenido en cuenta el sistema innovador del proyecto para facilitar la transferencia de los conocimientos sobre el tejido de la seda.

Durante el primer tercio del siglo XVIII, el 90 % de los pueblos del Reino de Valencia producían seda y la capital se convirtió en el centro manufacturero en España con 4.000 telares y casi ocho mil trabajadores directos. El proyecto Silknow ha permitido investigar sobre las técnicas de aquella época, con un trabajo mixto entre técnicos de humanidades y tecnólogos, entre otras cosas.

«Nos hemos unido a compañeros de universidades de Francia e Italia, que comerciaban en el pasado con España con la seda como protagonista», explica Ester Alba, profesora de Historia del Arte e investigadora general de Silknow junto a Marcos Fernández. «No solo es un patrimonio del pasado, sino también del presente. El telar de Jacquard se sigue utilizando por varias empresas, como Garín, que se fundó en 1820 en València y ahora tiene sede en Moncada. También continúan con esta tradición Catalá, ahora Compañía Valenciana de la Seda, y Camilo Miralles, pues siguen utilizando estos telares. Ese patrimonio de la seda se siguiente manteniendo gracias a quienes siguen utilizando métodos tradicionales», añade Ester Alba. El telar Jacquard fue desarrollado por un trabajador de una industria textil francesa en el año 1801 llamado Joseph Marie Jacquard.

El proyecto, que nació de la importancia que tiene el patrimonio de la seda para Europa como espacio de intercambio cultural, lingüístico y económico, ha tenido una duración de 36 meses, de 2018 a 2021, y ha sido evaluado y aprobado por los expertos de la Comisión Europea de forma enormemente positiva. «Silknow produjo herramientas digitales más allá de las tecnologías actuales para mejorar la comprensión y conservación del patrimonio europeo de la seda, un patrimonio que tenemos que conservar. Nuestro interés ha sido el de ligar el pasado con el presente para difundir un patrimonio que es de todos», afirma la investigadora de la Universitat de València. «Este proyecto representa un importante ejemplo de cómo la artesanía, y por tanto el patrimonio inmaterial, puede vincularse a las herramientas digitales y cómo estas herramientas pueden utilizarse para democratizar el acceso a los conocimientos técnicos», apuntó, por su parte, el jurado de los premios.

Información digitalizada

El proyecto ayuda a preservar el patrimonio inmaterial de las antiguas técnicas de tejido utilizando la información digitalizada preexistente sobre la seda para estudiar, mostrar y preservar las colecciones digitales de seda. Los usuarios pueden acceder a las colecciones a través de un motor de búsqueda exploratoria, mapas espacio-temporales y simulaciones visuales y tangibles en 3D.

Los datos preexistentes se analizaron y procesaron con técnicas avanzadas de análisis de texto y aprendizaje profundo basado en imágenes para homogeneizar su contenido, recuperar automáticamente la información semántica, completar los datos mal etiquetados y traducir el texto a cuatro idiomas. La Ruta de la Seda Occidental fue una red de centros de producción y mercado, que conectaba a los países de todo el continente.

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